Una vez asumido que es Septiembre, que la rutina debe volver, y que el otoño está a la vuelta de la esquina, ya es hora:
Toca preparar una escapada para este otoño.
Creo que ésta es la época ideal para viajar por Europa, visitar alguna ciudad, evitamos la locura de gente que hay en verano y encima los precios son muy asequibles.
Hay muchas ciudades europeas maravillosas por descubrir, pero hoy vengo a hablarte de una de las que más me sorprendió: Budapest.
Monumental, histórica, mágica… La perla del Danubio tiene mucho que ofrecerte y podrás encontrar tooda la lista de cosas que ver en cualquier blog especializado en viajes. Pero hoy quiero hablarte sólo de esos secretos escondidos, de ese plan que te marca en el tiempo, una pequeña lista que hará de tu viaje algo especial.
Hacerte fotos desde El Bastion de Los Pescadores. Un lugar precioso de por sí. Se le nombró así porque durante la Edad Media habia una aldea de pescadores, y eran ellos los encargados de defender toda esa muralla. Está lleno de escaleras, pasadizos, terrazas y arcos por los que poder perderse. Además tiene las mejores vistas del Danubio y de toda la ciudad.
Conocer su gastronomía, abundante y rica. Para disfrutar la mejor cocina húngara os recomiendo un restaurante llamado Menza. Cerca de Ópera, es un restaurante jóven y cosmopolita, con una decoración sorprendente años 60, y una gran cocina. Recuerdo por encima de todo el Gulash, plato típico húngaro que es una especie de puchero de carne estofada. El calidad-precio brutal, como toda Hungría.
Dar un paseo por el Danubio. Hay muchos barquitos que te dan un paseo por todo el precioso Danubio. Si además, lo haceis con una gran cena y música en directo… Budapest a tus pies.
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Entrar al metro. El segundo metro más antiguo del mundo no te dejará indiferente (Repito, antiguo…) Un metro lleno de encanto y magia.
Tomar una copa en Szimpla Kert. Un “bar de copas” de todo menos común. Esencia hippie con toques underground en un lugar en el que pararte a analizar detalles de cada una de sus habitaciones y estancias. Digno de dedicarle una de tus noches en la ciudad.
Darte un baño en los Baños Szechenyi. Uno de los baños termales más fascinantes del mundo. Cuanto más frío haga, mejor. Estar dentro del agua a 37º mientras la temperatura ambiente es de 0 ó 1º es simplemente maravilloso.
Rememorar la Segunda Guerra Mundial. Budapest vivió esta guerra en primera persona y prueba de ellos son los numerosos recuerdos que en ella puedes encontrar. Yo personalmente destaco el Monumento de los Zapatos y la Casa del Terror (desde fuera). Además, de camino a la Casa del Terror puedes pasar por la Embajada Española y enorgullecerte de tu país, ya que allí, de manera clandestina, se salvaron a miles de judíos (si quieres saber más click aquí)
Tomar un café en la New York Cafe. Probablemente, la cafetería más bonita del mundo.
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Desayunar hasta reventar en Gerbeaud. Una pastelería de 1858 que es toda una institución en la ciudad, y en la que comimos un brunch de los de quitarse el sombrero.
Sumérgete en su Mercado Central. Un mercado de 3 plantas en el que las especias, las carnes y las verduras son las verdaderas protagonistas. Mención especial a su autóctono “paprika”(ají molido). Puedes además, comer genial de precio en la primera planta.
Se me olvidan mil cosas seguro, pero esta ciudad está totalmente destinada a disfrutar, descubrir y “turismear” todos sus rincones.
Con dos días tenéis más que suficiente para enamorarte de Budapest, por lo que es ideal para hacer una escapada en un fin de semana.
¿Alguna razón más?
No lo dudes, escápate.