Del reconocimiento sincero de nuestros puntos fuertes y de nuestras debilidades, la visión clara de los puntos que debemos fortalecer y la capacidad de aprender de la experiencia
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Gustavo Torroela define el concepto y valoración de sí mismo como el conjunto de vivencias, ideas, opiniones, sentimientos y actitudes que tenemos hacia nosotros mismos.
Es la imagen que el sujeto se forma de su propia persona en la que se refleja, en síntesis, todo lo que ha hecho y ha sido, con todo lo que es y hace y además con lo que quiere hacer y ser. La formación del concepto y valoración de sí mismo empieza temprano en la niñez, de una manera vaga, imprecisa, indefinida, como reflejo de la opinión y valoración social de las personas cercanas significativas (padres, parientes, maestros, amigos, etc.).
Ahora bien, ¿qué se entiende realmente por autoestima? Lo primero que hacemos en el mundo es estimar, valorar, apreciar las cosas que encontramos como buenas o malas, bellas o feas, amables u odiosas, etc. Y lo primero que estimamos en el mundo es nuestra propia persona, que es lo que llamamos autoestima y así nos estimamos a nosotros mismos como inteligentes o torpes, emotivos o controlados, persistentes o inconstantes, etc.
Quizás el aspecto más importante de la personalidad de cada uno es el concepto y valoración que tenemos de nosotros mismos, el que influye mucho en nuestra vida y conducta. El mejoramiento de uno mismo empina por el mejoramiento del concepto y la valoración que tengamos de nosotros mismos.
¿Cómo se forma la autoestima?
La autoestima se forma como resultado del proceso de satisfacción o frustración de las necesidades humanas (carenciales y del desarrollo), a través de la vida. Así, la autoestima mejora cuando se satisfacen y se empeora cuando se frustran. Las dos clases de necesidades humanas determinan las dos vías para el desarrollo y mejoramiento de la autoestima.
Una es la vía más frecuente, la que depende principalmente de la satisfacción de las necesidades de aprobación y reconocimiento social (aceptación, popularidad, éxito social). Depende de la valoración ajena y del criterio de los demás. Y una de las causas principales de la disminución o pérdida de la autoestima es la frustración o malogramiento de esas necesidades carenciales.
La segunda vía del desarrollo de la autoestima es menos frecuente. Pero es más verdadera más importante y auténtica. Es la que se origina en la aprobación y reconocimiento de nuestra propia conciencia, la que se debe a nuestra propia valoración y se gana por nuestros esfuerzos realizaciones y logros.
Indudablemente, ambas contribuyen a mejorar la autoestima pero, la que depende de la valoración y aprobación de los demás está fuera de nuestra responsabilidad y control, mientras la que depende de nuestra propia valoración y aprobación de nuestra conciencia, está dentro de nuestro control porque es el resultado de la satisfacción de nuestras necesidades superiores de desarrollo, de autorrealización y creatividad y de haber cumplido pasos escalados de la autoestima.
La importancia que tiene la autoestima es que el concepto, la imagen que uno tenga de sí mismo es la base, el centro o factor principal del desarrollo humano y de la autorrealización. El desarrollo y superación humanos empiezan por el mejoramiento de la autoestima, ella es el fundamento de la autorrealización y del desarrollo pleno de uno mismo.
La solución de muchos problemas de la vida consiste en que cada persona viera y arreglara lo primero que hay que ver y arreglar: que es uno mismo. Conocerse, valorarse para saber quién es y poder “arreglarse” y mejorarse.
La autoestima es la clave del éxito personal porque el yo verdadero, auténtico de cada uno está muchas veces oculto y sumergido en la ignorancia o en la inconciencia y hay que descubrirlo, encontrarlo y valorar sus potencialidades para usar los recursos con que contamos.
La verdadera autoestima no depende tanto de la estimación que nos tengan los demás, de nuestra popularidad o éxito social, es la que se debe a nuestra propia valoración y se gana por nuestros esfuerzos, realizaciones y logros. Por ello el fortalecimiento de la autoestima requiere que sepamos evaluar nuestra conducta honestamente y que los criterios, con los cuales nos juzgamos, sean verdaderamente nuestros y no meramente copia de los demás.
