Ciudad del Vino; un viaje alrededor del mundo

Este año el vino está siendo protagonista en muchas de mis experiencias de viaje en familia. Tengo que reconocer que no me gusta el vino, pero si todo lo que le rodea, toda su historia, el proceso de elaboración, sus leyendas, el entorno que hace posible su existencia, y todos los pueblitos medievales que suelen ser famosos gracias a el, como Saint Emilion en Francia o la Guardia en la Rioja.



Al no gustarme el vino, rechazaba muchas actividades que tuvieran que ver con ello. Hasta que un día me ofrecieron vivir una experiencia en Rioja Alavesa, donde descubrí lo equivocada que estaba al respecto disfrutando de una experiencia preciosa rodeada de viñedos, y de otra experiencia con bodegas Valdemar, ésta vez aprendiendo de forma divertida sobre el mundo del vino dentro de las mismas instalaciones.



Y otra forma de vivir una experiencia es visitando un museo, en esta ocasión La ciudad del vino, en Burdeos. La cité du vin, ofrece un viaje espectacular alrededor del mundo, a través de las épocas en todas sus culturas. Contiene una increíble visión de todas las regiones vinícolas y el origen de las denominaciones de los vinos.









La ciudad del Vino, un mundo de culturas, así se promociona, este fantástico museo, que desde luego no deja indiferente a nadie. Como ves tiene forma de escanciador de vino, es muy singular, y llama la atención ¿verdad?. Así que como vamos con una pareja a la que si le gusta el vino, decidimos acercarnos a echar un vistazo. Yo espero con los niños jugando en la explanada de enfrente, mientras ellos visitan el museo y disfrutan de la increíble tienda, que hasta a una desconocedora del tema como yo, deja al final alucinada







Después de visitar la increíble tienda, esperamos un rato en la primera planta donde hay una bonita biblioteca. Saqué las pinturillas, los cuadernos y los niños se pusieron a colorear, mientras yo echaba un vistazo a los libros, evidentemente también sobre el interesante mundo del vino. Y leyendo lo que leí, y observando los precios de las botellas, me dije ¡Qué pena que no me guste!.



Es imposible que a todos nos guste de todo ¿verdad? estuve en República Checa y no probé ni una cerveza, "un crimen" según algún amigo. Cada vez que voy a París no pruebo ningún queso ¡Qué pena! me dicen siempre, pero la cosa cambia si me hablan por ejemplo del chocolate que si probé en Bélgica o de una de mis pasiones como el café del que aprendí tanto en el parque del café de Salento en Colombia.



Al final, aunque no pude dedicar tiempo a investigar lo que este gran museo ofrece, así casi sin querer, me empapé un poco sobre este mundo tan interesante, y mientras esperábamos a quienes si habían podido echarle un vistazo, me entretuve con los niños. Desde luego y por lo que me dijeron, el museo bien merece la pena, sobre todo para los entendidos. Yo me conformo con toda la belleza que lo rodea. Pasar unos días de vacaciones familiares en la bonita y tan de moda ciudad de Burdeos ya es toda una recompensa para todos mis sentidos. Una ciudad que según Lonely Planet, y una servidora con Viajando con Mami, es una de las mejores para visitar en el 2017.



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Etiquetas: FRANCIA

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