Total, que les pedí a Alba y Belén una tabla para principiantes y decidí que ya que lo hacía, también os lo contaba. Porque yo lo de guardarme mis opiniones no lo llevo bien. Y, bueno, así fueron los primeros días:
*Para empezar: ¿Tabata? Efectivamente, para hacer CrossFit necesitas un cambio de look. Vale, no, pero sí aprender unos cuantos conceptos. Tabata es un ritmo que se utiliza para algunos ejercicios: 20 segundos trabajando, 10, descansando, 8 veces.
Podéis utilizar este reloj tan útil (con el verde movéis el culo y durante el rojo descansáis, fácil).
El primer día me parecía asequible. Antes de empezar pensé «Bueno, pues ahí voy yo. Siete de la tarde, va, me pongo en un momentito, que no tardo nada». Y cinco minutos después me quería morir. Tal cual. Porque con la tontería me había puesto a hacer sentadillas sin calentar ni nada, y claro, después no podía ni moverme. Que no sé cómo deciros que ni idea de cómo llegué a la silla desde el suelo después de los abdominales. De llegar a la ducha ya ni hablamos, porque es que para eso había que caminar, y en ese momento todo lo que fuese mantenerse en pie no era una opción. Ni en ese momento, ni 45 minutos más tarde. Imposible. De hecho yo estaba convencida de que no iba a volver a andar en la vida. Y menos mal que lo hice después de volver de la universidad, porque imaginaros el percal: primera clase con el holandés después de la ruptura y yo con tembleque de piernas. Mira, no. Que una tiene su dignidad.
Segundo día, seis de la mañana y unas agujetas del nivel 53. Decían que no me iba a poder sentar. ERROR. Lo que no podía hacer era levantarme. Y bajar escaleras ya ni lo comentamos. (Todas mis clases están en el tercer piso de mi universidad. No hay ascensor. Los martes subo y bajo 2 veces. Ahí lo dejo).
Pero bueno, volví a casa, recogí y me puse a ello: 5 vueltas de esa tabla, ¿vosotros sabéis lo que es eso? En la segunda ronda piensas «Solo hago tres». Y en la cuarta ya quieres llorar. Porque ¿por qué se te habrá ocurrido a ti hacer semejante esfuerzo? Llega un momento en el que solo puedes pensar «¿Por qué a mí, Dios mío, por qué a mí?» Además, flexiones. ¿Cuándo has hecho tú flexiones? EN LA VIDA. Y luego el tema de tumbarse (boca arriba) y levantarse 12 veces, que es muy poético lo de contar cada vez que te levantas, porque lo importante en la vida es levantarse (y esas mierdas), pero hay un punto en el que lo principal pasa a ser no lloriquear, aunque sea por orgullo.
Sinceramente, el martes es el día más duro, es cuando te planteas que has elegido una mala semana (mes, año, década) para empezar con el CrossFit. De hecho llegas a pensar que no hay momento bueno en la vida para comenzar con este sufrimiento. Pero luego mejora. Luego en plan una semana después, en ese momento es como morirse. Terminas el ejercicio y casi que corres a la ducha, porque como te sientes un momento no llegas. Que yo me metí como pude y tuve una conversación muy seria con mi cuerpo: ¡Por qué me odias!
¿Mi momento favorito del día? Ponerme un pijama limpito tras la ducha y fregar el suelo después del ejercicio. Que vosotros diréis «Ah, claro, del sudor y las manchas de las zapatillas y eso ¿no?» No, queridos, no. DE LAS LÁGRIMAS.
Pensamientos clave del día:
«¿Un día de descanso? Yo por lo menos necesito tres
«¿Me puedo comer ese bollito ahora?»Continuará...
P. D.: ¿Me habéis echado de menos?