En una de esas exigentes pero preciosas rutas pirenaicas, vio a lo lejos en lo alto una casa grande que le llamó la atención por la bonita que era y por lo apartada que estaba de todo. Siguió pedaleando y descubrió un tesoro: Casa San Martín. Se acercó a ella por la pista y Mario, su dueño le dio la bienvenida, le contó su proyecto y le enseñó lo especial que es, además de ofrecerle algo para comer. Es que Mario es así. Alfonso regresó entusiasmado y me dijo que no me podía decir más, pero que había encontrado una gran idea, un tesoro, un gran regalo.
Alfonso regresó a aquella casa no sólo con la bici, sino también conmigo. Es difícil explicar cuándo estás en un sitio en el que te sientes increíblemente bien y no necesitas nada más. Sabes que hay otros lugares más lujosos, más llamativos, más desbordantes de cosas, pero sabes que no hace falta más. Es el lujo del menos es más.
Casa San Martin es Mario y Mario es Casa San Martin. El lugar contiene absoluta paz. Es sentarte en el porche y no pensar en nada más. Es un desayuno cuidado al detalle como es Mario. Es una tranquilidad tan brutal que piensas en muchas cosas y en nada a la vez.
Es cenar rico (recuerdo la crema de calabaza con un toque suave de quesos y tostones de verdad) a la luz de la velas y de fondo con un poco de bossa nova. Es acercarte a ver el precioso pueblo de cuento: Ainsa, por la mañana y regresar con ganas de estar en la casa. O ir a Fiscal que es una monada. O lanzarte, con precaución, al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido que siempre es un espectáculo. Recomiendo un plan de ir en 4×4, con un guía, a los miradores y contemplar las vistas que no se olvidan nunca. Pero regresemos más cerca a la Casa San Martin. Allí mismo puedes hacer el sendero facilito que sale de ahí mismo y que te lleva a un pueblo abandonado para divisar belleza. Es encender las velas por las noches. Es sentir a Mario cerca pero siempre discreto para dejarte estar en su casa. Eso es Casa San Martin y mucho más. Y nosotros ya sólo pensamos en regresar
Archivado en: belleza, Decoración, Life Style