Un día decidimos ir a un pueblo, cerca una playita preciosa, a darle una sorpresa a una amiga que estaba pasando por una mala racha. Nos plantamos allí y nada más llegar y hacer los saludos de rigor, la vi. Nos miramos, nunca he creído en los flechazos hasta ese momento, y me quedé totalmente prendada. No era sólo por su físico, sino porque me daba la sensación de que la conocía de toda la vida. Aquella fue una gran noche, nos reímos, tomamos unas copas, entrecruzamos miradas cómplices, pero ninguna de las dos nos atrevíamos a admitir nada. Al fin y al cabo, ambas teníamos pareja, era demasiado complicado. La noche acabó, nos despedimos y ahí acabó la historia.
Pasó el tiempo, teníamos algo de contacto por Facebook pero lo típico, comentas un par de fotos y poco más. Yo no lograba olvidarla, mi relación cada día iba a peor y al final decidimos poner punto y final.
Un buen día me levanté y, al revisar Facebook, la chica que había conocido en aquel pueblo me había escrito. Me dijo que igual se escapaba con un amigo a mi pueblo, para conocer la zona. A partir de entonces fuimos teniendo más contacto, nos dimos los números de teléfono y comenzamos a hablar todos los días. Poco a poco crecía en mí un interés y empecé a sentir cosas que nunca había sentido. Teníamos mucho en común, aficiones, modo de ver y entender la vida. Puede sonar cursi pero sentía que era mi alma gemela. Creo que la amaba antes de conocerla, estaba hecha para mí y, sin habernos buscado, el destino había sido caprichoso y nos había cruzado.
Empezamos a quedar a escondidas, su relación también estaba acabada y su pareja se había pegado un año diciéndole que no sabía si estaba enamorada, la descuidaba y prefería irse con sus amigos. Mi entorno me aconsejaba que tuviese cuidado, pero yo estaba demasiado cegada para ver nada más. Lo único que quería era no hacerle daño, darle todo el amor que se merecía. Con los días, ella me declaró su amor, pero un buen día su pareja se dio cuenta de que la había perdido, que yo estaba en su vida y quiso volver. Yo confié en ella, no creía que volviera con su novia después de todo lo que habíamos vivido, lo que nos habíamos dicho, demasiado bonito para ser real. Pero me equivoqué. Empezó a distanciarse y, sin explicación alguna, me dijo por teléfono que lo nuestro no podía ser, que yo era todo lo que ella siempre había querido pero que no estaba preparada para vivir una relación. Yo sabía que era para volver con su ex, aunque al principio pensé que se daría cuenta y volvería. Pero el tiempo fue pasando y se acabaron las llamadas, los wassap de cortesía, y finalmente me apartó para continuar con su vida.
Me juró y perjuró que no fui un capricho, pero yo pienso que solo quería llamar la atención para recuperar a su ex. Puedes imaginarte, me quedé rota, no supe salir, de hecho aún lo estoy intentando. Y mientras me seco las lágrimas para continuar escribiendo pienso que sí, que era mi alma gemela. No soy enamoradiza, ni de relaciones cortas, ni digo te quiero fácilmente. Tan solo quería amarla, sólo eso.
Le deseo lo mejor de corazón, no puedo guardar rencor a alguien así. No sé qué hemos sido, o más bien qué he sido yo para ella. Sólo sé y estoy segura que nunca la voy a olvidar, aunque para ella haya sido tan solo un cuento de verano. A veces pienso que tan solo la idealicé, pero no me arrepiento de nada, al fin y al cabo en estos casos, ¿quién es el auténtico vencedor?
Fdo. Julieta