Entretenimiento y espectáculo. Esos serían los 2 términos más acertados a la hora de describir la mayoría de trabajos de Mark Millar. El escritor británico hace tiempo que creó su sello Millar World como un trampolín desde donde vender sus cómics a las productoras cinematográficas. Y lo cierto es que no es mala idea: un cómic dibujado por un artista hot siempre es mucho mejor carta de presentación para una futura película que un guión en docx o un simple storyboard.
Jupiters Legacy publicó su primer número en EEUU allá por 2013, llegando el primer tomo recopilatorio a España de la mano de Panini en noviembre de 2015. Y no ha sido hasta junio de este 2018 que hemos podido ver en las estanterías el segundo tomo que cierra la historia. ¡Ya era hora!
Millar y los herederos de la épica superheróica de la “Golden Age”
El cómic, está escrito (como no podía ser de otra forma) por el propio Mark Millar y dibujado por el inseparable amigo de Grant Morrison, el genial Frank Quitely –en serio, todo lo que toca este hombre es oro puro-. En él descubrimos la historia de Sheldon Sampson, una suerte de Superman –en este caso lo llamaremos Utopian– que obtiene sus poderes después de visitar una isla mágica aparecida en uno de sus sueños. Tanto él como su futura esposa, su hermano y todos los que viajan a la isla se convierten en seres superpoderosos, dando lugar a la época dorada de los superhéroes, al más puro estilo la Marvel y DC de los años 50.
Pero los años pasan, y los héroes tienen descendientes. Unos hijos que no son capaces de alcanzar las cotas de excelencia de sus padres. Unos hijos –también con poderes sobrehumanos- que son más carne de reality, fiestas, drogas y rocknroll, que otra cosa.
En este sentido, se trata de un cómic que realiza un planteamiento similar al de Watchmen, pero con un acercamiento más palomitero y “por la diversión”. Si bien en la obra de Alan Moore los héroes clásicos no eran más que una fachada donde se ocultaba mucha miseria, dando lugar a un presente bastante desolador, en Jupiters Legacy vemos todo lo contrario: nuestros antecesores eran demasiado buenos, demasiado nobles, ¿cómo podríamos nosotros estar a la altura? ¡Es imposible! Pásame esa botella de Jack Daniels, anda…
Al final, esta falta de interés, ese adormecimiento de la nueva generación, es aprovechado por “los malos” –tampoco es cuestión de hacer spoilers- y desemboca en un golpe de estado por parte de la rama superheróica más crítica con la actitud buenista de Utopian y la política desarrollada por el gobierno de los Estados Unidos en las últimas décadas.
Frank Quitely, dinamismo y expresividad en estado puro
La verdad es que el argumento de Jupiters Legacy es bastante interesante, y lleva un ritmo frenético, lo que hace que devores cada página casi sin darte cuenta. Y así sería si no fuera por los lápices de Quitely, el otro 50% de la criatura, que hace que te detengas en cada viñeta para apreciar todos los detalles y el gran trabajo que llevan detrás.
De hecho, eso es lo bueno de Frank Quitely, sus viñetas son tan dinámicas y fluidas que puedes leer varias páginas sin necesidad casi ni de leer los bocadillos, y, aun así, se entienden. Pero al mismo tiempo, las lecturas pausadas son mucho más agradecidas, ya que añaden un gran número de matices.
Quitely es un artista “lento”, lo que probablemente haya sido la causa de que las 10 grapas originales que conforman el cómic completo hayan tardado casi 4 años en publicarse en los USA. Personalmente, prefiero que un tebeo tarde más en salir si luego el resultado merece tanto la pena como en este caso.
En definitiva, un cómic repleto de acción, traiciones, diálogos ingeniosos y unos dibujos apabullantes. Muy en la línea de otros trabajos de Mark Millar, con el plus de contar con uno de los mejores lápices de la industria actual.