Hay una buena colección de recetas típicas salmantinas. Me quedó por probar la chanfaina, el calderillo, el farinato y muchas otras, así que, ¡no tengo más remedio que volver! Tuvimos una temperatura fresca para ser pleno agosto, lo que nos permitió recorrer sus calles y probar sus platos de cuchara, sin pasar calor. Aunque son platos contundentes, el gran deporte de hacer turismo, hace que se equilibre la balanza.
De momento, una entrada gráfica de los manjares que nos ofrece la ciudad más visitada de España.
Hornazo: empanada de lomo, chorizo y jamón
Sus cerdos y terneras son tan ricos, que están presentes en casi todos sus restaurantes:
Solomillo al Cabrales
A la plancha. No hacía falta ni el cuchillo de tierno que era.
Tosta de paté de cecina con membrillo, realmente deliciosa.
Arroz negro, no es típico, pero tenía un buen fondo.
Judías con chorizo, pequeñitas y sabrosas
Sopa castellana, espectacular.
Berenjena rellena
Churrasco de ternera
Solomillo de cerdo al Pedro Ximénez
Patatas meneás, ya tengo mi réplica...
Tostón (cochinillo) Brrr ¡debe ser pecaddo!
Tarta de queso ¡de las mejores que he probado!
Ensalada de canónigos, foie, jamón y naranja, una combinación extraordinaria.
Tosta de Torta del Casar con jamón crujiente, sin comentarios
Morro en salsa, ¡nivelazo!
Oreja a la pimienta negra, a los que os guste, ya saben de que hablo...
Como véis, platos donde prevalece la carne, autócna de la región. Cuidados con mimo y pastos naturales, lo que se traduce en sabor y calidad.
Ahora de vuelta a mi mar y mi huerta, pero con el grato recuerdo de esa cultural ciudad.
¡Hasta pronto Salamanca!