Llorar es el desahogo por excelencia y cuando las ganas llegan, no hay quien las pare, así estés en la calle, en el metro, en un concierto, en el coche o en el súper.
A pesar de que desde que somos pequeños nos invitan a evitar las lágrimas y mucho más si se trata de llorar fuera de tu cuarto o cama, en lo privado, la vida a adulta a veces requiere de esa liberación de estrés y tensión.
Ilustración de Maremoto, tomada de su Instagram @marmarmaremoto
Así que llega ese punto en el que es inevitable no hacerlo en lugares públicos, por más extraño que sea. De hecho, uno termina por disfrutarlo muchísimo y hasta convierte esos sus lugares en favoritos para sacarlo todo de adentro.
Yo he llorado en el metro ya sin pena y también me ha pasado en festivales musicales. De hecho, considero la llorada en ese último lugar un momento mágico, porque una extraña, sin preguntarme nada ni pedirme nada, me abrazó y consoló.
Entonces les conté a mis amigas y me di cuenta de que, en realidad, llorar en lugares públicos es algo que todas hacemos, por más extraño que parezca.
Ilustración de Cécile Dormeau tomada de su
Para mi terapeuta, llorar en lugares públicos es hacerlos tuyos y estos son los lugares que hemos hecho nuestros a base de lágrimas:
En la combi
Me olvidé de que todos estaban ahí y empecé a llorar, estar en la ventana lo incentivó. Primero se sintió muy bien, pero después me cohibí un poco cuando me di cuenta de que me veían. Vero
En una cafetería
Lloré tanto en una cafetería, que ya no puedo regresar a ella, pero se volvió mi lugar para desahogarme. Bety
En el coche
Me gustan los lugares que me encapsulan. Cora
En la lluvia
Porque es como llorar en la regadera; nadie nota que estás llorando y las lágrimas se confunden con la lluvia. Priscila
En la playa
El mood de la playa me pone sensible. María
Merecen mención especial el metro, los baños públicos y el cine, lugares en los que muchas hemos abierto la llave del llanto sin pena.
Si te ha pasado o te llega a pasar, déjalo fluir, haz tuyo el lugar y el momento, disfrútalo y nunca te sientas avergonzada por mostrar tus sentimientos.