Peregrinas haciendo el Camino de Santiago
Hacer el Camino andando te permite congelar el tiempo y también los lugares por donde transitas.
#Consejos para hacer el #CaminodeSantiago andando #TheWay #WTSBlog #Galicia #Spain
Click Para Twittear
No dependes más que de ti misma, y esto a la postre te ayudará a ganar en autoestima, entre otras muchas sensaciones por descubrir.
La rápida velocidad de tu rutina diaria queda escondida en el fondo de tu mochila, de donde nunca saldrá hasta tu llegada a Santiago de Compostela.
el
Sentir la superficie del Camino bajo tus pies es abrir un matrimonio con él, en la salud y en la enfermedad, en las subidas y en las bajadas, hasta que Finisterre os separe.
¡Eh! Pero hay mar para seguir nadando.
Después depende ti volver a abrir o no la caja de Pandora, divorciarte, o aprender a aplicar en tu vida diaria lo que has experimentado durante días a solas contigo misma.
Eres nómada, sin casa, sin propiedades, huérfana rodeada de hermanos nómadas al igual que tú. Haz de tu soledad una fortaleza y del Camino una guía de la misma vida sin artificios.
Cantos de sirena
El gran poder de seducción que produce hacer el Camino de Santiago andando, podría asemejarse al hechizo de los marineros por el eco de los cantos de sirena que abocaban a sus barcos hacia un rumbo sin retorno.
Los marinos que escuchan sus cantos nunca se verán acompañados de sus esposas y vástagos.
Frase lapidaria originaria de La Odisea, que bien podría reproducir para el Camino de Santiago:
Aquellos peregrinos que escojan el Camino nunca volverán a ser las mismas personas de antes.
Mi primer consejo
Si uno no quiere ni Dios. Entra abiertamente en el Camino de Santiago, sin expectativas previas.
El lado luminoso de los cantos de sirena
Esta creencia nefasta acerca de las sirenas bien pudo trasladarse a las posadas, tabernas y fondas del Camino originario.
Sus propietarios acaso pudieron adornar los letreros de sus establecimientos con la imagen de una sirena en su convicción de que así seducirían a más peregrinos.
Hecho, mito o leyenda, el caso es que los altos en el camino son imprescindibles:
Para reponer fuerzas
No conviene explorar los límites de tu cuerpo entre paradas.
El Camino es un esfuerzo continuado durante días demasiado seguidos, no un eterno sprint.
Cada hora y media o dos horas como mucho, dependiendo del perfil de la etapa en curso, sería razonable parar.
Para saborear los productos de la tierra
Cita manida pero sabia.
Lejos de los finales oficiales de etapa, sobre todo en el Camino Francés, se encuentran con más acierto establecimientos de calidad regentados por locales.
Estos lugares aún utilizan sus propios productos para elaborar los alimentos que a buen seguro pondrán encima de tu mesa.
Sabores auténticos que salen a nuestro encuentro en el momento adecuado. Una simbiosis que bien merece tu atención y tiempo.
Mi hijo ahora tiene 14 años. Hizo su primer camino serio a la edad de 12, apenas 100 kilómetros por las tierras altas del Cebreiro, Triacastela, Samos, Sarria y Portomarín.
Dos años después, uno de sus recuerdos más arraigados es el momento “tortilla de patatas” en un bar a mitad de camino entre Triacastela y Sarria.
Uno puede revivir una experiencia con más o menos detalle, pero en este caso particular, el color, la textura, el sabor, y su punto de cocción aún están grabados a fuego en su pequeño cerebro de adolescente.
Para conversar con otros peregrinos que tuvieron la misma feliz idea
Dios los crea y ellos se juntan.
Me encantó el cartel de un establecimiento en algún lugar del Camino del Norte este verano:
No tenemos WIFI, por favor hablen entre ustedes.
A buen entendedor, pocas palabras bastan, y ésta frase es tan elocuente como justificada en estos días de conectividad sólo entre dispositivos.
Desengánchate de la red y conecta con el mundo real del Camino.
Interesa más la conversación con el peregrino de al lado, ávido de saber y de curiosidad.
Ten cuidado, ¡no vaya a ser una persona interesante y hagas amigos más allá de tu círculo de confort!
Pies, ¿para qué os quiero?
