Análisis de Con La Muerte en los Talones, más que una película de espías

Hoy les traemos el análisis de Con La Muerte en los Talones, después de haber traído Psicosis y Vértigo del director Alfred Hitchcock. Con La Muerte en los Talones (North by Northwest) es una película de 1959, dirigida por el maestro del suspenso, Alfred Hitchcock, con Cary Grant (en su cuarta colaboración con el director, después de Sospecha, Encadenados y Atrapa a un ladrón) y con Eva Marie Saint, actriz pedida por el director.

Los apasionados del director Alfred Hitchcock, no pueden perderse esta joya del cine, Hitchcock da lugar a una dirección sublime, lindando con la perfección, a través de la cual el concepto de intercambio de identidad, de imposibilidad de el protagonista de demostrar que no es George Kaplan, del amor bueno y malo hacia la misma mujer, una mujer que juega para ambos lados, ya que es una doble agente.

Con La Muerte en los Talones es una película que pasa de lo normal a lo extraordinario

Con La Muerte en los Talones
Cary Grant en la famosa escena en la que intenta escapar del ataque aéreo en los campos de trigo

El suspenso está magistralmente llevado de la mano de Hitchcock, a quien logra dar diferentes facetas, primero con la persecución en los campos de trigo en una secuencia que dura unos 10 minutos, de los cuales la mayoría son solo visuales, es decir, sin diálogo, y la secuencia final con el intento de fuga de los dos protagonistas en el Monte Rushmore es de una delicia visual importante.

Es una película que sigue un camino empinado, como el que emprende el personaje de Cary Grant en la primera de numerosas secuencias de suspenso, comprometiéndose de inmediato con una maniobra al volante para esquivar a la muerte. Hitchcock tarda sólo dos minutos, la partitura de prensa de Bernard Herrmann y los créditos iniciales con vectores animados por Saul Bass, para preparar todo un mundo narrativo donde un simple chasquido de dedos permite pasar de lo normal a lo extraordinario.

Hitchcock confía al encanto y la ironía de Cary Grant la tarea de relajar el suspenso y atenuar la hipérbole de la trama. El actor británico media la improbabilidad de su situación trabajando con atractivo y sarcasmo, malicia y burla,  dedicando sus momentos de relajación al humor brillante y al juego de seducción.

Una película que oscila entre la tensión y la ironía, el suspenso y sensualidad

Con La Muerte en los Talones
Cary Grant como George Kaplan se mete en muchas situaciones de peligro y en las que necesitará de ayuda

En una tensión constante entre la desorientación y la determinación, el cinismo y el romanticismo, asistimos a su evolución de un publicista cínico e inmaduro a un héroe atrevido y enamorado. Después de todo, dentro de esta intriga, lo que más le interesa a Hitchcock no es el aspecto de espionaje internacional de la trama, sino la singularidad del camino que lleva a Roger Thornhill a convertirse en George Kaplan.

Thornhill debe convertirse en Kaplan y ponerse en sus zapatos para poder deshacer el enredo, dominar la complejidad de la situación en la que se encontraba a pesar de sí mismo y conquistar a la mujer que ama. Este juego oscila entre la tensión y la ironía, el suspenso y sensualidad, ve su momento central en la famosa secuencia del ataque aéreo contra Thornhill quien creen que es George Kaplan.

Una obra maestra construida sobre la tensión, la puesta en escena es la suma perfecta de todo lo que hace grande a Hitchcock, la técnica compositiva, el ritmo del montaje, la ironía de las miradas de Grant, la sensación de indeterminación ligada a un peligro que puede llegar a cualquier parte. Incluso en medio de los campos de Illinois o un ataque desde el cielo, estos elementos hacen que Con La Muerte en los Talones sea más que una película de espías.

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