Esto después de que Airbus diera a conocer que ya trabaja en aviones comerciales que usarán hidrógeno como combustible.
El objetivo de la empresa, es que una aeronave propulsada con hidrógeno surque los aires en 2035.
Para ello, trabajan en tres modelos conceptuales que se agrupan bajo el proyecto ZEROe.
Cada uno de ellos tiene el potencial de reducir las emisiones contaminantes de la industria aérea en 50% sobre lo que ocurre hoy en día.
“Apenas hace cinco años, la propulsión con hidrógeno ni siquiera estaba en nuestro radar como una tecnología viable para la reducción de emisiones”, dijo Glenn Llewellyn, vicepresidente de la sección de zero emisiones de Airbus.
“Hoy, estamos emocionados por el increíble potencial que el hidrógeno ofrece a la aviación en términos de una disruptiva reducción de emisiones”.
El primer modelo presentado por Airbus se llama Turbofan, donde el sistema de almacenamiento y distribución de hidrógeno líquido está ubicado detrás del mamparo trasero del avión.
Podría llevar a entre 120 y 200 pasajeros a una distancia de 3,700 kilómetros, con lo que se podría volar desde México a Toronto, Bogotá, Nueva York, San Francisco o Santo Domingo.
El segundo es el Turbodrop, que tiene un sistema de propulsión similar, pero que es complementado por turbohélices que dan más empuje.
Este, podría cubrir 1,800 kilómetros con 100 pasajeros, con lo que podrías volar desde México a Dallas, La Habana o Mérida o desde Madrid a Hamburgo, Praga, Viena o Edimburgo.
Finalmente, el BWB ofrece el cambio más radical en la imagen que tenemos de los aviones.
El modelo BWB se planea con un interior excepcionalmente amplio, que multiplica las opciones para almacenar y distribuir el hidrógeno en lugares tan diversos como debajo de las alas.
Este también cubriría 3,700 kilómetros con 200 pasajeros, suficiente para ir de Buenos Aires a Lima, Brasilia, Santiago o La Paz.
Grazia Vittadini, jefa de tecnología de Airbus, dijo que se espera que el próximo año se tengan los primeros resultados sobre estos modelos, y que la decisión final sobre cual de ellos se desarrollará se tomará en 2025.
Esto quiere decir que los ingenieros de Airbus tienen cinco años para madurar todas las tecnologías relacionadas con el hidrógeno como combustible, que como desventaja tiene el ser extremadamente volátil.
Vittadini también mencionó que es necesario bajar los costos del hidrógeno verde para ayudar a la industria aérea en esta lucha.
Hoy en día el hidrógenos se puede conseguir rompiendo partículas de agua en hidrógeno y oxígeno usando electricidad o energía nuclear, pero también a partir de combustibles fósiles, lo cual frustraría el deseo de que sea una energía limpia.
Para Guillaume Fraury, CEO de Airbus, los modelos mostrados son el primer paso de la transición más importante que ha vivido la industria.
“Creo con firmeza que el uso de hidrógeno, ya sea como parte de combustibles sintéticos o como la principal fuente de poder para las aeronaves comerciales, tiene el potencial de reducir significativamente el impacto climático de la aviación”.
Fraury también advirtió que la transición al hidrógeno requerirá el compromiso de los gobiernos de los países, pues estarán obligados a hacer cambios importantes en los sistemas de los aeropuertos.
Aunque los diseños son futuristas, no sería la primera vez que el hidrógeno es utilizado como combustible.
Los dirigibles de pasajeros a inicios del siglo XX, usaban hidrógeno, pero el desastre del Hinderburg marcó el fin de esa etapa.
Además de este proyecto, Airbus también trabaja en otras opciones sustentables, uno de los cuales es un proyecto conjunto con EasyJet de aviones híbridos.
Tampoco descartan aviones eléctricos para menos pasajeros y distancias más cortas.
Un modelo de avión eléctrico ya se desarrolla comercialmente en Canadá, y si todo va bien operará en los próximos años.
De lo que no cabe duda, es que se trabaja para que uno de los mayores enemigos del turismo sostenible, las emisiones contaminantes, logren ser eliminadas de la aviación lo antes posible.
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