La autoestima es el sentimiento, la experiencia y la convicción de que somos aptos para la vida y de que somos capaces de responder adecuadamente a los retos de esta. Es la base de todo crecimiento y desarrollo personal: el coraje de ser uno mismo y de confiar en los propios recursos.
Una meta principal de la educación debería ser el de formar en los niños y jóvenes una autoestima positiva, una valoración de las propias potencialidades porque uno irá tan lejos en el viaje de la vida y progresará tanto como crea que es capaz de hacerlo.
En el mundo hay dos clases de personas:
Una, la de aquellas que tienen un concepto negativo, una baja estimación y una imagen deficiente de sí mismas, carecen de confianza en sus recursos y capacidades y se sienten ineptas, incompetentes para emprender nuevas tareas, desarrollar sus potencialidades y lograr las metas que quieren.
Hacia la adolescencia se desarrolla un nivel superior de conocimiento y valoración de sí mismo cuando el joven, motivado por la necesidad de saber quién es y quién quiere ser
La otra clase de personas es la que tienen un concepto positivo, que poseen una alta estimación y una imagen buena de sí mismas; que tienen confianza y fe en sus recursos y capacidades y se sienten aptas, competentes para emprender nuevas tareas, desarrollar sus potencialidades y alcanzar las metas que se proponen.
Los primeros, por tener una imagen negativa, deficiente, y una baja estima de sus personas, tienden a fracasar y a obtener sólo pobres logros y pequeñas metas. Los segundos, al contrario y para bien, por tener una imagen positiva de ellos mismos y una alta estimación de sus personas tienden a triunfar y alcanzar altos metas y logros en la vida.
Puntos ciegos
El primer paso necesario para aumentar nuestra eficacia consiste en identificar una necesidad que debamos mejorar aunque esta conciencia pueda ser sumamente difícil de alcanzar.
Los ejecutivos fracasados parecen mostrarse muy poco dispuestos a reconocer sus propios errores y desdeñan a las personas que osan señalárselos. Su resistencia es un claro ejemplo, de que no pueden hacer nada por cambiar las cosas.
Una de las informaciones más difíciles de conseguir dentro del mundo empresarial es un "re-aprendizaje" constructivo y sincero de lo que estamos haciendo, especialmente de nuestros errores. Pasamos mucho más tiempo criticando los errores de las personas que haciéndoselos ver abierta y sinceramente... Parece como si existiera una especie de pacto fáustico, una confabulación que nos lleva a actuar como si todo estuviera bien, cuando en realidad no lo está.
Siempre que alguien se comporta así en una situación determinada expresa los signos inequívocos de la existencia de un "punto ciego".
A continuación enumeramos algunos de los puntos ciegos más comunes y costosos, determinados a partir de un estudio realizado por Robert E. Kaplan:
Ambición ciega: compite en lugar de cooperar, jactancioso
Objetivos poco realistas
Esfuerzo desmedido
Intromisión
Sed de poder
Necesidad insaciable de reconocimientos
Preocupación por las apariencias
Necesidad de parecer perfecto
La función de estos puntos ciegos no es otra que la de impedir que la gente llegue a conocerse así mismos, puesto que tal cosa les obligaría a admitir algo, sus propios errores, que no están dispuestos a reconocer.
Esto te hace que seas refractario a cualquier aprendizaje de la experiencia.
Todos estos puntos ciegos son hábitos aprendidos y, en consecuencia, si tenemos alguna carencia en uno o en otro sentido, siempre podemos aprender a hacer mejor las cosas.
Caminos para mejorar
Los trabajadores estrella buscan deliberadamente el feedback y desean conocer la opinión que los demás tienen de ellos porque saben que se trata de una información sumamente valiosa. También las personas que se conocen muy bien a sí mismas son buenos trabajadores ya que su autoconciencia les permite corregir continuamente sus fallos.
La conciencia de uno mismo es un instrumento valiosísimo para el cambio, especialmente si nuestra necesidad de cambio se halla en consonancia con nuestras propias metas personales, con nuestra misión y con nuestros valores fundamentales, entre los que se encuentra el hecho de que intentar mejorar es algo positivo.
