Los tres primeros años esas acciones paralelas nada aportaban y el único aliciente era presenciar como iba aflorando la violencia latente en Norman mientras su progenitora tomaba conciencia de ello. En las dos últimas entregas el leitmotiv ya era en exclusiva el aspecto puramente psicológico y, por tanto, el interés aumentaba proporcionalmente. Pero en el año final todas las virtudes que se habían ido atesorando por fin cobraban sentido, incluso al invadir argumentalmente el suelo trazado en la obra original. En lugar de limitarse a copiar, los creadores tomaron un camino alternativo y cambiaron gran parte de lo ya conocido para mostrarnos un nuevo enfoque que lograron encajar con buena nota. No es un producto para grandes audiencias, todo es lento y dialogado, poco comercial, pero una vez se entra en el juego sí es adictivo, irregular con remontes potentes también, además de atrevido, aunque sin escandalizar demasiado a las buenas conciencias, en definitiva y lo más importante, no insulta la memoria de Don Alfred.
Puntuación @tomgut65: 6/10