Te habrás dado cuenta que las mujeres mexicanas, famosas o no, no se han expresado públicamente sobre el movimiento #MeToo. Y eso no significa que seamos calladas, sumisas, o que no exista acoso y abuso sexual en México. En realidad, las razones están más vinculadas a otros factores políticos y sociales, que nos será más fácil comprender a través de la percepción de estas escritoras.
"Salma Hayek alzó la voz pero fue por una situación que vivió en Estados Unidos. Desgraciadamente en México aún no ha caído nadie", dijo Guadalupe Loaeza en una mesa de debate sobre el tema en la 3ra Feria de Letras de Tepic.
El #MeToo ha sumado muchas voces, incluso en América Latina, como es el caso de la periodista Claudia Morales, en Colombia, quien denunció cómo fue violada por su jefe, según un reportaje de la revista Proceso.
¿Por qué no hemos visto en México una oleada de denuncias también? Las escritoras mexicanas se dicen a favor del movimiento #MeToo pero son realistas: quizás no suceda en México, al menos no con los mismos tintes como lo hemos visto en Hollywood.
No es porque las mujeres seamos más pasivas ni mucho menos, de hecho, somos lo luchón de este país, pero ahora estamos metidas en una tragedia mayor: vivimos en un lago de sangre", dijo Carmen Boullosa en charla con el HuffPost, al hacer referencia a la oleada de violencia que se vive actualmente en México.
Pero eso no implica que el tema de acoso y abuso sexual sea algo menor o superficial. Boullosa estima que una de cada tres mujeres han sido abusadas sexualmente en todo el mundo, ya sea en el ámbito laboral o familiar.
"Nadie se escapa, a todas las mujeres nos ha pasado de alguna u otra forma", dijo Boullosa, quien recordó cómo cuando era joven, un hombre intentó subirla a la fuerza a su auto para violarla. "Me salvó una mujer que iba pasando, quien después me regañó: quién me mandaba andar por la calle en minifalda".
¿México es indiferente al tema de acoso sexual?
Loaeza es cuidadosa: denuncias públicas de este tipo tienen un precio alto: puedes sentirte rechazada, juzgada y más frágil frente a tu familia, tu entorno de trabajo y todo aquél que se sienta aludido.
Si no tenemos una legislación o algo que genere consecuencias reales ante quienes cometan estos delitos, se va a quedar sólo en una expresión verbal", dijo Loaeza.
Como ejemplo de ello citó el caso de la periodista Lydia Cacho, quien dice, aún vive con miedo, nerviosa a ser vigilada o perseguida, tras denunciar violación y otros crímenes a través de un libro.
No es el único motivo que desanima a las mexicanas a alzar la voz públicamente. La periodista y escritora mexicana Rose Mary Salum encuentra dos razones más que podrían evitar que en México no tengamos un #MeToo:
Ha sido un movimiento elitista, en esferas de poder de dinero, la fama y el glamour. No ha permeado en México porque tendríamos que tirar las cabezas de hombres poderosos
Se está volviendo un movimiento totalitarista: o estás a favor o estás en contra. La carta de las feministas francesas confrontando a las estadounidenses lo comprueba. No se ha abierto el diálogo real sobre el tema.
Me preocupa que al no estar abierto al diálogo no haga repercusión a otras sociedades", Rose Mary Salum.
Y agrega: "Esto es relevante porque si el #MeToo no se centra en el discurso inicial, que es denunciar acoso y abuso sexual, corremos el riesgo que se pierda y quede como moda y anécdota nadamás, como sucedió en los años 80 cuando se dio un nuevo boom de feminismo".
Una última idea: los matices son muy diferentes en las culturas latinoamericanas, lo que también hace complicado creer en un #MeToo mexicano. "Ya estamos confundiendo. Antes de acusar habría que distinguir ligue y coqueteo contra acoso y violación, si no lo hacemos entraríamos en algo peor: en una fase de puritanismo y represión", dice Boullosa.
Pero todo podría suceder... Loaeza es optimista. "Con que se anime una mexicana a denunciar, empezarán otras. Una voz siempre empodera a la otra... Lo que es importante es alzar la voz. Estamos en una era muy buena para las mujeres: su voz por fin se escucha y cada vez es más fuerte".
¿Las mexicanas no alzan la voz?
Las escritoras recuerdan que en México sí ha habido denuncia contra abuso y acoso sexual pero bajo otras formas: películas, novelas, periodistas...
El caso de la periodista y activista Lydia Cacho, quien logró la primera sentencia por tráfico sexual de niños y pornografía infantil en México y en Latinoamérica (112 años de prisión) después que en el 2004 denunció en su libro Los demonios del Edén, a la mafia de la pederastia en México.
La Tigresa denunció cuando fue violada de niña y cómo años después muchos hombres la seguían acosando, en su libro A calzón quitado
La novela Los hijos de Sánchez que apenas salió, en los años 50, se censuró. Narraba cómo en México, en esas familias numerosas y de bajos recursos, el padre y hermanos decidían el rumbo de la vida sexual de las mujeres de la familia
El movimiento Ropa Sucia que en 2015 expuso en varios países la ropa interior de mujeres con frases de violencia contra ellas. No se creó en México pero sí llegó aquí, aunque con poco impacto.