Confianza en Sí Mismo
El coraje que se deriva de la certeza en nuestras capacidades, valores y objetivos. Una sensación muy clara de nuestro valor y de nuestras capacidades
Las personas dotadas de esta competencia:
Manifiestan confianza en sí mismas y poseen presencia
Pueden expresar puntos de vista importantes y defender sin apoyo de nadie lo que consideran correcto.
Son emprendedores y capaces de asumir decisiones importantes a pesar de la incertidumbre y las presiones.
La confianza en sí mismo es la condición indispensable de toda actuación sobresaliente porque, a falta de ella, las personas solemos carecer de la suficiente convicción para afrontar las dificultades que se nos presentan. La confianza en nosotros mismos nos proporciona, en suma, la suficiente seguridad como para asumir el papel de líder.
Para los que carecen de confianza en sí mismos:
Cada fracaso confirma su sensación de incompetencia
Se manifiestan sentimientos de impotencia, inoperancia y una abrumadora sensación de inseguridad
Tienen el temor de parecer completos ineptos
Renuncian fácilmente a las propias opiniones y juicios, incluso las buenas ideas, cuando estas se ven cuestionadas
Se muestran con indecisión crónica, especialmente bajo presión
Se asustan ante el más mínimo riesgo
No saben comunicar las ideas útiles
Un exceso de confianza en sí mismos puede producir:
Arrogancia (sobre todo si la persona no tiene habilidades)
Puede ser una manifestación de ausencia de realidad
Las personas con una adecuada confianza en sí mismos:
Se muestran eficaces
Capaces de asumir desafíos y dominar nuevas tareas, a pesar de las posibles críticas en contra
Se ven a sí mismos como catalizadores, promotores e iniciadores
Justifican adecuadamente sus decisiones y acciones, mostrándose firmes ante ellas.
Te da energías suficientes como para tomar decisiones
Tienen el valor de expresarse, de decir lo que realmente opinan
Tener talento y creer en él
La confianza en uno mismo está muy ligada a lo que se denomina "auto eficacia", el juicio positivo de nuestra capacidad de actuar. Pero la auto eficacia no es lo mismo que nuestras capacidades reales, sino más bien lo que creemos que podemos llegar a hacer con ellas. Por sí sola nuestra capacidad no basta para garantizar el desempeño óptimo, sino que también debemos creer en ella para poder sacarle el máximo provecho.
Existe una relación muy estrecha entre la conciencia de uno mismo y la auto confianza. Cada uno de nosotros dispone de un mapa interno de sus propias preferencias, capacidades y deficiencias.
Autocontrol
Otra fuente importante que influye en el concepto y valoración de sí mismo es la observación y valoración que hacemos de los demás y la comparación de ellos con uno mismo
Gestionar adecuadamente nuestras emociones y nuestros impulsos conflictivos
Mantener bajo control las emociones e impulsos conflictivos
Las personas dotadas de esta competencia:
Gobiernan adecuadamente sus sentimientos impulsivos y sus emociones conflictivas
Permanecen equilibrados, positivos e imperturbables aún en los momentos más críticos
Piensan con claridad y permanecen concentrados a pesar de las presiones
El autocontrol se manifiesta por la ausencia de explosiones emocionales o por ser capaz de relacionarse con una persona enfadada sin enojarnos.
Un sorprendente descubrimiento, extraído de los estudios sobre el cerebro de personas que se hallan sometidas a situaciones estresantes pone en evidencia que la actividad del cerebro emocional socava algunas de las funciones de los lóbulos prefrontrales, el centro ejecutivo que se halla inmediatamente detrás de la frente.
Los lóbulos prefrontrales constituyen el asiento de la memoria operativa, es decir, de la capacidad para prestar atención y recordar la información sobresaliente, una instancia esencial para la comprensión, el entendimiento, la planificación, la toma de decisiones, el razonamiento y el aprendizaje.
Cuando la mente permanece en calma, el rendimiento de la memoria operativa es óptimo, pero cuando tiene lugar una urgencia el funcionamiento del cerebro cambia a una modalidad autodefensiva centrada en la supervivencia, consumiendo recursos de la memoria operativa y transfiriéndolos a otras localizaciones cerebrales que le permita mantener los sentidos en estado de hipervigilancia.
