La obviedad de las cosas...
Y es que a veces las cosas son tan obvias que me resultan complicadas. Tengo una resistencia innata a la obviedad, ergo: me complico sin necesidad alguna. Es uno de los mecanismos perversos de la personalidad intensional que intento aprender a manejar en estos 365 días. Creo que podría crear un mantra y repetirme "lo obvio es obio". Y punto. A ver si por un momento ni me enrosco, no busco la trampa o el atajo. Si quiero organizarme para escribir las entradas de este blog, tengo limitadas opciones:
1- Secuencio y organizo el tiempo de otras actividades cotidianas.
2- Escribo espontáneamente, sin cohibirme por los detalles de ediciòn.
Resulta que escribir un blog no es nuevo para mí. Conozco las idas y venidas del blogueo casi tanto como si fuera una profesión. Escribir un post y poner en funcionamiento su difusión básica, me lleva aproximadamente dos horas. En ocasiones más tiempo, cuando tengo que editar fotografías o crear una imagen gráfica que ilustre el discurso. Por lo tanto, he aquí mi problema existencial de hoy, ¿de dónde saco esas dos horas más que necesito para escribir? Si alguna vez en tu vida escribiste una entrada, sabrás de dónde se saca generalmente ese tiempo: del sueño. El blogger es un ser nocturno por naturaleza. Salvo que "ser blogger" sea efectivamente tu actividad diurna y remunerada, lo más probable es que esperes la tranquilidad de la noche para leer y escribir. Conclusión, demos el justo crédito a las obviedades, escribir un blog supone esfuerzo, paciencia y constancia. Para los que tenemos una vida pedestre -de trabajo, familia, marido e hijos- eso no se obtiene sin alguna renuncia. En conclusión, simplifiquemos el problema enunciándolo en voz alta: las entradas de este blog van a ser escritas después de la cena para ser publicadas automáticamente a la mañana siguiente. Generalmente, enunciar en voz alta la solución obvia, ayuda a mirar con perspectiva el problema. Después veremos cómo y hasta cuándo lo cumplo, pero en el principio, es la formulación a través de la palabra.Qué tendrá eso de bloguear.
Supongo que es una pregunta válida y es justo que sea respondida con honestidad. Y honestamente, yo no puedo decir a ciencia cierta cuál es el secreto gusto de un blog. En mi caso personal, escribir es más que una elección, es una necesidad. Se me escapan las palabras cuando las contengo demasiado...Sin embargo, creo que lo más gratificante de escribir un blog es crear una comunidad de lectores con los mismos intereses. Quien se acerca a las plataformas gratuitas de creación de blogs, tiene un mensaje para ofrecer. Por eso, si me preguntaran, diría que mi gusto está en poder comunicarme a través del discurso escrito. La oralidad...es otra cosa. Soy tímida y los auditorios me cohiben, pero el espacio en banco del editor de entradas. es un espacio familiar en el que no necesito preocuparme por los gestos de mi interlocutor. Es más, sé que mi interlocutor puede emocionarse o retirarse cuando quiera -cuando le deje de interesar lo que lee. Escribir un post tiene algo de la catarsis de las tragedias griegas, la posibilidad de purgar emociones y seguir adelante.