En este segundo post sobre los tesoros de Guadalupe vamos a conocer la Iglesia y el Claustro mudéjar, ambos de una gran belleza, visitados por miles de turistas y peregrinos a lo largo del año. Entremos a disfrutarlos.
Iglesia de Santa María de Guadalupe
Según la tradición un pastor encontró una talla de la virgen María en el río Guadalupe a finales del siglo XIII o principios del XIV. Cerca del lugar donde se encontró la imagen se construyó una ermita alrededor de la cual surgió el asentamiento actual con el nombre de Puebla de Santa María de Guadalupe. Desde la construcción del primer santuario Guadalupe se convirtió en el centro de peregrinación más importante de la península ibérica después de Santiago de Compostela, condición que mantiene en la actualidad a través de la peregrinación que llega de toda España por los caminos de Guadalupe. Esto se debe al hecho de que si Santiago es el patrón de España, la virgen de Guadalupe es la patrona de todas las tierras de habla hispana y ostenta el título de reina de las Españas según la tradición católica.
El Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe que fue de los Jerónimos (siglo XIV-XV) es de estilo gótico-mudéjar, construido con elementos góticos, renacentistas y barrocos. El conjunto consta de cuatro partes: el templo-basílica, el edificio del auditorium, el claustro mudéjar y el claustro gótico, y está flanqueado por un recinto fortaleza con ocho torres, entre las que destacan la de Santa Ana y la de Portería.
El monasterio fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Además,alberga el museo del bordado, una importante colección de libros miniados y otra de lienzos de Zurbarán.
La visita a la iglesia es de entrada libre pero al resto del conjunto se realiza mediante un guía según van llenando los grupos. La foto de la portada del blog pertenece al coro y al impresionante órgano con más de cuatro mil tubos. Os dejo con fotos del interior del templo.
Claustro mudéjar
Llama la atención en cuanto entras el bellísimo claustro mudéjar, construido a dos alturas con artesonados policromados en los techos, desde donde ves un espléndido jardín con un precioso templete atribuido a Fray Juan de Sevilla, rematado con una fuentecilla de agua en su centro.