Elizabeth Velásquez, mejor conocida como “Lizzie”, conoce desde pequeña y de primera mano lo que es ser víctima de bullying y acoso. Sin embargo, esa misma crueldad que recibió en su adolescencia le han dado la fuerza para alzar la voz en nombre de quienes son a diario intimidados.
Lizzie nació en Texas, Estados Unidos, y los pronósticos que los médicos tenían para ella no resultaban nada alentadores. Sus padres fueron advertidos de que “no podría hablar, gatear, caminar, ni hacer las cosas por sí misma” pero ellos nunca se rindieron.
Fue por decisión de ambos que Elizabeth estudió es una escuela regular, para que no se sintiera diferente aunque en realidad sí lo era: mientras los demás se empeñaban en hacerla sentir mal, ella los tratara a todos con amabilidad, tal y como le enseñaron sus progenitores.
No fue sino hasta el año 2013 cuando su enfermedad recibió nombre: Lizzie padece de síndrome progeroide neonatal o síndrome de Wiedemann-Rautenstrauch, el que le costó la vista de su ojo derecho, le impide subir de peso y le causa envejecimiento prematuro.
A eso también se le suma el síndrome de Marfan, una patología de los tejidos que hace que los miembros crezcan de manera inusual (los dedos de sus manos son muy alargados, entre otros.)
Este combo de afecciones son las que le proporcionan a Elizabeth ese aspecto poco aceptable en la sociedad de hoy en día. Sin embargo, su belleza interior se refleja en cada conferencia que dicta.
Con el paso de los años, Velásquez ha sabido ganarse el apoyo del mundo y esto incluye el reconocimiento y aceptación de una enfermedad que hasta años antes de Lizzie, parecía ser un tabú.
Del síndrome sólo se conocían un par de casos, incluido el suyo. Una vez revelado su diagnóstico, fue más sencillo para otros pacientes también saber lo que tenían y que pueden ser optimistas a pesar de ello.
Su niñez
Los niños no suelen tener “filtro” al momento de decir las cosas y, en ocasiones, esto puede salirse un poco de control especialmente cuando observan algo fuera de lo común o que se les hace desconocido.
En el jardín de infantes, Lizzie fue señalada y agredida por ser distinta a los demás. Solían verla y llamarla como “un monstruo” y segregarla del grupo a raíz de una condición sobre la que ella no tenía ningún poder.
En el año 2006, cuando Elizabeth se encontraba en plena adolescencia, descubrió un vídeo en la plataforma Youtube en la que figuraba como “la mujer más fea del mundo”, acompañado de innumerables comentarios crueles hacia su persona.
A pesar de encontrarse “molesta, confundida y emocionalmente destrozada”, Lizzie encontró en este vídeo la fuerza que necesitaba para lograr la superación personal y convertirse en una mano amiga para quienes, al igual que ella, son víctimas del bullying: decidió abrir un canal de Youtube.
A través de su cuenta, la cual ya cuenta con más de 700 mil suscriptores, Lizzie comparte vídeos motivacionales y tutoriales de maquillaje, con la esperanza de que las personas puedan ver todos somos diferentes y que la belleza no se compone únicamente de la apariencia física.
Pero su carrera como oradora motivacional comenzó apenas en el año 2013, tras viralizarse una charla TEDx, donde aseguraba que todos los comentarios negativos que ha recibido a lo largo de su vida los tomaría como una herramienta para alcanzar la superación personal y hacerse notar, y así fue.
Para el año 2015, Lizzie y su campaña anti bullying llegaron a Washington, D.C. para comenzar con el proyecto de Ley Federal contra el acoso escolar en Estados Unidos. Poco a poco ha ido logrando su cometido: convertirse en la voz de las víctimas de acoso.
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Sin duda alguna, Lizzie Velásquez es un ejemplo de fortaleza, superación personal y entereza, cualidades que han permitido que su mensaje e historia lleguen a todas partes del mundo en busca de un cambio.
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