Su jefe salió por la puerta del hotel muy serio y ella le preguntó:
— ¿Has averiguado algo?
— En la recepción del hotel me han dado una dirección donde se envió la factura de la habitación. ¿Vamos?
— ¿A dónde? — Quiso saber ella.
En ese momento se le ocurrieron dos opciones, la empresa de Chloé, que no sabía si la central estaba en París, o en el organismo o empresa que organizó el congreso por lo cuál Chloé había venido a esta ciudad.
— Ahora lo veremos — dijo él parando un taxi.
Cuando llegaron a la dirección, bajaron del taxi y se encontraron en Le Marais, ante un edificio del barrio Judío.
Ella miró a ver si había algún cartel que indicara que había alguna empresa, oficina, organismo, pero solo era un portal de viviendas. Eso la confundió.