Como ya sabéis, me encuentro en una fase en la que predomina la calma. Y por desgracia, no puedo hacer muchas de esas cosas que me encantan. ¡En fin, que se le va a hacer! Toda una faena, eso de que viajar sea una ellas. Así que no me queda otra que tirar de imaginación, con el objetivo de mantener a raya mi impaciencia y así de paso, amenizar esta cansina espera. Os imaginaréis que a estas alturas, mi lista de destinos deseados es más o menos, ¡inacabable! Y algo que me está viniendo muy bien para subir mi ánimo, ¡es apoyarme en los recuerdos de viajes inolvidables!
Cuando voy de viaje, intento fijarme. Y si veo algo inspirador a modo de decoración, no dudo ni un solo instante en llevármelo. No se trata de comprar por comprar, sino de dar con algo que en ese preciso momento necesite o me vaya bien con el estilo decorativo que hemos decidido dar a nuestro piso. Estoy convencida de que estos elementos decorativos, ¡son los que realmente marcan la diferencia! Porque además de transmitir constantemente energía positiva a modo de recuerdos, dan un aire absolutamente único y personal. Y es que en eso de revivir los buenos momentos, ¡nosotros somos bastante expertos! Porque no hay nada más apasionante que viajar, ni nada más personal que un hogar. ¿Por qué no unir ambas cosas en una? Yo ya lo he hecho y os aseguro que funciona. ¿Y cómo? Pues poniendo a prueba, algunas de estas tres ideas:
1. Composiciones y álbunes de fotos
Hacer fotos es algo con lo que disfruto mucho, y aún más si estoy de viaje. Y precisamente son ellas, las que me permiten dar ese aspecto tan personal tanto al blog como a mi hogar. Suelo imprimir y enmarcar las que me gustan más, con el objetivo de que pasen a formar parte de alguna de las composiciones que tenemos colgadas en nuestro hogar. En el salón, tenemos una dedicada a los parques naturales (foto 3) y en nuestra zona de trabajo, tenemos otra inspirada en Nueva York (foto 1). Intento usar los marcos variados tanto en forma, color como tamaño. Y a poder ser, ¡reutilizados! Además de esto, también hacemos diferentes álbunes de fotos por viaje o año. En ellos no solo incluimos fotos, sino también todo tipo de recuerdos que traemos. Intentamos que todos ellos tengan un color y un estilo similar, para que luzcan en la estantería donde están. El buen rollo que sentimos tanto al repasarlos como al enseñarlos, nos motiva aún más a viajar.
2. Productos y libros gastronómicos
No es ningún secreto, eso de que siempre aprovechamos cada viaje para visitar buenos restaurantes. Y es que somos unos auténticos fanáticos de los menús degustación, cuyos platos son cuanto menos arte. Informarse sobre cuáles son los productos típicos del lugar que vamos a visitar, debería ser cuanto menos: ¡indispensable! Y ya ni hablar, de traerse de recuerdo alguno de ellos. En nuestro caso, como nos gusta cocinar, disfrutamos un montón incluyéndolos en nuestros platos. Otra de nuestras debilidades son los libros de cocina. Y sobre todo esos tan bonitos que vienen perfectamente ilustrados y que resaltan cualquier esquina de la cocina, con tan solo tenerlos apoyados. Pero mira por dónde, todavía no hemos encontrado ninguno que nos explique claramente: ¡cómo triunfar preparando unos huevos benedictinos al más puro estilo americano!
3. Recuerdos convertidos en deco-objetos
Yo suelo encontrar muchos de ellos tanto en las tiendas de los museos de arte como en las de los parques naturales. Tales como láminas de mis artistas favoritos, piedras preciosas, artesanía, objetos de cerámica o postales vintage (foto 6). Sin olvidar, lo que nos pueden ofrecer los artistas callejeros o las tiendas de antigüedades. En nuestro caso, estamos encantados con los vasos de café (foto 7) que nos trajimos de nuestros viajes de carretera por el oeste americano. No hay día que no nos alegremos de verlos en nuestra repisa y recordemos exactamente el momento en el que nos hicimos con ellos. Y de las bolas de navidad, ¡ya ni hablamos! Siempre que podemos, nos llevamos alguna especial. Por ahora, nuestra favorita es una pintada a mano con motivos del Central Park. Y la verdad, cada vez que la veíamos colgada en el árbol estas últimas navidades, nos recordaba esa experiencia neoyorquina tan especial.
No sé que os parecerá, pero a mí eso de mantener vivos los recuerdos de mis viajes me parece lo más. ¡Por más viajes inolvidables, momentos inspiradores y recuerdos a recordar! ¿Y tú? ¿Qué es lo que normalmente te traes de los viajes? ¿También lo utilizas para decorar tu hogar? ¡Anímate y atrévete a contármelo en un comentario!
Y como siempre te espero en Instagram, donde comparto mi día a día -a través de mis stories- y un montón de recomendaciones más que seguro te encantarán.