En otras palabras, Berlin es una de las pocas ciudades a las que he ido y he sentido que podría quedarme a vivir sin ningun problema, aunque claro, en verano, ¡no me quiero ni imaginar la nieve en invierno!
Hay mucho movimiento cultural, la gente disfruta de las terrazas (la verdad es que Berlin tiene un toque español en ese aspecto). Antes de llegar, no dejaba de pensar en David Bowie (vivió largas temporadas en la capital alemana), ¿qué le encontraría a esta ciudad que no tuviera en Londres?
Una vez que estuve allí lo entendí mejor: Berlín es perralleira, elegante, punki y moderna. La mezcla es magnífica y nadie parece darse cuenta, todo fluye normal.
La gente pasa de todo, se viste como le da la gana. Por ejemplo, en París también se puede decir que hay mezcla, pero en el metro. En cambio en los locales siempre ves lo mismo: chicas sin maquillaje pero preciosas, con un moño mañanero perfectamente despeinado, con los vaqueros de sus novios y la camisa de sus padres y estan jodidamente divinas.
Berlin, por lo menos de ese lado, es mas gitano, ¡y me gusta!
Otra de las cosas maravillosas son las tiendas de ropa de segunda mano. En París, se convirtieron en centros de reunión de chicas londinenses que vienen el fin de semana para llenar sus armarios.
Muchas veces, la ropa es más cara que comprarla nueva en el comercio, lo que me parece un sinsentido y una tomadura de pelo para gente bohemia con pasta.
Un día (para desgracia de Mathieu) encontré esta tienda:
¡¡Cinco maravillosas plantas de tesoros ocultos!! ¡jamás vi una tienda parecida! Compré muchísima ropa desde 1 euro a 10 euros.
Desde que me instalé en Martinica, no me gusta tener muchas cosas (sobre todo porque es una pesadilla para las mudanzas).
Así que ahora suelo comprar ropa de segunda mano y regalar la que ya no quiero a las asociaciones.
Además aquí todo es mucho más sencillo, no me tengo que preocupar por tener ropa de primavera,otoño e invierno porque aquí siempre hace calor <3
Otra de las cosas interesantes son los mercados de segunda mano. Lo malo es que por culpa del calor y la cantidad de gente no lo pudimos ver entero. Como no queríamos nada para nosotros, busqué regalos para mi familia.
Encontré una taza para beber la cerveza típica alemana para mi padre. Creo que me costó sobre 10 euros, y está perfecta, (una nueva cuesta sobre los 60 euros).
Pero lo que más me enamoró fueron los muebles, por desgracia imposible de traerse nada a Martinica :(
Los desplazamientos por la ciudad fueron divertidos y ecológicos gracias a … la bicicleta! como ya he dicho la mayoría de las calles son peatonales o con preferencia a las bicis.
Me ha quedado muy claro que los berlineses saben pasárselo bien y sacarle partido a su ciudad.
El lunes publicaré mi ultima entrada sobre Berlin: bunkers nazis, fiestas ilegales… el Berlin oculto!