Creo que es la primera víspera de un viaje que duermo sin problemas, sin nervios y sin darle mil vueltas a cualquier tema, aunque no tenga que ver con el viaje ¿será buena o mala señal?. Suena el despertador y me levanto fresca y a la primera. Esto sí que es cosa de la emoción. Tenía que terminar de cerrar mi ridícula maleta de 10 kg y después había quedado con Mario para desayunar e ir al aeropuerto porque mi vuelo salía a las 13:30 h.
No estaba nerviosa... que raro en mi. Después de tomarme mi tostada y hablar un rato con Mario nos fuimos al aeropuerto. Aquí me tenía que quedar yo sola... no sabéis lo eterna que se me hizo la espera porque la batería de mi móvil está rota y tenía que reservarla para cuando llegase a Londres. Ni fotos, ni whatsapp... y encima empezaron a invadirme los nervios que ya estaban tardando en aparecer. Me dediqué a dar vueltas por el aeropuerto como una tonta esperando a que pusieran mi puerta de embarque en las pantallas. ¿Pesaría mi maleta mas de 10 kg? en realidad pesaba 7,5 kg... ¿me pillarían la mochila que la llevaba escondida dentro del chaquetón? me hacía una joroba curiosa. Si os digo cómo tuve que pasar la réflex por no meterla en la maleta... lo se, soy muy ridícula pero la quiero como si fuese mi hija...
Por fin llegó el momento de subir al avión y por supuesto no me pusieron ninguna pega por la maleta ni la joroba. Aunque haya que mantener la compostura, en realidad en mi mente había una sonrisa poderosa que decía: chavales... ¡tengo ventanilla en el avión! y gracias a eso el viaje se me hizo cortísimo y eso que las 2 horas y media no las quita nadie.
Los paisajes que podía ver por la ventanilla me hicieron el viaje muy ameno. Adoro la ventanilla del avión siempre y cuando no hayan nubes, y depende que nubes... a veces también es muy bonito. Después de pasar los Pirineos, Francia y el mar... llegamos a terreno británico ¡qué cosa mas verde! y no había terminado de disfrutar Inglaterra desde las alturas cuando avisaron que ya estábamos llegando a Londres. ¡Se acerca el momento!
Aterrizamos en Gatwick. Yo pensaba ver aviones de estos enormes de America Airlines, Fly Emirates... igual que los vimos en Roma (me encantó Thai Airways) pero no. Los aeropuertos británicos están dominados por las low-cost de Ryanair e easyJet por muy grande que sea el aeropuerto y si quieres ver aviones de los que imponen... tendremos que volar a la North Terminal de Gatwick o Heathrow con una línea regular.
Pero salir de allí no fue difícil, al menos no tanto como cuando llegamos a Fiumicino en Roma. Dario me esperaba en el aeropuerto y fuimos hasta los andenes de los autobuses que van a Londres, aquí lo explico mejor. El trayecto de hora y media se pasó como si fuese menos de media hora. Llevaba meses sin ver a Dario y no podía hablar con él y actualizarle los cotilleos sin perderme el paisaje que era maravilloso. ¿Y la gente se queja de que el camino hasta Londres es largo? yo iba alucinada viendo esos árboles y esas praderas verdes, esas casitas de juguete... todo tan bonito y real...!
Y llegamos hasta la estación Victoria. Muy valiente fue la decisión de Dario diciendo que no hacia falta usar metro hasta su casa porque vive muy céntrico... calculé la distancia con el Google Maps y fueron 4 km cargada de minimaleta!!! pero también se me hizo como si nada. Como mucho un par de ellos porque iba observando cada calle para no perderme ni un solo detalle. Londres es una gran ciudad pero por ahora no me estaba sorprendiendo...
Cruzamos Hyde Park de abajo hasta arriba y luego caminamos por su calle durante 1 km. Su calle está repleta de locales de comida árabe y cafeterías donde solo ves hombres árabes con cachimbas, tomando café y mujeres cubiertas con burcas negros. Aun así su calle era muy concurrida y había mucho ruido y movimiento. No faltaban hoteles, cafeterías de Costa, McDonals, pubs ingleses, supermercados, restaurantes... parecía una buena zona. Nada mas llegar me enseñó su minúsculo piso donde a penas cabía un sofá y un frigo en lo que se consideraba "salón". Pero era limpio y reformado así que no estaba mal. Liberé la ropa de la maleta que estaba metida a presión y fuimos a un cajero justo al lado de su piso a que adquiriese mis primeros pounds y después al súpermercado a hacer nuestra compra de guarrerías como yo le digo. Solo compramos pan de sándwich, un montón de cookies con las que nos alimentamos el resto de los días, una pizza y carrot cake. Qué curiosos son los supermercados... es una de las cosas que hay que experimentar cuando se sale de nuestro país!
Cruzando Hyde Park
Edgware Rd, la calle de nuestro piso
Haciendo la compra en el súper. Mis primeros pounds
Una vez terminada la compra por fin nos fuimos al centro ¡¡me estaba empezando a desesperar!!. A un solo km teníamos Oxford Street, la principal calle de tiendas y a partir de ahí estábamos en el centro. Sin embargo el centro de Londres no era como esperaba. No habían edificios antiguos ni bonitos. Simplemente hormigón y mas hormigón, edificios modernos y enormes, un Zara detrás de otro, Starbucsks, McDonals los que quisieras, centros comerciales... ¿qué diferencia hay de la Gran Vía de Madrid y esto? que el 70% de los vehículos en circulación son autobuses rojos y taxis. Si no tienes cientos de pounds para gastar en ropa no mola.
Oxford Street
Entonces llegamos a Picadilly Circus, el lugar más excitante del centro de Londres entre enormes pantallas luminosas que sin ningún tipo de sonido son capaces de absorberte. Es el cruce de las avenidas mas concurridas de la ciudad: Regent St y Coventry St que termina en Leicester Square, otra plaza muy animada donde hay cines y musicales. El ambiente es casi mejor que en Picadilly con cientos de personas, música y movimiento en general.
Regent Street
Picadilly Circus
Liberty London, Soho
Callejeamos por todo el barrio del Soho y recorrimos sus animadas calles repletas de bares ingleses con un ambiente cervecero muy animado ¡¿pero con esos precios quién puede salir de cerves?!. Llegamos a Chinatown en busca de un lugar donde cenar, pues parece verdad eso de que allí solo se comen cosas internacionales, y así de paso vimos el barrio chino. Pero me llevé una decepción. No había tanta gente como en las fotos que había visto y tampoco estaba decorado con farolillos rojos!! cierto es que allí las 22:30 h. de la noche puede ser como aquí a las 00:30 h. un jueves... pero no hay color. Supongo que las noches de viernes y sábado la cosa cambia mucho.
Tras comparar varios restaurantes con menús de 13 £ hacia arriba y cartas que no entendíamos optamos por un buffet libre de 12 £ en la misma calle de Chinatown. Había una gran variedad de comida y toda pintaba deliciosa ¡se me hacía la boca agua! si volviese a Londres volvería a cenar en ese sitio, que además para estar en pleno centro el precio era muy bueno.
Chinatown, Soho
Cenando en Chinatown
Terminamos de cenar y nos fuimos a dormir. Era el primer día visitando Londres y ya recorrimos mas de 7 km en total; no podíamos apretar tanto, sino a ver quien es el guapo que aguanta los 5 días. Volvimos a casa, una peli y a descansar. Mañana más y mejor :D
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