Tengo a mi familia distribuida por la geografía española, así que me ha tocado hacer muchísimos viajes express en mi vida, de esos que se deciden en el mismo día o el día anterior a última hora. Normalmente estas situaciones me crean muchos nervios (Que raro en mí, ¿No?), pero a mis 22 lo tengo superado y ya se convierte en rutina.
Es por eso que quería daros unos consejos a la hora de llevar a cabo uno de estos viajes express.Pero antes os voy a contar mi último viaje y la razón por la cual digo todas estas tonterías. Resulta que mi abuelito lleva un mes ingresado. Tenía bronquitis, y a raíz de entrar en el hospital todo se fue complicando y complicando hasta hoy. Como si se hubiera abierto la caja de Pandora de las enfermedades. Al principio no iba a ir, porque estábamos organizando sus bodas de oro (Como os dije), pero las tuvieron que cancelar y me llamaron diciendo que todo iba a peor cada vez. Así que cogí a mi novio y me lo llevé conmigo a Bilbao.
Mis abuelos, en realidad, no viven en Bilbao, sino en Portugalete. Es un sitio que me encanta no, lo siguiente. Tengo muchos recuerdos desde mi infancia, y todos geniales. El puente colgante, la ría, sus calles tan características, el ambiente húmedo, la cercanía de la playa... ¡Es genial! Lo que siempre me ha llamado la atención allí es que en una acera de la calle estás en un sitio, y en la otra acera en otro sitio diferente, con farolas diferentes.
Puente Colgante de Portugalete
El puerto de Las Arenas
En nuestra visita estuvimos en el hospital, pero también aproveché para enseñarle Vizcaya a mi novio, que nunca había estado, y dejar que él mismo se enamorase de todo. Vistamos el Puente Colgante, Las Arenas, y ya en Bilbao solo pude llevarle al Guggenheim, que es lo más icónico.
La visita no dio para mucho más, pero nos lo pasamos bastante bien. Yo volví a Salamanca más tranquila, ya que mi abuelo mejoró y ahora están a punto de mandarle para casa.
Y... En fin, básicamente esto explica mi prolongada ausencia los últimos días (Eso, más las clases, mi trabajo...), y esta vez espero, de corazón, poder volver a mi rutina del blog, que la echo muchísimo de menos.
Pero la gran pregunta es: ¿Cómo no perder la cabeza con estos viajes? Los viajes express son desquiciantes y pueden estresar fácilmente a cualquiera. Porque un día tienes tus planes y al día siguiente tienes que cancelarlo todo, coger las maletas y correr.
1- ¿Qué equipaje llevar?: Lo mejor es una maleta pequeña de ruedas. Normalmente aconsejaría un weekender, pero he descubierto que si en la visita están incluidas grandes dosis de metro y otros transportes semejantes, una bolsa de fin de semana puede ser un agobio, al tener que llevarla constantemente colgada al hombro o en la mano. Aunque en principio lo de dentro parezca poca cosa... acaba pesando. Yo a Bilbao llevé la pequeña de Cállate la boca, el modelo en rojo. Es rígida y parece más grande de lo que realmente es por dentro, pero es una monada, muy cómoda de llevar y a mí me salvó la vida.
2- Bolso grande: La idea no es que carguéis con un montón de cosas y os fastidiéis el hombro para siempre, pero siempre es mejor llevar un tote bag, porque un bolso pequeño, aunque es más cómodo, acaba dando muchos más problemas para cargar con todo de un lado a otro.
Mango
3- Las apps son nuestras amigas: Hoy en día hay apps para todo, y en un viaje express son nuestras mejores aliadas. Para comprar billetes, encontrar hoteles, moverse por los lugares, buscar restaurantes... Todo a nuestro alcance con tan solo un dispositivo en mano. Y es que no hay tiempo de preparar nada ante un viaje tan inesperado. Hacedlo en el momento.
4- ¿Qué llevar?: Poca ropa, pero variada. Es decir, que no importa repetir conjunto, pero lo que sí es importante es cubrir todas las necesidades ante imprevistos (O no tan imprevistos). Hay que estar preparados por si llueve, por si hace frío, por si hace calor, si se necesita comodidad, ir más elegante... Llevad prendas que puedan ser versátiles.
5- Aprovechad la visita: Normalmente estos viajes se hacen por motivos familiares, de trabajo... También se hacen por placer, de esos que un día nos da la venada y al día siguiente estamos en Roma con lo puesto, pero hablo de los anteriores. Si ese es el caso siempre hay que encontrar un momento para distraerse, ver el lugar, ver su modo de vida, su gente, sus monumentos... Aunque todo sea demasiado rápido, pero vuestra cabeza os lo agradecerá. Que los kilómetros no sean en vano.
6- No os perdáis la belleza... ¡Y la emoción!: En el viaje mirad el paisaje por la ventanilla, allí observad todo... No hay que dejar que todo lo malo nos afecte. También hay que saber ver la belleza allá donde vamos. Por ejemplo, cuando yo estaba en el hospital no dejaba de mirar por la ventana, porque había unas vistas impresionantes de Bilbao, todo verde, las luces, la lluvia... Y aunque mi situación no era la mejor... también aproveché el momento. Todas estas cosas que vivimos hoy, serán recuerdos mañana.
Y vosotros, ¿Habéis tenido un viaje express últimamente?