Tengo que reconocer que comimos muy muy bien en Salamanca, y sin gastarnos mucho dinero, cosa que se agradece. Os recomendaré los sitios donde estuvimos para que tengáis alguna referencia ;)
Como cafetería estrella para desayunos y meriendas, nos quedamos con Mandala, una cafetería en el centro que destaca por su decoración donde todo ha sido hecho a mano por el padre del dueño, según nos contaron. Lámparas pintadas a mano, espejos, cactus de crochet, etc.
Como resultado, un ambiente muy casero y bohemio donde tomarse un café tranquilamente con una tostada y un trozo de las numerosas tartas que te llaman desde el expositor. Dos veces fuimos a merendar y dos veces nos pedimos la misma tarta. Una de chocolate negro que estaba riquísima, como todas las demás sin duda, y que se convierten en uno de los reclamos de este lugar.
Expositor de Mandala.
Zumo de naranja, café Mandala y tarta de chocolate negro.
Si buscando la rana se os hace la hora de comer, que es bastante problable, os recomiendo el Restaurante El ave, uno de esos restaurantes de toda la vida.
Yo no soy mucho de comer de menú, básicamente porque nunca consigo acabarme el segundo plato. Soy de las que de normal con un sólo plato tengo suficiente, así que no amortizo este tipo de menús. Mi catador en cambio le encantan, y claro, alguna vez tocaba dejarse caer por uno de ellos ;)
Por 11 euros por persona ofrecen un menú que no está nada mal. Comida casera y rica y cantidades
generosas.
De primero yo pedí sopa castellana y mi catador pisto con huevo. Hacía tanto frío que la sopa me sentó genial, y el pisto tenía muy buena pinta también.
Sopa castellana y pisto con huevo.
Y de segundo yo opté por el revuelto de farinato, que es un tipo de embutido parecido a la sobrasada típico de la zona. Estaba buenísimo, y con ese pan tostadito mucho mejor. Mi catador pidió estofado de ternera, y no dejó ni una patata en el plato :D
Estofado de ternera y revuelto de farinato.
Lo peor fueron los postres. La oferta se limitaba a los clásicos: flan, natillas, helado y arroz con leche entre otros. Yo pedí tarta de chocolate pensando que era casera, pero mi gozo en un pozo, era de las refrigeradas :(
Otro de los sitios estrella que tuve oportunidad de conocer y más acorde a mis gustos fue el Restaurante iPan iVino. No es el clásico sitio de tapas. Aquí las tapas están a otro nivel, ya que ofrecen una carta mucho más elaborada que las clásicas que puedes probar por a zona. Podríamos decir que son tapas gourmet y a precio accesible a todos los bolsillos.
Otra cosa que me invita a entrar en un restaurante es el ambiente y la decoración que ofrece. Sólo tenéis que ver fotos de dentro para saber de lo que estoy hablando. Paredes de piedra, mesas de madera, grandes ventanales...Ese estilo que está tan de moda ahora y que a mí personalmente me gusta mucho. No dudéis y probadlo, merece la pena.
Antes de cenar, nos dijeron qué tapas se les habían acabado. Una lástima porque me quedé sin probar algunas que hubiera pedido seguro. Aún así, las que pedimos nos gustaron mucho. Probamos la tosta de chipirón sobre berenjena asada, el timbal de manitas de cerdo y crema de boniato, y los callos. El postre fue lo que menos triunfó. Pedimos el brownie de chocolate con helado de vainilla, pero resultó que estaba duro para lo que debe ser un brownie. Con un café nos gastamos unos 30 euros por pareja.
Tosta de chipirón sobre berenjena asada.
Timbal de manitas de cerdo y crema de boniatos.
Callos.
Brownie de chocolate con helado de vainilla.
Y dejo para el final el mejor de todos, sin duda el descubrimiento del viaje. Este restaurante fue el que nos hizo dejar Salamanca con un muy buen sabor de boca. Fue el primer y último sitio donde comimos, pero aún hicimos unas cuantas visitas más, tanto que ya nos conocían hasta los camareros :)
Gracias a este sitio pude probar la casquería sin poner muecas, porque hacían de ella un auténtico manjar. La carta está bien ya que tiene un poco de todo: tapas, carnes, pescados, botijos (platos de cuchara), bocadillos gourmet y postres. Tiene su zona para comidas más formales y su zona al lado de la barra para un tapeo más informal.
Os enseño fotos de algunos de los platos para que os hagáis una idea.
Lengua ibérica estofada con langostinos.
Mollejas a la zamorana.
Bocata de salmón ahumado, rúcula, pepinillos y mahonesa de cebollino.
Croquetas de bacalao, patatas bravas y manitas de cerdo deshuesadas y fritas con mostaza y encurtidos.
Torrija de helado de fresa
Coulant de chocolate con helado de yogur
También pedimos y os recomiendo probar el bocata meloso de panceta con barbacoa de ajo negro y cebolleta, el de langostinos , jamón, mayonesa de chiles y hojas de mostaza, las patatas "mansas" que son patatas bravas pero sin la salsa brava, sólo acompañadas de ali oli, croquetas de farinato y la ensaladilla rusa con ventresca y picos.
De media nos gastabamos unos 20-25 euros por pareja, así que no estaba nada mal.
También hubo noches que nos quedamos a cenar en el hotel. En una ocasión nos compramos la típica empanada de la zona, el hornazo. Los podéis comprar tanto grandes como pequeños. Está relleno de lomo, jamón y chorizo. Nosotros nos compramos uno individual para cada uno.
Hornazo.
Y de postre un dulce típico de Semana Santa que nunca había probado, los bartolos. Se trata de empanadillas rellenas de crema pastelera. Estaba rico pero prefiero las torrijas, jeje.
Bartolo.
Así que nada, os animo a todos a que os propongáis una escapadita a esta ciudad que saldréis con ganas de nás, os lo aseguro. Espero que os haya gustado!! ;)