Para andar y no pisar el Camino. Pero… ¿Cómo se anda sin pisar?
¿Acaso me perdí aquella parte del milagro de andar sobre las aguas del Mar de Galilea?
No, efectivamente ese día sí fuiste a clase y no te perdiste nada.
Existe un leitmotiv más o menos extendido entre peregrinos que explica algo muy sencillo: entra en el camino sin hacer ruido, no te dediques sólo a pisarlo, empápate de lo que te va ofreciendo en cada paso que das.
Cada paso cuenta, cada recuerdo te llena, cada experiencia te hace crecer.
Eres en definitiva un pedacito de mejor persona con cada traspiés.
Tus inseparables compañeras
Las botas, de caña baja, media o alta.
Algunos peregrinos prefieren zapatillas de senderismo durante el verano.
Más frescas, cómodas, ligeras, etc. Opiniones hay para todos los gustos y colores los del arco iris.
Mi consejo, sobre todo si tienes unos tobillos frágiles al terreno irregular, es optar por unas botas.
De caña baja, media o alta, dependerá del nivel de protección que desees.
No olvides que una torcedura, rozadura o una ampolla mal curada puede hacerte abandonar el Camino, o lo que es peor, convertir tu experiencia en un viacrucis sin sentido.
¿Cómo son mis botas?
Flexibles, ligeras, de caña media, estancas para el agua, transpirables, cómodas y de suela adherente.
¿Existe realmente ese paraíso de las botas del que te hablo con la frase anterior?
“Haberlo, haylo”, depende de tu bolsillo sí, pero también de los cuidados diarios que das a tus pies. Importantísimos.
El ritual de las botas
No eres Tom Cruise en El último Samurái, colocándose ceremonialmente la armadura antes de la madre de todas las batallas.
En cambio, sí eres una peregrina donde gran parte de tu fuerza reside en tus pies.
Allí es donde vas a dar tu batalla más importante.
Cuidémoslos como garantía no sólo de éxito, sino de disfrute del Camino.
Consejos para hacer el Camino de Santiago andando
Para asegurarte disfrutar, te detallo algunos consejos si vas a hacer el Camino de Santiago:
Un pie sano es un pie bien limpio. Las ampollas no sólo salen por rozaduras y sudoración excesiva, sino también por la falta de higiene.
Una primera capa de vaselina pura sobre aquellas zonas de tus pies donde más rozan tus botas mágicas. Sobre todo sobre y entre los deditos.
Si sufres una sudoración en exceso, existen polvitos de varias marcas que ayudan con el tema sin hacer grandes milagros cuando el calor del asfalto sube hasta la misma coronilla.
Un calcetín sin costuras en su lado interno para evitar rozaduras superfluas. La tecnología aquí es muy prolija, y ya existen los anti ampollas, transpirables, frescos, calientes…, etc.
La bota en sí misma. Acostúmbrate a ella antes del Camino. Dómala sin ambages. Deben convertirse en una extensión de tus cuerpo de forma natural.
Un numerito de más, no vendría mal. Sobre todo en las temidas bajadas donde los dedos del pie chocan con el tope de la bota. Y sin embargo, deben quedarte ajustadas sin que te baile el pie para evitar rozaduras.
¿Difícil balance para la elección y uso de las botas? No, todo es intentarlo.
Señal del Camino de Santiago a pie o en bicicleta
Además aquí te dejo un post con los consejos para elegir el calzado adecuado.
Si aún así ocurre lo inevitable, siempre puedes contar con los consejos de un blogger como Dani Keral, que aparte de ser fisioterapeuta, también ha hecho el Camino de Santiago a pie.
Bueno, creo que por hoy ya hemos tenido una larga sesión de consejos.
Y no es bueno sopesarlos todos de una vez. Podrían quedan apelmazados en tu memoria y no sacar partido individual a cada uno de ellos.
La única forma de comerse un elefante entero en dividirlo en pedacitos.
Coge tu pedacito favorito de este post, y empieza a darle forma bajo tu prisma personal.
Nada es infalible, excepto tomar la decisión de hacer el Camino.
Empieza por descargarte nuestra credencial y comprométete.
¡Ten cuidado, porque al final acabarás haciéndolo!
Y si es así… ¡Buen Camino!