Que no te de miedo pronunciar esa temible palabra que tanto arrebata, destruye y cambia. ELLA. La enfermedad. Esa a la que llamamos Cáncer.
A mí me robó pedazos importantes de mi vida y por supuesto me transformó. O al menos así lo siento. Al igual que supongo, les ha pasado a familiares, amigos, conocidos, y a otros tantos a los que no conozco, pero que sé existen.
De hecho, hoy es el día en que ELLA sigue acechando, incansable, a la vuelta de la esquina queriendo llevarse al hijo de Fulano, o al padre de Mengano... Llega un momento en que uno se acostumbra a verla; es una palabra que se adhiere a la rutina, se agarra como una garrapata y se queda de por vida. El cáncer ya está en tu vida y ha llegado para quedarse.
No cabe duda de que es una peste que infecta pensamientos y emociones, tanto de los que la padecen, como de los que la conocen. Quienes de frente se topan con ELLA saben que es una lucha cara a cara, cuerpo a cuerpo que dura meses, años... y casi seguro toda una vida. Una vida que pasa a ser eterna, longeva y como un lastre insoportable cuando un gran amor, como un padre, un hijo... te dice adiós para irse con ELLA. A veces hasta le agarra fuerte de la mano y le suplica: "¡llévame ya contigo, por favor!". Y a ti te cuesta entenderlo... ¿pero por qué tuviste que ser tú? ¿Por qué nuestra familia? ¿No quieres seguir luchando contra ELLA?
Lidiar con el cáncer no es fácil, pero no deja otra alternativa. Te ha declarado la guerra y cada batalla, la de cada uno, es personal, intrínseca, independiente e incomparable. El final: impredecible. Pero cada una de esas personas que la combaten y superan se convierten en puta inspiración y esperanza para otros. No dejemos que los finales tristes nublen esas historias, son lo que nos queda; agárrate fuerte a ellas mientras graniza, llueve y nieva... Esperando a que llegue la calma, la primavera. O al menos hasta que llegue alguien con el ácido de la palabra metástasis en los labios.
No olvidemos que la película no acaba ahí. Los que sucumben dejan un rastro... Dejan personas que desprenden un halo de dolor, que se revela contra el mundo con una sobredosis de alcohol, un bajón cualquiera... Latente, deseando salir, vomitar por nuestros ojos rojizos y tristes que anhelan llorar de tristeza por quienes ya no están, por quienes se fueron, por el maldito cáncer que es capaz de joder el día a día haciéndolo un enigma indescifrable, irreconstructible y eterno. O al menos por un tiempo... considerable.
Seguir adelante consiste precisamente en eso, en aprender a vivir con ELLA, lograr que la experiencia personal de cada uno te haga mejor persona, más empática, luchadora y que te anime a vivir y disfrutar de cada día con la intensidad que se merecen quienes se fueron o quienes la combatieron con éxito. Si la convertimos en un tema o palabra tabú, entonces ELLA habrá ganado la batalla.
Y si lo que prefieres es burlarte de ella, ya sea haciendo chistes o restándole importancia, hazlo, cada uno lo lleva como buenamente puede... ;)
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