La primera impresión fue aquel contacto lejano a través del internet, un gusto especial por los viajes a determinados sitios nos puso en contacto, yo buscaba algo nuevo para conocer, él vivía en ese lugar especial en que las leyendas se abrazan a la verdad dejando volar los sentimientos. Tierra antigua que casi nadie conoce porque su situación en el mapa la anula en un margen medio invisible. La historia se hace piedra, y la piedra de deja comer poco a poco por el tiempo, quizás dejando solo los restos de la grandiosidad para que la imaginación vuele en busca de la verdad.
Escocia siempre fue un lugar amado, quizás porque en verdad está aún medio salvaje, la mitad de su territorio es verde prado o salvaje paisaje con mar enfurecida, colocada casi mágicamente al nordeste de Escocia. Iona pertenece al conjunto de las Islas Hébridas y está separada de la isla más cercana por el estrecho de su mismo nombre. El atractivo de su piso natural se encuentra secundada por encontrarse allí las ruinas de la Abadía de San Columba, a quien se debe la cristianización de toda Escocia; también se cuenta que es la última morada de los reyes Del Riadas. Kenneth MacAlpin consiguió unificar todo el reino llegando a un acuerdo con sus vecinos los pictos y es así como llegamos hasta Alba o Escocia.
El camino se hace en barco, un paseo en verano que nos puede deparar la sorpresa de las lluvias tan propias de este lugar; el verde se hace eterno en las islas, las muchas islas que se dan la mano en este espacio natural inigualable; el coqueto barquito nos deja en el puerto marinero levantando la curiosidad de los del lugar. Tenemos reserva en el hotel del mismo pueblo que creo que es de los pocos que existen en este lugar; una aldea familiar que se visitada de vez en cuando por alguien que viene de lejos. Después nos esteramos que cada vez son más los que buscan su belleza y que no reparan en nada para llegar hasta el sitio espectacular que nos contempla por primer vez. Ya establecido nuestro campamento base hacemos una visita de los alrededores, unos campos verdes que tienen pequeños merenderos preparados para comer o merendar con una vista más que espléndida. La proximidad de otras islas hace del panorama realmente encantador y lleno de belleza más aún cuando nos vamos leyendo poco a poco las historias que aquí han ocurrido, los reyes que han gobernado, las guerras que han tenido como suelo de batalla esta belleza natural y por supuesto, las muchas leyendas.
Después de disfrutar dos días del ambiente casero y amable del pueblo cuyas calles se nos hacen hasta familiares de las veces que soñamos con lugares como éste, decidimos ir en busca de la Abadía, la Abadía de San Columba que también es conocido por el Monasterio de Iona.
Las carretera es estrecha rodeada de un campo verde y árboles centenarios, el ganado sobretodo vacuno pasta en la zona libre de lindes y de sustos porque hay pocos que llegan hasta estos sitios. No demuestran sorpresa ni sobresalto y poco a poco vamos viendo en la proximidad la figura de las torres del Monasterio medio derruido. Cuando se para el automovil nuestra mirada se queda fija en el cementerio existente a un lado de la construcción principal; quizás esperando que algún nombre nos traiga la memoria de los antiguos reyes nos dejamos caer en este sitio. Las losas están casi comidas por el aire que viene del mar, difícilmente vamos a ver algo aquí pues los años se han comido todo lo escrito aunque sabemos que pisamos suelo real. Pasamos al antiguo Monasterio, en ruinas rudas y comidas por los aires marinos también, pero impresiona la historia que se hizo en ella, los hombres que moraron en el lugar y que se dejaron enterrar en este suelo; es curioso como cada trozo de tierra tiene su propia historia con nombres y apellidos y aquí estamos en el origen de la Escocia o Alba como también se la conocía en la antigüedad. Fue en el siglo XVI cuando se construyó con las piedras del antiguo santuario la Abadía Benedictina; los ataques de los enemigos y el tiempo terminaron con la construcción hasta que en 1938 se puso el trabajo en manos del Reverendo George F. MacLeod quien logró sacar la Abadía adelante además de conseguir que la catedral de Iona fuese el centro de educación de los nuevos creyentes en la fé. Es precisamente la catedral la que mantiene la Abadía por la importancia histórica y religiosa que tiene debido a los hechos ocurridos entre sus piedras.
La Abadía está abierta todo el año, forma parte de los tours más interesantes de Escocia y se programa su visita en los mejores corridos de los tours operators del lugar. Solamente cierra el 25 y 26 de Diciembre y el 1 y 2 de Enero.
Sino se está en la isla alojado la visita se programa tomando el ferry, solo se tarda 15 minutos andando desde donde atraca el barco hasta este lugar especial. El teléfono para ponerse en contacto con el operador de este servicio es 01681 700512.
Los precios son de £4.70 los adultos y los mayores de 60 años de £3.70. Los niños tienen su entrada por £2.35 si no han cumplido los 16 años.
Para comer se recomienda el Iona Heritage Centre es el mejor lugar para saborear su pescado fresco preparado por las sabias manos del lugar.
La mejor estación para visitar la zona es el verano, aunque también nos veremos sorprendido por la lluvia en estos lugares; quizás sea el secreto de su verde belleza.
Un lugar que se puede visitar estando en la isla de Iona es el Staffa, un islote de paredes lisas situado en medio del mar, allí se puede llegar hasta las cuevas de Fingal que son visitables con una deliciosa excursión en barquitos habilitados para llevar a los turistas hasta el lugar; también hay que tener en cuenta que este paisaje fue la fuente de inspiración de Mendelssohn.
DAMADENEGRO4/4/2009
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Como hotel tenemos que recomendar el St Columba Hotel que tiene capacidad para 45 personas, en un ambiente realmente agradable con fachadas blancas y vistas al mar. Se ofrece desde senderismo programado, paseos por la isla en bicicletas, paso de ballenas y golf.
El arte también está presente con el “Aosdana” realizado por joyeros especialista en plata y “Issy on Iona” especializado en el trabajo en cuero o piel. Existe sala de exposición en el conjunto de la Abadía, donde se pueden admirar los trabajos de años de dedicación
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