¡Saludos, Calderer@s viajeros!
Nos queda la última jornada de ruta por las islas, y de hecho una de las más gratificantes pues visitamos el impresionante Parque Nacional de Garajonay.
Es el parque nacional más joven de las islas, y su declaración se debe a que en su interior alberga la mayor extensión de laurisilva de Europa, (un tipo de bosque húmedo que hace 65 millones de años cubría el viejo continente casi por completo).
El nombre de Garajonay esconde una triste leyenda, la de Gara y Jonay, los jóvenes amantes guanches a los que se les prohibió el amor, y quienes decidieron quitarse la vida antes que vivir separados.
Pero adentrarse en el parque no es para nada triste, (incluso al cruzar la parte que se quemó en 2012, se te anima el espíritu de ver que casi todo está ya reverdecido cubriendo los negros troncos quemados).
Empezamos la visita con una parada al Centro de Visitantes Juego de Bolas. (Sí, lo sé. El nombre desconcierta un poco, jeje). El centro está un poco apartado, en el norte de la isla, pero si vamos en coche realmente se llega en un salto y merece la pena para informarse bien de las rutas y opciones, y hacerse con un mapas de rutas. Pero sobre todo merece la pena por el precioso jardín botánico que rodea al centro.
Las vistas del Teide en la isla de Tenerife también son increíbles.
Tras esta primera parada técnica decidimos las tres rutas (en realidad 4 pero que unificamos en tres)que queríamos hacer: En primer lugar la rutas 12 y 10, de los Risquillos de Corgo-Raso de la Bruma y la Cañada de Jorge (unas 2 horas aproximadamente), que hicimos como si fuera una sola. A continuación la ruta 5 de Las Creces (una hora y 20 minutos) y la ruta 2 de El Cedro que nos llevó más tiempo de la cuenta pues nos perdimos un poco al intentar desviarnos para ver el salto de agua del Chorro del Cedro. Además de estas 4 rutas, también hicimos una pequeña ruta circular de 15 minutos totalmente acondicionada para el área recreativa de Laguna Grande que la verdad es que es tan cortita que merece la pena hacerla, y sobre todo si vamos con niños, o personas mayores, es la forma perfecta de hacerse una idea (aunque lejana) de la grandiosidad del parque.
1. Rutas 12 y 10: Risquillos de Corgo-Raso de la Bruma y la Cañada de Jorge.
Se accede desde un aparcamiento en la carretera TF-713 en el que está marcada la ruta número 12 que podemos enlazar fácilmente con la 10. Ambas rutas se adentran a fondo en pleno bosque de laurisilva y fayal- brezal y realmente desatan la imaginación del caminante dando la sensación de estar en un bosque encantado, y puedes esperarte encontrarte con Glorfindel en cada recodo del camino.
La dificultad que presentan ambas rutas es muy baja. En total se pueden hacer las dos con tranquilidad rutas en apenas 2 horas.
2. Ruta 5: Las Creces.
Volvemos a saltar al coche para avanzar un poco más por la TF-713 en dirección a Las Hayas, hasta encontrarnos con un apartadero donde dejamos el coche que está señalizado con la ruta 5. Esta deliciosa senda nos permitió realizar, sin grandes dificultades otro agradable paseo por más sectores de bosque viejo de laurisilva y fayal-brezal. Con apenas 4 kilómetros de extensión, y un desnivel muy suave, se puede completar el circuito completo en apenas 1 hora y 20 minutos, y realmente el entorno es espectacular.
3. Ruta 3: ruta circular en el área recreativa de Laguna Grande.
Se trata de uno de los senderos con mayor número de visitantes debido a su ubicación en la principal área recreativa del parque, por lo que después de llevar varias horas imbuidos de la sagrada calma el solitario bosque, estar allí nos pareció poco menos que estar en Benidorm en pleno agosto. Aún así, la ruta circular del área recreativa se hace en menos de 15 minutos y la verdad es que es bonita. Además se puede aprovechar para comprar agua, ir al baño y ese tipo de cosas que se hacen más fácil en un área recreativa.
El recorrido cuenta con un mirador desde donde podemos disfrutar de una hermosa panorámica y observar la Fortaleza de Cherelepi, un domo volcánico cubierto de vegetación.
4. Ruta 2: El Reventón Oscuro – La Ermita de Lourdes – El Cedro.
En esta ruta nos perdimos un poco pues no está bien definida, y hay una parte que cruza instalaciones hoteleras (un camping y varias casas rurales) donde se desdibuja la ruta y no nos fue fácil encontrar el escarpado sendero de escaleras que baja hasta el mirador del chorro del Cedro. En realidad se trata de unir las rutas 2, 11 y 18 para hacer una ruta circular.
Fue la parte que menos disfrutamos, pues íbamos más preocupados de encontrar el camino de vuelta al coche que de disfrutar del entorno. Preguntábamos a las personas que nos encontrábamos, y cada uno nos daba una información contraria. Al final, por suerte conseguimos orientarnos y encontramos un atajo que nos llevó directos al sendero del aula de la naturaleza, desde donde sí sabíamos regresar al punto de partida.
En esta ruta las pendientes son pronunciadas y la dificultad media pues es fácil despistarse del sendero y acabar en la carretera.
Hay que tomar el desvío hacia el Reventón Oscuro que hay en la TF-713 una vez que pasamos Tajaqué en dirección a San Sebastián. A partir de ahí se sube y se baja por una pista de losetas, que todo el rato parece que vas partiendo con el coche. Dejamos el coche en una curva donde está señalizada la ruta 2 hacia la Ermita de Lourdes.
La vegetación es muy densa también en la primera parte del recorrido y después se convierte en terrazas de cultivo y vegetación de arbusto conforme nos acercamos al chorro del Cedro.
Como veis por las fotografías el chorro del Cedro, nos pilló con poca agua, pero pudimos imaginarnos lo espectacular de la caída cuando vaya a pleno caudal.
La ermita de Lourdes es una pequeña ermita de paredes blancas que parece estar en mitad de la nada si llegas por el sendero, pero que tiene que tener acceso por carretera, pues había una sesión de fotografía con modelos con tacones, a las que yo no veía triscando el monte en ese atuendo.
Una vez finalizada la ruta, retomamos la carretera en dirección San Sebastián de La Gomera, y paramos por el camino a fotografiar el roque de Agando al que el sol de la tarde estaba bañando en una hermosa luz dorada.
Cansados pero felices, regresamos a nuestro pequeño hotel en San Sebastian de la Gomera, agradecidos por este último día de ruta que habíamos pasado en las islas. Al cerrar los ojos nuestra mente se llenaba de laurisilva, helechos y musgo colgando de árboles centenarios y nuestro espíritu reposaba tranquilo.
Ya solo nos queda la última jornada, la de regreso, que ocupará nuestro último post viajero de esta temporada.
¡Un abrazo, Calderer@s!
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