Capítulo 32: La Boulangerie Coquelicot à Montmartre

El sonido de la alarma del móvil la despertó a las siete de la mañana. «Hoy va a ser un día duro», pensó.

La noche anterior mientras cenaban en Bistro Comptoir & Cie en la Rue des Abbesses, su jefe le contó los planes para hoy. Irían a preguntar al hotel donde se había alojado Chloé cuando desapareció.

Fueron a desayunar a la Boulangerie Coquelicot à Montmartre en la Rue des Abbesses, lugar que conocía bien. Cuando se disponía a tomar un sorbo de su bol de café, el sonido de un mensaje de WhatsApp la desconcertó.

«¿Estás disfrutando del rico desayuno en nuestra cafetería preferida de París?» Y llegó otro: «¿Ese hombre sabe también como yo lo que te gusta?» Y más: «¿Tan pronto te has olvidado de mí?» «Yo de ti no».

Su jefe vio que algo iba mal y le preguntó:

¿Qué pasa? ¿Le ha pasado algo a tu familia?

No, mi familia está bien.

Entonces, ¿qué va mal?

Preferiría no hablar de ello. ¿Cuál es el hotel al que vamos?

Si no quieres contarme lo que pasa, lo respeto, pero sabes que puedes contar conmigo para cualquier cosa. Tú me estás ayudando con lo de Chloé y yo puedo hacer lo mismo por ti.

Los mensajes en el móvil siguieron sonando, pero ella no los miró, cogió el bol de café y siguió con su desayuno como si no hubiera pasado nada.



A él le intrigaba cada vez más lo que había en esos mensajes y de quién podrían ser. Tenía que saber lo que estaba pasando. Y pensó, «No es normal que una mujer como ella, lo dejara todo, se fuera de su país para trabajar como niñera. Algo le ha tenido que pasar. Y sé cómo averiguarlo.»

Ella se levantó de la mesa para ir al servicio y él cogió el móvil, marcó un número de teléfono y llamó.

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