Este será mi primer invierno en Bulgaria y quizá el primer invierno de mi vida. Aunque a esto aún se le llama otoño yo jamás había pasado tanto frío (y aún ni hemos empezado)
De un día para otro las hojas tan bonitas de los árboles, con sus colores típicos de la estación desaparecieron ¡Así sin avisar ni nada! Entonces me di cuenta que de Bulgaria no te puedes enamorar una vez, si no te enamoras una y otra vez.
Después de que los días grises y los árboles secos dejaran paso a la neblina y los tímidos rayos de sol no lo pude evitar y salí corriendo al parque (alias bosque) a hacer fotos con la mejor compañía (echando de menos a Martín)
Frodo corría de un lado a otro llevando ramas y piedras, saludando a sus amigos perritos y llenándose de barro, mientras yo exploraba el nuevo entorno que me rodea ¿Dónde está la belleza? Tan solo tuve que alzar la vista un poco y descubrí la magia de la naturaleza en Sofia.
Pero no solo se acerca el invierno si no que también se nos echa encima la (no) Navidad, y es que si no fuera por los bancos y los centros comerciales la decoración navideña sería prácticamente nula. Imagino que si no hay presupuesto para poner farolas en las calles y cuando cae la noche se convierte en una ciudad en plena edad media, mucho menos habrá dinero para poner decoraciones de quita y pon.
Así que mi misión Navideña será buscar decoraciones por la ciudad y sacar el máximo de fotografías posibles, así al verlas mi espíritu Navideño aflorará y los días grises y tristes pasarán :)
¿Nevará en Navidad este año? Ojalá :D