En este post se presenta la primera de las colaboradoras intensionales. No puedo presentarla sin contarte que es la consejera intuitiva que quisieras tener a tu lado en esos momentos en los cuales necesitás la palabra calma, pronunciada desde la experiencia espiritual pero con la fuerza práctica de una mujer real. Madre, abogada, constructora de casas y sueños, Kassandra es como vos: una emprendedora intensional.
Emprender en cuerpo y alma.
Ante todo, aclaro que esta es mi primera experiencia "formal" escribiendo para un blog que no sea mío -el guest post improvisado de la otra semana no cuenta, porque lo redacté con la alegre liviandad de quien deja un simple comentario al pie…- así que desde ya agradezco a Paula por la invitación, y tanto a ella como a las lectoras les pido paciencia si estos intentos iniciales no salen con la desenvoltura y eficiencia que quisiera.
Para las que no me conocen, me presento: mi nombre es Kassandra, y si tuviera que definirme únicamente en dos palabras, diría que soy una MUJER ESPIRITUAL.
No se asusten; no es que viva en un ashram o me levante cada mañana cantando mantras y saludando al sol con complicadas posturas de yoga (¡aunque no me vendría nada mal intentarlo!). Soy una mujer como muchas de ustedes, más cerca ya de los cincuenta que de los cuarenta, mamá y maestra a tiempo completo de un Principito de cinco y medio, trabajadora autónoma con un emprendimiento creativo en plena gestación, terapeuta experimentada en diversas técnicas de sanación energética, y co-constructora de una cabaña de madera en un rinconcito de la costa brasileña (la cual aspiro a transformar pronto en el hogar familiar y santuario personal donde continuar acunando sueños). Tengo un blog, My Houseof Belonging, en el que documento esporádicamente los avances de ese proyecto constructivo, salpicándolos con reflexiones personales, notas de inspiración y cualquier otra cosa que se me ocurra -ya que según Paula caigo rotundamente en la categoría de bloguera hedonista, con todo lo de informal y caprichoso que ello conlleva. Sin embargo, cada uno de esos roles que forman parte de mi vida diaria, conforman al mismo tiempo un camino de autoconocimiento y desarrollo personal, una oportunidad única y variada de aprender y crecer como ser humano, que he dado en llamar sencillamente espiritualidad práctica.
Espiritualidad práctica.
Sé que el término espiritualidad puede resultar intimidante para algunas personas; sobre todo, porque el sistema de consumo se ha encargado a lo largo de las últimas décadas de comercializar y poner de moda una suerte de "espiritualidad express" -principalmente en forma de libros, películas y grabaciones de audio- destinada a satisfacer la demanda esnobista de gente que gusta de obtenerlo todo rápido, pre-digerido y "con garantía de satisfacción inmediata o le devolvemos su dinero".
Las estrellas de cine y televisión hablan en sus entrevistas de tal o cual disciplina "espiritual" que les ayuda a mantenerse en forma o a verse veinte años más jóvenes de lo que denuncia su certificado de nacimiento. Pululan por todas partes -Internet incluida- una multitud de maestros, gurús, coachs, counselors y otros supuestos "profesionales" por el estilo, cuya función (¿o debería decir negocio?) consiste en enseñarle a las personas lo que deberían comer, vestir, tener o pensar para ser más felices. Y sin embargo, cada vez vemos a nuestro alrededor más gente infeliz, insatisfecha, solitaria, deprimida o enferma…
Para mí la respuesta es simple: la espiritualidad auténtica no es un pack que se pueda comprar por teléfono desde la comodidad del hogar; antes bien, implica un trabajo diario, comprometido y consciente, que cada persona debe hacer por sí misma en procura del máximo bien-estar físico, mental y emocional. Es aceptar que, como enunció Teilhard de Chardin, en puridad "no somos seres humanos viviendo una experiencia espiritual, sino seres espirituales viviendo una experiencia humana" y en consecuencia, aprender a escuchar la voz interior que nos indica qué es lo que nuestra alma realmente necesita para sentirse plena, realizada y dichosa, (independientemente de lo que el "afuera" pretenda imponernos como socialmente preferible o políticamente correcto).
