Aún así se les perdona este flojo epílogo, ya que anteriormente nos habían cautivado con tramas envueltas en el glamour de Hollywood, tejemanejes de agentes, amoríos varios, infinidad de cameos de famosos de gran envergadura, y lo más interesante, los rodajes, estrenos y negociaciones de películas ficticias llenos de altibajos que nos mantenían en vilo. Esta última parte es sin duda el aspecto más interesante de una serie que no se corta un pelo a la hora de mostrar y hablar sobre sexo, con vocabulario malsonante constante.
Precisamente el abanderado de las palabrotas y la verborrea, es Ari Gold, representante interpretado por Jeremy Piven, quien se convierte en uno de los mejores personajes de la serie junto al más maltratado y divertido de todos, el mítico Johnny "Drama" Chase, hermano de Vince, la auténtica estrella de cine, que acaba teniendo menos protagonismo de lo esperado, y que en realidad solo sirve de excusa para que su séquito se luzca con tramas compartidas o propias de cierta relevancia en cada uno de los noventa y seis capítulos que componen una serie que podría ser mejor, podría ser mucho peor, pero que engancha y entretiene de lo lindo, y que apetece ver de nuevo una vez tras otra.
Mi puntuación: 10/10