Nada más y nada menos que a Salamanca, una ciudad que me ha enamorado.
Como ya os dije, al principio me sentía algo reacia a repetir como destino de vacaciones una ciudad castellana. Hace relativamente poco estuvimos en Ávila y Segovia, y me apetecía más visitar alguna ciudad de Andalucía. Pero mi catador se negó en rotundo siendo plena Semana Santa, así que pronto tuvimos que cambiar de idea.
Después de varias horas buscando información y opiniones en internet, decidimos darle una oportunidad a esta ciudad.
Puente romano sobre el río Tormes.
Pensaba que sería muy parecida o similar a las que ya había visto, pero la realidad fue muy distinta. Yo adoro viajar, y siempre me gusta que el lugar me sorprenda y me conquiste. Eso fue precisamente lo que me pasó con Salamanca. En pocos minutos olvidé mi apatía inicial y acabé disfrutando como una enana, como se suele decir.
En pocas palabras se puede decir que Salamanca es una ciudad ideal donde pasar unos días y que te deja esa sensación de haberla conocido mucho sin haberte estresado demasiado. Ese fue el plan en el que nosotros fuimos. Intentar ver todo aquello que pudiéramos pero de manera relajada, parándonos a merendar si hacía falta y haciendo la siesta todos los días, que es sagrado en vacaciones :)
Vistas desde la catedral.
Salamanca tiene el encanto de rodear al viajero de monumentos y edificios históricos casi en cada esquina. Al final pareces acostumbrarte a andar alrededor de iglesias, capillas, restos de murallas...un privilegio para los que vivimos en ciudades con siglos de antigüedad.
Como lugares a destacar, y para aquellos que no hayais tenido oportunidad de ir a verla, destacar su enorme y monumental catedral, por el momento la más bonita que he visto. Vale la pena visitar su torre, llamada Ieronimus, la más alta después de la Giralda. Desde ella tendréis oportunidad de ver la catedral por dentro, así que os podéis ahorrar pagar por ver esta segunda como hicimos nosotros.
Vistas de la catedral desde la universidad.
La torre Ieronimus.
Algo curioso que me llamó la atención fue esta especie de semáforos que había en los distintos pisos de la torre para indicarte cuánto tiempo tenías que esperar para usar las escaleras, ya fuera para subir o bajar :)
La plaza Mayor es preciosa, y tengo que decir que me gustó casi más que la de Madrid. Me dió la sensación de ser más amplia y con numerosas calles por las que acceder a ella.
Plaza Mayor de Salamanca.
Homenaje a las víctimas del ataque terrorista en Bruselas en la fachada de la plaza.
No debéis perderos tampoco entrar en la Universidad Pontífica de Salamanca, la más antigua de España y la tercera de Europa. La verdad es que tiene que ser un honor y una experiencia estudiar una carrera allí.
Claustro de la universidad.
Vistas de la universidad.
Y cómo no dejar de mencionar la famosa rana de la fachada de la universidad. No es complicado encontrarla si te dejas guiar por toda la gente que está allí señalándola. Pero si prefieres buscarla por tí mismo te deseo suerte, ya que para mí fue casi imposible dar con ella sin una referencia. Creo que si fuera verdad la leyenda, aún seguiría sacándome la carrera ;)
Fachada donde se encuentra la famosa rana de Salamanca.
Otra cosa que nos dejo algo sorprendidos fue el hecho de que para ser una capital y en plena Semana Santa no hubiera mucha gente en la calle. Había gente, claro que sí, pero podías andar perfectamente por la calle sin esa sensación de agobio. Recuerdo que una noche viendo la procesión, en cuanto acabó esta la gente de dispersó en menos de un minuto y la calle se quedó totalmente despejada. Y aún más, ningún día tuvimos que esperar mesa cuando íbamos a los restaurantes a comer. Así que felices :)
Pero si hubo algo que me conquistó fue el Huerto de Calixto y Melibea. ¿Os imaginais un jardín secreto con vistas a la catedral y a la ciudad? Pues así es, lleno de rincones escondidos donde refugiarte con tu pareja o simplemente hacer un descanso más plácido y privado.
Entrada al huerto.
Es un sitio auténtico y mágico, de esos que ojalá tuvieras uno cerca de casa para escaparte de vez en cuando. Como soy una romántica empedernida, me imaginaba cómo sería una primera cita allí o que te pidieran matrimonio :D A ver quién decía que no con semejante escenario!
Huerto de Calixto y Melibea.
Huerto de Calixto y Melibea.
Y bueno, muchos más rincones y calles por los que perderse que aquí os dejo en fotos.
Río Tormes.
Vista nocturna de la catedral y el puente romano.
Rio Tormes.
Iglesia y convento de San Esteban.
Casa de las Conchas.
Estatua del Lazarillo de Tormes.
Iglesias de las Úrsulas.
Espero que os haya gustado. ¡Nos vemos en la próxima entrada donde os invito a comer en Salamanca! ;)