Estoy convencida de que la mayoría de los seres humanos emprende, a su manera, una búsqueda espiritual en algún momento de la vida. Sea que sueñes con encontrar a tu alma gemela, o con trabajar en esa actividad que te apasiona, o con tener un hijo -¡o varios!-, escribir un libro o viajar al espacio, esos sueños no son sino la pista visible, la punta del iceberg que nos guía en dirección al verdadero sentido de nuestra existencia. Porque todos estamos en este mundo por una razón, aunque algunos se empeñen en auto-convencerse de que ésta se reduce a la satisfacción de necesidades biológicas o a la adquisición de bienes materiales. Todos, en algún punto, sentimos en el alma y a menudo también en el cuerpo (el nudo en la garganta, la presión sobre el pecho, el puño en la bocadel estómago, como bien señalaba Paula) esa sensación de que debe haber algo más allá afuera. Sin embargo, en un mundo donde todo el brillo y el prestigio está monopolizado por la Razón y lo intelectual, prestar oído a las voces interiores, intuitivas y viscerales, a menudo nos llena de temor. ¿Me estaré volviendo loca? nos preguntamos, al borde del ataque de pánico. Y entonces optamos por silenciar esas voces, por ignorarlas, por encerrarlas en la más oscura y subterránea de nuestras mazmorras mentales, mientras para el "afuera" seguimos siendo las nenas buenas, correctas y modositas, y aguantando estoicamente la factura que el cuerpo nos pasa por esa cobardía en forma de dolor, enfermedad y angustia.
Y si...no sé lo que quiero.
Por eso, la invitación inicial de Paula para suscribirme a su Proyecto Intensional y acompañarla de forma virtual en la búsqueda de materializar propósitos vitales impostergables, me pareció una oportunidad excelente para compartir diversas experiencias que como mujeres, mamás, emprendedoras se nos presentan en el camino de la realización personal, así como las herramientas que a unas y otras nos han sido útiles en la consecución de nuestros deseos más profundos y genuinos. Y efectivamente, más allá del poco tiempo que el Proyecto lleva funcionando, el intercambio de opiniones y testimonios ha sido tremendamente enriquecedor… En lo que me es particular, el proceso ha sido arduo, intenso, por momentos agotador, porque implica una batalla permanente entre la Razón y la Intuición (¿mencioné que soy Escorpio con ascendente Acuario y la Luna en Géminis?); sin embargo, las estrategias diseñadas y los resultados que empiezan a avizorarse -en una forma muy visual, porque mi Diario Intensional tiene la forma de un art journal donde a menudo me expreso a través del collage- valen todos y cada uno de los esfuerzos invertidos en ello. Ahora, puede que alguna de ustedes me diga: Está bien eso de perseguir los sueños o ir en busca de nuestros propósitos esenciales… pero, ¿y si no la tengo tan clara? ¿Por dónde empezar cuando en realidad NO SÉ LO QUE QUIERO?
No creas que estás sola en ese cuestionamiento. Cada persona camina a un ritmo diferente, literal y metafóricamente hablando; y de nada sirve que intentes apretar el paso para emparejarte con la compañera que va unos metros por delante, si al cabo de un rato te vas a agotar y desistir del intento. Mejor emprender la caminata a tu propio ritmo, haciendo las paradas que tu cuerpo demande y ayudándote de tantas herramientas auxiliares como creas necesitar... Aquí, en Intensional, ya hemos compartido unos cuantos recursos útiles y gratuitos, y próximamente iremos insistiendo en el uso de los mismos así como incorporando nuevas técnicas e ideas, sea para ayudarte a iniciar la travesía, o bien para avanzar y profundizar en la aventura; eres libre de tomar y utilizar todas y cada una de ellas en la medida que sientas que encajan con tu estilo y tu personalidad.
Eso sí, no me pongas la excusa de que no tienes tiempo para ser "espiritual" porque tu vida es muy ocupada con el trabajo, la casa, el marido, los chicos, el perro y el gato. Como te dije, mi enfoque de la espiritualidad es esencialmente práctico; así que nunca voy a pedirte que te aísles por tres horas para meditar en medio de un bosque sentada en posición de loto. Aunque no lo creas, la búsqueda del bienestar y la plenitud a menudo empieza por las cosas más elementales y cotidianas…
¿Te preguntaste, por ejemplo, por qué tanta gente hoy en día vive agobiada, estresada, intoxicada física y emocionalmente? Quizá te sorprenda saber que muchas de esas situaciones se deben a que las personas se olvidan de poner atención en algo tan involuntario y al mismo tiempo tan vital como… ¡RESPIRAR! Pero de eso te contaré en un próximo post: por ahora me despido, esperando que algo de lo compartido haya sido útil y que la perspectiva de un nuevo encuentro te haga tanta ilusión como a mí misma… ¡Abrazos y bendiciones!
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