El adolescente que se avergüenza de que lo vean contigo en el centro comercial y sin embargo no tiene problemas de pasar horas con su vecino. El chico que se mofa de tus consejos, hace caso dócilmente de las mismas advertencias cuando provienen de un extraño. Entonces los padres tratan con esfuerzo de conciliar ese jovencito apático y refunfuñon que tienen en casa, con el alegre, entusiasta y servicial del que otros le hablan.
En algunos adolescentes, el cambio de conducta es sutil "en cuanto mi hija me ve, su actitud cambia..." "adopta la pose de la chica buena que tiene la engorrosa obligación de interpretar su papel de adolescente: ser mordaz y avergonzarse de todo lo que hace o dice su madre" afirman
Si estas frases tienen resonancias dolorosas para ti, no te preocupes más: tal comportamiento es pasajero y puedes hacer mucho para cambiarlo.
Un estudio realizado por investigadores de la universidades de Ohio y Arizona hace algunos años, reveló que, cuando los hijos llegan a la adolescencia, los padres muestran una hostilidad creciente.
Los investigadores oyeron conversaciones de jóvenes con sus padres y observaron que éstos mostraban reacciones negativas tres veces más rápidamente que sus hijos; es decir, tardaban menos en criticar, culpar y expresar enojo.
Los investigadores concluyeron que la animosidad de los chicos no se debe sólo a que ésta es parte normal de la adolescencia. Quizás tu, sin darte cuenta, estás atizando el fuego con tus reacciones.
¿Cómo lograr que el adolescente encantador que otros ven sea así también contigo?
Para tranquilizarse busca entre tus recuerdos: ¿Cuánto tiempo pasabas con tus padres? ¿Solías hacerles confidencias? "Cuando tenía 13 años, mi madre me hacía pasar horribles vergüenzas, nunca entendí por qué tenía que cantar los temas que íbamos oyendo en el radio cuando llevábamos a mis amigas en el coche", "Un comportamiento excéntrico puede ser estupendo si se trata de la madre de otra persona, pero es odioso si se trata de nuestra propia madre. Sentimos que vana pensar de nosotros lo mismo que piensan de ella" manifiesta Catalina
La incomodidad que los adolescentes experimentan no tiene que ver con loa que uno haga o deje de hacer, sino con el simple hecho de ser su madre o padre. Rememora tus propios momentos de vergüenza de cuando eras adolescente, y verás todo en perspectiva. Tu cambiaste, y en consecuencia cambió la opinión que tenías de tus padres. Tus hijos también madurarán...
El trato con otros adultos puede beneficiar a los adolescentes: Una persona mayor que inspire confianza a tu hijo podría ayudar a inculcar en él los valores que por el momento no acepta de ti, así como atender necesidades que no pueden satisfacer. A veces se trata de simples diferencias de personalidad "Mi familia era numerosa, así que mi madre no tenía tiempo de charlar largamente con nosotros como a mí me gustaba. En cambio, me pasaba horas enteras conversando con la madre de una amiga mía. Para mí era importante saber que alguien ajeno a la familia me consideraba especial" comenta Dévora.
Alienta a tu hijo a hablar de sus amigos adultos: Esta muestra de interés puede infundirle confianza al adolescente y tendrás la oportunidad de reafirmar las ideas y valores que él está aprendiendo de otros adultos. Por ejemplo podrías utilizar frases como: "¡Qué buena idea! Esto que piensa tu amigo es muy sensato" Y si no coincide con las opiniones de esas personas, al menos podrías expresar las tuyas en el contexto adecuado.
Construye puentes, no barreras: Los chicos se abren a aquellos adultos que los tratan como amigos razonables y responsables. Si te diriges a tu hijo con respeto, es muy probable que él responda en los mismo términos. He aquí algunos ejemplos:
En vez de decir "¿Por qué pones esa cara?" conviene decir "Creo que no estás de acuerdo conmigo. Bueno me gustaría saber qué piensas"
En vez de decir "¡Claro, tenías que meterte en líos en la escuela! ¿Cuándo aprenderás?" dice "¿Entiendes porqué se enojó el profesor? Si lo piensas bien ¿No crees que podrías haber tenido otra reacción? ¿Cómo supones que puedes remediar esta situación?"
En vez de decir "¡Otra vez llegas tarde! ¿Por qué no me llamaste? ¡Eres un desconsiderado!" trata de decir "Me preocupo mucho cuando no me llamas. Por favor, recuerda la próxima vez para que yo sepa que estás bien"Alentar al adolescente a buscar soluciones le da armas para hacer frente en la vida y ayuda a que ambos se entiendan mejor.
Concédele a tu hijo el beneficio de la duda: Así actúan las personas que obtienen lo mejor de él. No pienses que hay gato encerrado cuando el chico hace algo bien. Para fomentar un comportamiento responsable, pocas cosas hay mejores que el elogio y la confianza.