En la medida en que nos hallemos preocupados por pensamientos movilizados por nuestras emociones, la memoria operativa dispondrá de mucho menos espacio atencional
Cuando las emociones se desbordan
Las situaciones que nos estresan parecen multiplicativas y desde el punto de vista de nuestro cuerpo no existe ninguna diferencia entre nuestra casa y nuestro trabajo.
LA CONCENTRACIÓN
El hecho de vernos inundados de información nos coloca en una modalidad reactiva de respuesta como si continuamente nos viéramos obligados a sofocar pequeños conatos de incendio. Y, puesto que cada uno de estos mensajes constituye una distracción, la función que se ve más afectada es la concentración, haciendo sumamente difícil volver a centrarse en una tarea que se ha visto interrumpida. Por esto, el efecto acumulativo de este diluvio de mensajes acaba generando una situación de distracción crónica.
Las distracciones constituyen una de las principales causas del descenso de la eficacia personal.
IMPULSIVIDAD
Es la incapacidad de refrenar una respuesta que ya se ha desencadenado
La autorregulación de las emociones
ESFUERZO EMOCIONAL
Este concepto se refiere al esfuerzo interno que tenemos que hacer bien para controlar nuestras emociones, bien para comprender las emociones de los demás.
Para poder determinar el coste de un esfuerzo emocional, debemos conocer antes el grado de identificación que mantiene la persona con su trabajo.
EXCESO DE CONTROL EMOCIONAL
El autocontrol emocional no es lo mismo que el exceso de control, es decir, la extinción de todo sentimiento espontáneo que, obviamente, tiene un coste físico y mental.
Cuando el trabajo es un infierno
El hecho es que entre todas las relaciones que establecemos en nuestro entorno laboral, la que mantenemos con nuestro jefe o supervisor tienen un mayor impacto sobre nuestra salud física y emocional.
Un día nefasto en la oficina no implica ningún problema, pero un conflicto persistente con un superior es una circunstancia lo suficientemente estresante como para acabar minando nuestra resistencia inmunológica.
Los beneficios de la conciencia de uno mismo
El mero hecho de ser conscientes de los sentimientos que bullen en nuestro interior puede tener un efecto muy positivo sobre nuestra salud. El autoconocimiento desempeña un papel fundamental en el control del estrés
NO MANIFESTAR LAS EMOCIONES: LA IMPLOSIÓN EMOCIONAL
Este tipo de personas experimentan, en cualquier caso, el colapso interno propio de tal situación de en forma de problemas psicosomáticos, aunque no se vean afectados por el secuestro emocional.
CONCLUSIONES
Por los cambios tan acelerados que se han experimentado en las últimas décadas, como consecuencia de los avances tecnológicos y la promoción del libre mercado, todo evaluado bajo la perspectiva de competitividad, eficiencia, eficacia, rentabildad y economicidad, se han deteriorado las relaciones humanas, debido a la nueva jerarquía de valores que se basan más en un bienestar material individual y se descuida la dignidad de la persona.
Comprendimos que los valores son un conjunto de creencias que nos dictan la forma de conducta más aceptada socialmente.
Los valores determinan las normas morales, es decir que los valores establecen un modelo de conducta aceptable en una sociedad y para garantizar que este modelo sea observado por los miembros de esa sociedad se emiten las normas que regulan la actuación del individuo dentro de la sociedad.
La relación entre ética y los valores es que la primera es el estudio de los actos humanos o costumbres y los valores son en sí esos actos o costumbres preferidos o aceptados por una sociedad.
Solo el ser humano tiene conciencia moral porque solo él tiene capacidad o conciencia de si mismo, de valorizarse y poder juzgar su conducta.
Es importante utilizar la brújula de la "conciencia emocional", para evaluar si la actividad que vamos a emprender vale la pena. Como conciencia emocional se entiende como la capacidad de reconocer el modo en que nuestras emociones afectan a nuestras acciones y la capacidad de utilizar nuestros valores como guía en el proceso de toma de decisiones.
El éxito de las personas en cualquier actividad depende más de las competencias emocionales que de las capacidades cognitivas.
En un mundo tan cambiante encontramos que la flexibilidad, la posibilidad de adaptarse al cambio es más importante que la experiencia.
Entendemos que el ser humano no solamente actúa por razonamiento, también influyen las emociones y los sentimientos. fuente www.monografias.com -
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