En ocasiones, ayudar honestamente tiene una ingrata consecuencia: salir del "cómodo" papel de la simpatía superficial para escribir -o decir- cosas que no son para nada "simpàticas". Incluso aquellas que, previamente, sabemos que nadie quiere oìr.
Pero me puede la docencia que llevo en el ADN como para comprender que el shock de realidad para blogueras indecisas es un episodio necesario de este reto de 30 días que comenzamos juntas.
Vamos a verlo de esta forma...
¿Querés realmente un blog que importe?
Porque podés invertir horas y horas buscando informaciòn en internet sobre:
- Cómo diseñar el blog irresistible.
- Cuàles son los diez aspectos impostergables de un post perfecto
- Còmo promocionarte en las redes sociales como una ninja.
Podès aferrarte al discurso simplista del éxito dulce o podès decidir confiar en la ùnica verdad posible cuando se trata de escribir un blog: sin compromiso tu blog es uno màs.
No sè a vos pero a mí... nada me duele más que pensar en escribir " un blog màs". No necesito ser la primera, ni le mejor. No necesito nutrirme de las analíticas del ego pero, si no voy a entregar la mejor versiòn de mì -como ser ùnico- entonces... paso.
Las medias son para los pies. Bueno... al menos eso es lo que decìa mi abuela. Aunque me costò la infancia entenderle la metáfora, la ùnica constante real del compromiso con cualquier proyecto personal que realmente importe es que no puede tomarse a medias.
No se puede estar medio embarazada.
No se puede estar medio enamorada.
No se puede escribir un blog a medias.
¿Cuàl es tu nivel de compromiso con tu proyecto de vida?
Acà es cuando pensás:
- Paula, te fuiste un poco... se trata de un blog no del proyecto de toda una vida. Te entiendo el tema de la desmesura pero bajate del pony.
Sin embargo, la intuiciòn me grita y su buena amiga la experiencia me confirma que escribir un blog es un proyecto de vida.
Escribir un blog es un emprendimiento en sí mismo.
Conozco muy pocas blogueras que afirman haber comenzado a escribir un blog "por casualidad". Muchas menos que nunca tuvieron, ni tienen ni tendràn aspiraciones para su blog. Y el número de las que no fantasearon -aunque solo sea por medio segundo- con tener "vida de bloguera" tiende a cero...
No tenès por què confesarlo en voz alta.
Si todavìa te incomoda el tema podès rumiarlo para "tus adentros" que el reto que te propongo no es una caza de brujas.
Date permiso de racionalizar. De afirmarte en voz alta que "eso no es para vos", "que es un privilegio de pocas que tienen posibilidades", "que te gustarìa pero tenès un trabajo que te financia la vida y no lo podès dejar"... y en fin, cuando queremos encontrar excusas los seres humanos somos sumamente creativos, así que vos eligiràs tus propias trampas al solitario.
Sin embargo, cuando pase todo el barullo de la racionalización quedate con el murmullo que te dice si realmente querès -o no- tener un blog que importe. Porque si no escuchàs ese susurro molesto, si no te ocupa la cabeza como una necesidad vital, entonces, tu blog va a ser uno màs en la fila de las estadìsticas.
Esto no significa que no puedas empezar a escribir por el simple placer de escribir y compartir porque "te hace bien". ¿Existe esa posibilidad? ¡Claro que existe! Y es totalmente legítima. Dejala nacer y tomar su propio curso... ahora, cuando adviertas que se lleva el 100% de tu tiempo libre pensar, crear y escribir para el blog y te descubras mirando de reojo los embrollos de las mètricas... Entonces ya no estàs escribiendo por "el simple placer".
Eso, mi santa. es una aspiraciòn.
Y donde hay aspiraciones no hay hedonismo bloguero que valga. En el blog o en la vida: donde hay aspiraciones hay un deseo insatisfecho.
Te dije que era poco simpàtico. Porque mirarte desde esta posiciòn de "desear" y dudar de tu capacidad de "poder" es poco agradable. Difìcil de procesar.
Por eso... quiero repetirte la pregunta:
¿Realmente querès escribir un blog que importe?
Entonces es momento de que hablemos del costo de escribir un blog que se destaca entre la multitud.
Sobre retos, renuncias y recompensas.
Bien... Pasado el "trago amargo" de asumir que tenemos un deseo por satisfacer y no sabemos por dònde agarrarlo para empezar con mediana cordura o còmo vamos a hacer para que deje de ser una necesidad...
Entonces quiero contarte siete aspectos que tenés que tomar en cuenta cuando estés en el proceso de idear y dar forma a tu blog o cuando busques re-significarlo para lanzarlo por todo lo alto...
5 verdades desmesuradas sobre escribir un blog.
