Un fascinante viaje en el tiempo y el espacio
© Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO
No sé que resulta más difícil de imaginar: si que el conjunto de sierras y parameras descarnadas que cierran la provincia de Soria por el norte fuera hace 140 millones de años un delta de aires tropicales y aguas someras o que en ese mismo escenario, la fauna habitual estuviera formada por una variopinta tropa de animales gigantescos que llegaban a alcanzar los 50 metros de longitud y varias toneladas de peso.
El caso es que ambas cosas a la vez dibujaban el panorama habitual en el entorno agreste de la Sierra de Cameros y las Tierras Altas de Soria. Algo tan increíble a los ojos de hoy como que ese mismo territorio fuera hace cinco siglos el lugar en el que se amasaron increíbles fortunas gracias a los inmensos rebaños de merinas que arrancaban y finalizaban aquí sus viajes trashumantes.
En esta película tan acelerada como fantástica, gracias al poder inmenso de las fuerzas tectónicas que todo lo pueden, aquel barro, una vez seco, emprendió su propio viaje hacia las profundidades de la tierra para quedar sepultado por capas y capas de sucesivos sedimentos, al tiempo que, debido al peso de tanta capa, mutaba su blandura de barro por la rigidez de la roca. Finalmente, los vaivenes tectónicos asociados la formación de montañas y la erosión lo hicieron emerger ahora ya con aquellas huellas impresas para siempre. Unas marcas que durante siglos fueron interpretadas por las gentes de la zona como la más pura evidencia de que los dragones o cualesquiera otros seres tan fantásticos como ellos, existían.
Una de las explicaciones para tanta huella en un área tan extensa es la de que ese panorama, el de una extensa llanura de abundante vegetación tropical inundada por infinidad de lagos y ríos de aguas someras por la que deambulaban esos impresionantes seres del pasado, fue el habitual en esta zona durante un intervalo que pudo durar aproximadamente unos 30 o 40 millones de años. Tiempo suficiente como para que algunos de los habitantes más abundantes de aquel ecosistema, concretamente dinosaurios y reptiles voladores (pterosaurios), dejaran impresas sobre el terreno las huellas a partir de las cuales los especialistas son capaces de apuntarnos las más sorprendentes revelaciones sobre sus costumbres y comportamientos. Su tamaño o la profundidad de la marca sobre el terreno hablan a los paleontólogos sobre su peso, su envergadura, su forma de andar, de correr, de cazar, de descansar o de si vivían en grupos o de forma aislada.
Con todo esto en la cabeza, y tras nuestro excelente bautizo como autocaravanistas de pro –veáse este espectacular viaje a Aveiro– decidimos repetir la experiencia, esta vez para realizar un viaje en el tiempo: nada menos que al Cretácico. Estábamos deseosos de saber si estas estupendas naves autosuficientes capaces de comer kilómetros como si nada eran también capaces de saltar la barrera del tiempo y trasladarnos a ese mundo de charcas tropicales y mastodontes. ¡Y por supuesto que lo son! Si estáis interesados os invito a leer con todo detalle cómo se desarrolló esta apasionante aventura AQUÍ.
En cualquiera de los casos, tanto si ya habéis viajado más veces de esta manera como si decidís hacerlo por primera vez, recorrer esta zona semidespoblada del norte de la provincia de Soria en autocaravana es una de las formas más fascinantes de hacerlo. Y también de las más prácticas, dado que al inmenso placer que supone elegir el lugar y la duración de tus paradas se suma el hecho cierto de que prácticamente carece de alojamientos y otras infraestructuras. La España vacía no es un país mítico que se haya puesto de moda. En un territorio inmenso como este, que registra la menor densidad de población de Europa -casi igual que en Laponia-no entrar con el depósito de la gasolina y el agua bien llenos es una temeridad que puede amargarnos el viaje.
Por lo demás, el viaje hacia este Cretácico soriano está debidamente señalizado sobre el terreno y perfectamente documentado en Internet (www.rutadelasicnitas.com). De hecho, y dada la extensión y número de yacimientos, se han diseñado hasta cuatro itinerarios diferentes por la provincia de Soria.
