Ya sé lo que estarás pensando… “Sí me encantó Stranger Things seguro que ésta también me va a enganchar”. Bueno, no necesariamente. En Dark hay ciertas diferencias que merece la pena tener claras. Pero primero vamos a por el argumento y otras características.
En este pueblo “nunca pasa nada”
Este tópico aparece en la serie por boca de uno de los protagonistas, y ya sabemos que cuando alguien dice “aquí nunca pasa nada“, es cuando empiezan a pasar cosas gordas. Y se cumple en el pequeño pueblo de Winden. Un joven desaparece en el pueblo y la policía es incapaz de dar con él. En medio de esta situación anómala en el pueblo, y mientras todavía tratan de reponerse, volverá a desaparecer otro joven. Es ahí donde se comienza a oler que algo raro está sucediendo, una especie de misterio oculto en el que están implicadas cuatro familias.
Se puede resumir así: pudiendo estar tranquilos les da por viajar en el tiempo y se lía. Tal cual. Pero no en plan Marty McFly-DeLorean. Aquí es con mal rollo de fondo.
La serie está dirigida por el director suizo Baran bo Odar, y en su currículum encontramos obras como Who Am I – No System Is Safe y The Silence. Los actores protagonistas son desconocidos para la mayoría. Al parecer, según cuenta el propio Odar, los directivos de Netflix le dieron el presupuesto y carta blanca para que eligiera los actores de su preferencia. Y así lo hizo. Las actuaciones en general son buenas (Oliver Masucci tiene un curioso parecido a Mads Mikkelsen), pero quizá alguno de los jóvenes no sea el más adecuado/experto para su papel. Podría ser mejor.
El apartado fotográfico es muy bueno. La serie está grabada en 4K, y la nitidez de las imágenes es excelente. Eso sí, una vez más no nos libramos del filtro verde característico de este tipo de producciones de misterio. Tenemos muchas tomas del bosque desde diferentes perspectivas: aéreas, frontales, lentas, inquietantes… Y como no podía ser de otra manera, con mucha oscuridad.
Dark al compás del tiempo
En el apartado sonoro tenemos al alemán Apparat junto a la austriaca Soap&Skin, firmando la canción Goodbye que sirve como opening a la serie. Buena elección. Aquí quizá no le hace justicia el extraño ejercicio visual que propone Odar para el opening. Cuestión de gustos.
Prácticamente siempre tendremos una sutil banda sonora de fondo con leves destellos en forma de acordes, más propios de una película de terror. Tendremos voces de coro de iglesia, zumbidos extraños… Vamos, que se consigue la atmósfera inquietante que están buscando.
También hay cabida para canciones de otros artistas como Mimi Page (Nightfall), Mire Kay (Industry), Fever Ray (Keep the Streets Empty for Me) o Agnes Obel (Familiar). Y claro, como viajamos al pasado, también han aprovechado para rescatar algún éxito ochentero como Tears For Fears (Shout) o Nena (Irgendwie Irgendwo Irgendwann).
Dark serie más rara que hemos visto
Mientras ves Dark tienes la sensación como si hubieran dicho “vamos a coger el guión, lo maceramos en Stranger Things y luego lo rellenamos de Les revenants“. El parecido entre Dark y estas series es muy grande. Hay tantas similitudes que en algún momento esperas que uno de los jóvenes protagonistas del grupo pierda un diente y empiece a cecear. Demasiado Stranger Things. Y sin embargo, no es lo mismo. Le falta el factor entrañable y juvenil. Dark es más oscura y tenebrosa. Y aunque ambas se ambientan en los ochenta (Dark en parte), Stranger Things es una oda a los ochenta, es pura nostalgia. Dark sólo está de paso por esa década. Ni mucho menos se deleita en ella.
Otra con la que también tiene puntos en común es The OA, una producción de Netflix que ha recibido buenas críticas.
Adiós al condensador de fluzo
Dark tiene la virtud de estremecer sin recurrir al gore. Se vale tomas lentas para contagiar ese halo de intriga oscura. Algunas de estas tomas junto con los efectos de sonido me han recordado a un survival horror. Da mal rollo sin necesidad de efectos especiales ni alardes de presupuesto. En Dark la posibilidad de que algo pueda ser real es lo que lo hace aterrador.
En contrapartida en algunos momentos se antoja lenta. Se detiene en explicar cosas que ya hemos visto muchas veces, y lo que queremos es lo nuevo, lo diferente. Tienes la sensación de que la estiran como un chicle para llegar a los 10 episodios. También puede llegar a resultar molesto (sobretodo al principio) las constantes idas y venidas en el tiempo, sin previo aviso para el espectador. Sí, sabemos que la gracia de Dark es el viaje en el tiempo, pero jugar con el espectador no es del agrado de todos. Al menos tienen la delicadeza de, de vez en cuando, dividir la pantalla para presentarnos al personaje en dos épocas distintas.
Al final, lo que sí te podemos recomendar es que reserves parte de tu tiempo, del presente, para engullir los 10 capítulos de Dark. Porque una vez que empieces no podrás parar.
Las señales cuentan mucho más de lo que crees. La primera temporada de #DARK ya disponible. pic.twitter.com/E7rQAkF10C
— Netflix España (@NetflixES) December 2, 2017