A ver, la pólvora està descubierta y en honor a la verdad, el "secreto" no es tan secreto como dicen por ahí...
Así que con toda la desmesura que me ocupa el cuerpo, lo que comparto contigo son reflexiones personales. He dicho.
1- No sé lo que quiero pero lo quiero ya.
Cuando por esas cosas que tiene la vida, descubrìs que hay algo que se llama "blog" y que cualquier persona que hilvane palabras puede escribirlo de forma decente... es toda una revelación.
Al principio te sumàs al rebaño de las lectoras pasivas. Atentas seguidoras de ciertos blogs de culto que no comentan ni dejan huella de su presencia.
Claro, poco a poco vas comprendiendo cómo funciona, cuál es la mecànica de un blog y cómo podés participar para decirle a esa persona que te informa e inspira que estàs ahì, aunque sea tímidamente.
Luego, un día sentís la tentación de escribir vos misma un blog.
Porque todas tenemos algo que decir. Todas tenemos una experiencia para compartir. Ese es el punto de no retorno. A partir de ese momento empezàs a pensar en tu futuro blog pero...no tenés ni idea de cómo se crea un blog.
Todo un tema.
Lo más probable es que entres en una etapa de bulimia informativa. Te intoxicás de ideas "expertas" hasta que llega un momento en el que no tenès ni idea de cómo dar el primer paso, aunque hace tres meses que estàs leyendo sobre còmo escribir un blog.
Lo querés todo (aunque todavía no sepas muy bien qué es ese "todo"). Lo querés ya. Y te comiste la pastilla si creíste que se logra en tres meses.
Paciencia. Este reto es precisamente para que superes ese estado inicial de confusión y empieces a hacer lo que realmente importa: escribir.
2- Ella/El tuvo suerte.
Esta es la segunda fase de la confusión de bloguera de los inicios. Ponele que empezaste a escribir absolutamente convencida de esa promesa de éxito en tres meses.
El primer mes lo llevás a puro entusiasmo, no fallás en un post y estás presente en todas las redes sociales inventadas y por inventar.
Sin embargo... no sentís nada de avance. Crecimiento real cero. Ni siquiera te lee tu familia porque claro, te dio vergûenza decirles que habías empezado a escribir un blog.
Pasan los dìas y tenés 30 visitas en el mejor de tus post. El que te llevó horas elaborar con un contenido cuidado y "de valor" (esa palabreja otra vez..)
Entonces el segundo mes ya no tiene el mismo brillo y empezàs a mirar con recelo los blogs que sí parecen estar "funcionando".
Entonces empezás a barajar argumentos:
- Tiene mejor diseño. Tendría que pagar una diseñadora.
- Seguramente se dedica todo el dìa al blog. Yo tengo que trabajar...
- ¡Qué suerte que tiene! Todo lo que logró en poco tiempo.
Stop! Te juro que si hay una palabra que no aplica a una bloguera profesional es "suerte". Escribir un blog es un trabajo en sí mismo. Tampoco es que te consuma como irte de misionera pero... exige dedicación. Y creer en lo que tenés para decir.
3- No creas en el mensajero pero creé en el mensaje.
Llegamos como quien no quiere la cosa a la tercera fase de la decepción de la bloguera confundida... La culpa es toda tuya. Es que sos incapaz, no tenés lo que hay que tener.
Te falta...
Y la lista es larga: te falta constancia, disciplina, talento, presencia, carisma, plata, horas, una vida que merezca la pena ser vivida, un novio de 1,90 y parecido a Chayanne (perdón, se me fue la imaginación)
No sabés qué es pero sabés que te falta.
Te sentás frente al teclado y en dos minutos te fuiste: empezaste a mirar las novedades en Facebook, te pasaste de visita por Instagram y cuando querés acordar, la horita que tenías libre para escribir tu blog se transformó en un "todo lo que tengo que hacer y no hice nada".
Sí hiciste: procrastinaste.
Leíste otros blogs, te enteraste qué almorzaron tus contactos, viste fotos de gatos y un video de una japonesa ordenando un ropero. Genial. Ahora sabemos algo: sos una maestra postergando lo que tenés que hacer porque en lo más íntimo no crees en tu proyecto personal.
No te excuses. Si me parece que te estoy escuchando.
Las dos lo sabemos: tu proyecto vale pero vos no creés en tu posibilidad de hacerlo realidad. Por eso no le contaste a nadie que empezaste a escribir un blog y te distraés en toda irrelevancia vital que se te cruza. Porque tenés miedo de no poder.
