Mientras algunos disfrutan pescando la cena, otros recorremos la zona en busca de “perdernos” (pero no literalmente) en la naturaleza, es muy habitual que hayan caballos por la zona pero también osos y lobos, no, nunca he visto un oso si eso es lo que te estás preguntado pero lo que sí he visto ha sido huellas. Las cuales me parecen curiosas porque es como si un oso y un lobo van caminando juntos ¡Qué amistades más extrañas!
Con mi amiga Andrea y su, en ese momento, recién adquirida cámara Sony nos lo pasamos genial jugando a ser fotógrafas, aún nos entra la risa al recordar esos momentos, pero la verdad es que quedaron unas fotos preciosas.
He podido recorrer el lugar en bicicleta y fue una experiencia preciosa que repetiría sin dudar, en un momento Martín me indicó que dejara de pedalear, abrí los ojos al máximo mientras mi mente volaba ¿Qué animal había? Recorría el paisaje en busca de lo que había hecho parar a mi novio y ahí estaban, un par de ciervos a los lejos, saqué mi cámara lo más rápidamente que pude y apliqué el zoom al máximo e hice lo mejor que pude.
Mi primera noche allí tras apagar las linternas y la hoguera me quedé totalmente paralizada ¡Cuántas estrellas! Jamás en mi vida había visto tantas estrellas, el cielo estaba despejado y precioso, cuando volvamos el próximo año pienso sacar una buena foto de tan maravilloso manto plateado.
Por la mañana no puedo esperar a levantarme, antes de que salga el sol ya estoy haciendo fotos contemplando como cambia el cielo en un mismo escenario ¡Qué lugar!
Absolutamente enamorada de los paisajes tan bellos que ofrece Bulgaria. Seguro que el próximo año repetiremos la experiencia y la disfrutaremos como siempre al máximo <3
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