Se siente desde lejos porque su torre del Homenaje es la más alta de Castilla con 40 m. y desde larga distancia nos llama de nuevo a su interior para pisar las mismas piedras que nobles, reyes, reinas y corte pisaron. Poco a poco nos vamos acercando al gigante; todos estos monumentos me parecen gigantes sin movimientos, pero con ojos y oídos para hacer sentir nuestro interior comulgando con sus piedras. Y tan noble tarea nos hace bajarnos, nos hace pararnos alto él para contemplarlo una vez más con toda la hermosura que su restauración ha vuelto a sacar a la luz. Ahora ya no es paso de reyes, morada de reinas, ni de nobles cortes… primero fue prisión después se ha convertido en un sitio para celebrar congresos, tan de moda ahora en el país.
Se remonta su construcción a una fortaleza del s. XI situada sobre una mota o colina y que poco a poco fue adquiriendo una aspecto rudo y de seria construcción impenetrable. Esas fueron sus raíces, el castillo en sí data del s. XV conservando sus cimientos y la parte baja de las torres. Ya con los Católicos adquirió la fama y la forma fortificada que tiene en la actualidad; se levantó la barbacana exterior y se reconstruyeron la torre del homenaje y otras dependencias. Su construcción sigue la costumbre mudéjar de hormigón apisonado y ladrillo.
La puerta se nos abre bajo el escudo de Juana La Loca, reina pese a quien pese. Ha perdido su puente levadizo y sus fosos están secos dándonos quizás una idea aún más veraz de la tremendas defensas que tenía en la antigüedad. Una vez que hemos atravesado el puente de madera estamos en un interior semicircular, la fachada del patio interior nos traslada una vez más a toda una fortaleza hermética, soldadesca y con ganas de pelea. Es muy fácil imaginarse la vida en su interior cuando se deja caer el cuerpo en algunas de sus balconadas con arco ojival, incluso el olor se hace más espeso, más de caballeros con armaduras y cabalgaduras con paños y banderolas de nobles casas. Realmente es notable resaltar que en su recinto interior se respira el aroma de un autentico palacio, todas sus estancias así están consideradas y la hermosura de su planificación sigue siendo patente y bien aprovechada por el uso que se le da en la actualidad. No debemos olvidar que también en un tiempo fue prisión del estado.
Lo mejor que podemos encontrar en este recinto es que se ha sabido reconstruir en su totalidad, siendo fieles a los planos y a los restos que se conservaban. La Torre del Homenaje, de forma cuadrada conserva la fiereza de la soldadesca de aquellos tiempos y lleva con orgullo el sello de los Católicos en su edificación. Su forma almenada sobre matacanes están apoyados en ménsulas. La forma cuadrada realza su relieve y su potencia como un buen vigía del horizonte. Posee 8 garitones.
De nuevo en el exterior para poder observar los detalles que tan característicos son de su planta: Tiene siete cubos de planta cónica, dos de los cuales forman el flanco de la puerta de entrada en la que se observa un puente levadizo (sin uso en la actualidad). A destacar que en toda la barbacana se ven las troneras para uso artillero.
Merece la pena adentrarse en su interior, contemplarlo desde las afueras, viendo desde cada ángulo un aspecto diferente del mismo edificio, y nos sigue llamando la atención la forma de su foso que precisamente carece de orden, es irregular y eso nos tiene intrigados desde la primera vez que lo vimos aunque no hemos conseguido explicación posible.
DAMADENEGRO2008
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