Mi santa: no estás sola. Somos legión. Por eso quiero regalarte un mantra: si querès, no creas en el mensajero pero creé en el mensaje. Creé en lo que tenés para comunicar. Creé que realmente tu blog puede transformarse en el espacio de culto de la próxima bloguera que se esconde en el baño del trabajo para ver tus actualizaciones en el celular.
Olvidate de vos. Confiá en lo que tenés para decir.
4- Sueño con un millón de visitas al mes.
Roberto Carlos sueña con un millón de amigos y vos con un millón de visitas en tus métricas. Muchos ceritos que te harían tan feliz.
Y acá viene la pregunta molesta:
¿Ya pensaste para qué querés esas visitas?
¿Pasó por tu mente como una golondrina de verano al menos, la más mínima noción de por qué querés llegar a esa cantidad de visitas al mes?
Porque si fuera por querer... podés querer lo que te venga en gana pero si no tenés un plan medianamente trazado de qué vas a hacer con esas visitas pululando por tu blog, no le encuentro mucho sentido al asunto.
¿Es por ego?
¿Es porque recién entonces te vas a sentir validada como bloguera?
¿Es porque creès que para ser "profesional" tenés que tener un millón de visitas?
No me digas nada... es porque leíste que para vender algo en tu blog necesitás un mínimo de 1000 visitas diarias y tenés esos números incrustados entre el esófago y la tráquea, intentando tragarlos de la mejor forma que te sea posible.
Por un segundo cambiame el chip.
Nadie te va a negar la importancia del tràfico orgánico en tu blog pero hasta que no sepas para qué querès ese tráfico y qué querés que hagan en tu blog una vez que estén por allí: 10 visitas, 100 o 1000 son lo mismo para vos.
Sí: como leíste.
Hasta que no tengas un propósito podés entrar en lucha libre con el SEO y el posicionamiento en buscadores que es lo mismo que pelear contra molinos de viento que vos te creíste que son gigantes.
Antes que preocuparte por la cantidad de visitas tendrías que pensar en clave de comunidad: crear una comunidad, nutrirla, mimarla, ofrecer de vos desinteresadamente y participar de sus expectativas, aspiraciones y necesidades.
Cuando ofrecès a las personas lo que necesitan, la comunidad se crea en torno tuyo de forma natural. Te doy mi palabra. No quiere decir que no tengas que hacer nada para crearla y mantenerla. Claro que vas a tener que trabajar para que tenga movimiento y se sienta como un organismo vivo pero sin duda, es un esfuerzo que podès asumir sin dejar la piel en el camino.
5- Perpetuamente en modo gratuito
Cada vez que escribo o digo esto... tengo un deja vù de mi vida de bloguera. Me recuerdo como una crafter del blogging. La reina del DIY. Sin dormir noches enteras en aquellos momentos en los que mi hijo era un bebé, buscando cómo diseñar mi blog (en aquellos días había mucho menos información que ahora) y promocionarlo de la mejor manera y la más gratis posible.
¿Por qué?
Básicamente porque tenía un proyecto hedonista. O dicho de otra forma: escribía por el placer de escribir un blog. Porque siempre creí en lo que tenía para comunicar, cuando tenía mi blog sobre maternidad y ahora, en el que mi blog es un espacio profesional para ayudarte a encontrar las palabras que hacen la magia.
Sin embargo, entre mi blog como primeriza y éste hay una diferencia esencial: ahora comprendo que este es mi emprendimiento. Decorámela del color que quieras pero vos sabés tan bien como yo: un emprendimiento en el que no se invierte no crece.
Entonces...
Si tenés aspiraciones con tu blog y creés en tu mensaje, me parece genial que ahorres todo lo que puedas al principio, que aprendas y te fogueès de todos los aspectos de escribir un blog pero... cuando sientas que estàs estancada, llegó el momento en que pienses en invertir.
Si tu blog es para divertirte, todo esto no se aplica para vos. Seguí disfrutándolo con la misma despreocupación placentera. Ahora, si tenès una aspiración comunicativa más allà de la expresión personal, entonces pensalo seriamente.
Tu blog es el pilar de tu negocio. Es un espacio en el que no vendés ni hacès transacciones pero sin él...no tendrías cómo acercarte a las personas interesadas en lo que tenés para ofrecer.
Tema aparte y para otro desafío de 30 días es en qué invertir... No desesperes. Ya llegará el momento en el que comparta contigo mi experiencia comprando cursos, pagando campañas de publicidad y creando nexos de trabajo.
Por ahora, quiero que pienses en que si vas en serio, va a llegar ese momento y lo mejor que podés hacer es decidir con criterio en qué vas a invertir tu tiempo y tu dinero para que tu blog crezca y deje de ser un proyecto que tejés en las madrugadas sin sueño.
Me sumo al reto: quiero aprender a escribir mi blog.