El sol nos acompaño en nuestro paseo por los puestos medievales, donde pude encontrar todo tipo de productos artesanos, como quesos y pan, y puestos de bisutería, ropa, bolsos, y cosas varias. La diversidad de la gente que acudió a la cita era de lo más variopinta, desde gente mayor a niños, jóvenes y mucha gente del pueblo que acudió vestida con los trajes típicos medievales.
A eso hay que añadirle música en directo, con grupos de varios países como Francia, Italia, Rusia o Portugal, y como no las terracitas para tomar una buena cervecita fría con un aperitivo, o para la gente que quisiera comer ahí mismo cantidad de menús, desde bocadillos a grandes parilladas.
Para los niños también había actividades, desde juegos de mesa medievales a un tío vivo completamente de madera, dónde los niños pudieron disfrutar como los mayores de la feria.
Sin duda alguna, una cita que el año que viene volveré a repetir.
¿habeis estado alguna vez en alguna feria medieval?