© Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO
Quien se acerca hasta Valencia y desea conocer una de sus señas de identidad paisajísticas más relevantes no puede dejar de asomarse a ese inmenso mar interior que es La Albufera.
Si bien la explotación de la pesca por parte de los vecinos del entorno se remonta al tiempo de la repoblación tras la Reconquista cristiana, la isla solo era utilizada en un principio para albergar pequeñas construcciones que los pescadores utilizaban como refugio o para guardar sus aperos de pesca. No es hasta la segunda mitad del siglo XVIII cuando aquellas construcciones se vuelven más grandes y confortables para acoger la residencia fija de las familias, hasta acabar conformando el poblado que dio lugar a El Palmar. Esta tradición pesquera secular hace que la Cofradía de Pescadores de El Palmar, formalizada como tal a mediados del siglo XIX, siga controlando el derecho de calado -o sea, las condiciones en que se deben realizar las actividades pesqueras- desde que el rey Jaime I les otorgó tal privilegio en 1250, de donde deriva, por ejemplo, que en la actualidad solo se autorice la pesca en la laguna de la preciada anguila a los nacidos en la localidad.
La orografía plana, sin desniveles apreciables en el entorno inmediato de la laguna, junto al hecho de que sus orillas se ven rodeadas de altos y espesos carrizales o interminables plantaciones de arroz hace que la única forma de apreciar el paisaje esencial de La Albufera sea desde dentro. Si se hace acompañado de uno de los pescadores de la zona, mucho mejor. Y si es al atardecer, la experiencia puede llegar a ser casi mística, siempre y cuando las nubes no impidan en el último momento la contemplación de rojo círculo solar escondiéndose por el oeste tras las siluetas de las sierras del Caballón y la Cabrera.
En cualquier caso, el viaje en las típicas barcas planas y alargadas que tradicionalmente se movían impulsándolas mediante las “perchas”, las varas que se hincaban en el fondo de la laguna para darse impulso, siempre va a merecer la pena. El hecho en sí de circular por los estrechos canales que desembocan en la gran laguna brinda una experiencia única, al tiempo que nos acerca a un medio natural de gran importancia.
El resto del año mantiene su profundidad habitual, entre un metro y metro y medio en toda su extensión, a los que se deben sumar cerca de dos metros más de barro en algunos puntos. Evitar quedarse atrapados por el barro es la razón por la que las barcas de La Albufera presentan un fondo plano y la forma de tradicional de desplazarlas era mediante el perchado.
Pero para conocer en profundidad los aspectos relacionados con la ecología que atañen a La Albufera, el otro lugar de visita imprescindible debería ser el Centro de Interpretación del Raco de l’Olla. Además de paneles interpretativos en su interior, el acceso a su torre permite una de las pocas vistas elevadas sobre la laguna. También muy interesante para hacer con niños es el paseo señalizado que conduce por las orillas del lago hasta un observatorio de aves mientras se descubre cómo es el entorno arbolado y vegetal que rodea La Albufera.
El Palmar es hoy el punto con mayor densidad de restaurantes en el entorno inmediato de La Albufera. Como no podía ser de otra manera, el arroz y la anguila son los productos estrella con los que se cocinan platos como paellas de pollo, conejo o mariscos; el “all i pebre de anguilas”; o la “espardeyà” que fusiona pollo, anguilas y huevos.
Entre estas empresas está el restaurante El Palmar, que cuenta con un embarcadero junto a su aparcamiento. En los paseos que coinciden con la puesta de sol se realiza una pequeña parada en mitad del lago. Un momento mágico que se disfruta en medio de un silencio coloreado tanto por los últimos rayos del sol como por el ajetreo de las aves y el plácido sonido del agua chocando contra la barca.
Dada la gran demanda en determinadas épocas del año conviene hacer la reserva con tiempo en los tel. 679 29 90 88 y 677 30 27 52. Web: http://www.paseosenbarcaalbufera.com.
QUÉ MÁS SE PUEDE HACER EN EL PALMAR. Puedes completar la visita a esta pequeña localidad visitante un Museo Etnográfico en el que se muestran muchos objetos relacionados con los usos tradicionales de la zona. Junto al embarcadero se localiza La Trilladora del Tocaio, un edificio histórico de El Palmar relacionado tradicionalmente con el cultivo del arroz. Tras años en desuso se ha recuperado y su visita instruye sobre los procesos relacionados con este cultivo.
MÁS INFORMACIÓN. http://albufera.valencia.es/
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Source: Siempre de paso