Cien es la popular cifra que te unge con el derecho de ser reconocido como peregrino reputado gracias a un diploma conocido como la Compostela. El test a rellenar para conseguir tu diplomatura es la Credencial.
Descubre las etapas del #CaminodeSantiago desde Sarria: 100 km de aventura te esperan #WTSBlog
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En este test no hay respuestas acertadas ni erróneas. Sólo es una cartulina plegada que vas adornando con sello tras sello certificando tu paso por cada etapa. Una llave mágica que abre voluntades, acomodos y sustentos.
Muchos son los aprendices que parten en pos de la conocida Compostela que certifica sus andanzas por el Camino de Santiago. No pocos también la miran como un recuerdo imborrable de experiencias dignas del viajero atemporal.
En este post quiero contarte las etapas que tienes que hacer para llegar a Santiago partiendo de Sarria.
Aquí tienes un mapa, para que te orientes
Etapas del Camino de Santiago desde Sarria
1. El inicio: De Sarria a Portomarín
Sarria, sobre todo en verano, es un hervidero de credenciales aún inmaculadas, mochilas cargadas de ilusiones y expectativas nunca imaginadas. El inicio de una aventura en convivencia con la naturaleza y sobre todo con uno mismo.
Aquí se pone en marcha la serpiente multicolor que conforma la romería más conocida del mundo. Nunca caminarás sola aunque pongas todo tu empeño en alejarte de las compañías.
Para comenzar, dos subiditas te esperan antes de llegar al remanso de paz de la aldea de Barbadelo. Con lo cual cada peregrino se pondrá en su sitio conforme a su estado físico y las ganas de gastar suela antes de tiempo.
Aunque esta etapa es sencilla, la frescura de fuerzas de los iniciados puede llevar al error de gastarlas antes de tiempo. Mesura y descanso intermitente que delante de ti está lo mejor de la campiña gallega.
Esta etapa transmite frescura, por el agua en movimiento y la sombra de sus bosques más autóctonos. Agua corriendo por doquier hasta bien entrado el verano.
Las corredoiras te abren paso entre praderías y arboledas. Son las venas de una campiña donde se genera todo el tránsito de locales, peregrinos y animales más o menos domésticos.
Y todo ello desemboca abruptamente en el embalse del río Miño. Al otro lado el municipio de Portomarín defendido por su fortaleza-iglesia de San Nicolás. Un notable edificio salvado de las aguas piedra a piedra.
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Iglesia de San Nicolás en Portomarín
2. Saliendo de Portomarín hacia Palas de Rei
Merece la pena despertarse desde la atalaya de Portomarín. Lanzar la vista mientras desayunas en alguno de sus miradores.
Empiezas bajando de nuevo hacia el río buscando un puente de cruce. Buenas sensaciones en este inicio de etapa. El paisaje y su sendero contribuyen a ello.
Poco a poco, empieza a empinarse el camino poniendo a prueba nuestra voluntad y piernas. Sin agobios encuentras en seguida tu propio ritmo.
Sigue siendo una etapa sencilla aunque un poco más larga que la anterior. Caminarás una horita más, pero a cambio el paisaje te hará olvidar las penurias musculares si las hubiere.
Si no te apetece llegar a Palas de Rei, y prefieres pernoctar en un sitio más recogido en armonía con un paisaje más rural, tu sitio es parar en Lestedo. Un paraje donde albergues y hostales estás más que cuidados.
Piensa en este momento alargar tu estancia en el camino al menos un día más, pues Arzúa está demasiado lejos, sólo al alcance de unos pocos mortales bien dotados para el deporte más elitista.
Iglesia de Palas de Rei
3. La etapa más larga: De Palas a Arzúa
Hacemos acopio de energía para empezar el día.
Hoy vas a estar en el camino más tiempo del que conoces hasta ahora. Aún así estás preparada, y aquí también el paisaje más rural te va a compensar.
Es una etapa “tobogán” donde es más difícil conseguir un ritmo constante. Encontrarás multitud de aldeas donde descansar y reconfortarte con el queso de Arzúa, una tapa de raxo o zorza. Yo ésta última me la he comido hasta en bocadillo
Las siete horas de caminata no te las quita nadie, a añadir a los obligados descansos para abastecer cuerpo y alma, que no sólo de pan vive el peregrino.
Si el sol aprieta por esa comarca, encontrarás también bosques frondosos donde guarecerte y hacer ese alto en el camino. Hazte proveer de un buen picnic que no te faltarán rincones exquisitos para disfrutar de la comanda.
4. Te vas acercando: De Arzúa a O Pedrouzo
Tras la tempestad viene la calma. Un etapa más cómoda que la anterior con la aparición de tramos llanos donde coger ritmo de marcha.
Seguramente te sentirás más cansada, pero satisfecha de cómo tu cuerpo ha respondido al reto del día anterior. No bajes la guardia y aprovecha los espacios con encanto que te vas a encontrar para hacer ese especial alto en el Camino.
Se trata de una etapa de transición donde ir preparado tu entrada en Santiago de Compostela. Caminarás principalmente por cómodas pistas forestales, entre prados y bosques.
Aprovecha para encontrar un buen compañero de camino. Son buenos momentos para la conversación sin perder el aliento en subidas y bajadas.
5. Todo llega a su fin: De O Pedrouzo a Santiago de Compostela
Te levantas despacio, como si no quisieras empezar tu jornada. Sabes que al final de esta etapa un ciclo se acaba.
Pero esto no es más que el comienzo de uno nuevo, donde las experiencias vividas te ayudarán a elegir mejor tu nuevo camino.
El caminar es pausado. Te sabes cerca, lo saben también los peregrinos que te rodean. Un sentimiento común se puede oler en el aire.
Puedes distinguir entre aquellos peregrinos que entraron en el camino de lleno, de los que no hicieron mas que pisarlo. Y sin embargo, todos cabemos en una senda que se torna hacia arriba, buscando el Monte del Gozo.
Por caminos de hojarasca asciendes con ritmo cansino. Antes de lo que esperas estás en la cima, ante el monumento a Juan Pablo II.
Si bien el auténtico mirador del peregrino, aquél que generó gozos y sombras históricos a cientos de generaciones de peregrinos, está unos metros más alejado.
Desde allí dos peregrinos petrificados miran los tejados y torres de la catedral. Puedes casi oler el ambiente frente a su fachada barroca. Tus compañeros de viaje, los más rápidos, te esperan un poquito más abajo.
Sólo resta un descenso, fluir por las arterias compostelanas y perderte en sus callejones de piedra milenaria hasta encontrar las losas que conforman la Plaza del Obradoiro.
Plaza del Obradoiro
Te sientas frente a la fachada de la catedral y pones tu mochila como almohada sobre el frío suelo.
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Te recuestas y dejas fluir tus pensamientos llenos de recuerdos.
Es tu momento más especial. Has llegado, ¡enhorabuena peregrina!
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