CUATRO RUTAS SEÑALIZADAS
La Ruta Oeste, que ejerce como tronco principal del que se desgajan los otros itinerarios, incluye algunos de los yacimientos más conocidos, como los de La Matecasa, El Frontal, Fuente Lacorte, Los Tormos, Santa Cruz de Yanguas y Salgar de Sillas, con huellas de terópodos carnívoros como el allosaurus, triceratops, stegosaurus y reptiles voladores. La del Este acerca hasta los de Valles de Valdelalosa, San Roque, Las Adoberas, con huellas de terópodos (dinosaurio carnívoros) y ornitópodo (dinosaurios herbívoro), y Miraflores. El tercer itinerario se aleja de las Tierras Altas para mostrar que en lugares como El royo, Dehesa de Gallinero o Almarza también se dieron las mismas condiciones que allí. La última propuesta de ruta propone acercarse a pie hasta los yacimientos de Valdegén y Serrantes.
INFORMACIÓN:
rutadelasicnitas.com
https://www.e-vans.es/blog/un-viaje-en-autocaravana-en-busca-de-los-dinosaurios-de-las-tierras-altas/
Y DE COMER
Como sucede con el cerdo, todo el cordero se aprovecha, incluyendo las entrañas. Y en estos horizontes tan ligados al ganado ovino y al pastoreo la asadurilla es uno de sus platos más tradicionales. Se elabora con sangre de cordero, hígado, bofe (pulmón), corazón, patatas, aceite de oliva, sal, cebolla, pimiento verde y ajo. Tras sacrificar al cordero es preciso cocer la sangre para que se coagule. En una sartén se rehogan la cebolla picada, 2 o 3 pimientos verdes, tres ajos y se añaden después el bofe y el corazón picados. Más tarde se añaden el hígado y la sangre, también picados. Mientras, en otra sartén se fríen las patatas hasta que queden blandas para añadir a la fritada anterior.
POR LA RIOJA
Pero el viaje no acaba aquí. Ni el paisaje ni los dinosaurios entienden de límites administrativos. Así que no hay ninguna razón (excepto las puramente logísticas) para no continuar disfrutando del espectacular reguero de yacimientos que, dispersos por la vecina Sierra de Cameros, se localizan en tierras riojanas. Para enlazarlos, a muy poco kilómetros de Yanguas, basta tomar la carretera que lleva desde esa localidad hasta Enciso.
Sin embargo, lo que hoy atrae multitudes a esta bella localidad es el recuerdo de los dinosaurios que pateaban este territorio hace 65 millones de años. Y los dinosaurios no, pero lo que sí que encuentra aquí es el fantástico Barranco Perdido, un parque de aventuras que hace las delicias de grandes y pequeños entorno a la actividad de los paleontólogos y el mundo de los dinosaurios. El parque cuenta con tirolinas, piscina, museo, proyecciones en 3D, tobogonaes y un montón de propuestas lúdicas que dan de sobra para pasar una jornada. Abre de marzo a octubre. En Enciso también merece la pena acercarse al Centro Paleontológico, instalado en una antigua fábrica de zapatillas. Está dedicado a la investigación sobre restos de dinosaurios de La Rioja.
LA SENDA DE LOS DINOSAURIOS
Una excelente forma de entrar en contacto directo con el paisaje que habitaron en su momento esos seres gigantescos es recorrer la Senda de los Dinosaurios, una ruta senderista de escasa dificultad y 6 kilómetros de recorrido que supuso una guinda de pastel a nuestros cuatro días de viaje por el Cretácico.
El paseo se inicia en el yacimiento de Valdecevillo. Lo encontramos a dos kilómetros de Enciso, en la carretera LR-286 que se dirige a Cornago. Se trata de un recorrido circular que empieza y finaliza en este yacimiento y que se adentra por el interior de la sierra para descubrirte los yacimientos de la Virgen del Campo y La Senoba, con estupendas reproducciones de dinosaurios a tamaño real. Está balizado, puede hacerse en unas tres horas y no presenta dudas en el recorrido, aunque acuse vandalismo en algunas de las señales. Pero más que que haya gente capaz de disfrutar destrozando postes y señales en mitad de la nada, lo que nos produjo verdadero asombro era pensar que en medio de estos paisajes sin árboles, secos y polvorientos pudieran haber existido seres descomunales dándose un garbeo tan real como el que nos estábamos dando ahora nosotros. Algo tan inconcebible como que mucho, mucho, mucho tiempo después estas mismas laderas fueran aterrazadas y preparadas para el cultivo con las herramientas más elementales por las gentes de Garranzo, junto a cuyo tejar -lugar para hacer tejas- pasa el sendero.
MÁS INFORMACIÓN:
rutadelasicnitas.com
https://www.e-vans.es/blog/un-viaje-en-autocaravana-en-busca-de-los-dinosaurios-de-las-tierras-altas/
MAPA DEL VIAJE
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