Cumplí 20 el once del pasado agosto y me siento tontamente vieja e irreflexiva. Veinte años, dos décadas, no es mucho, lo sé, pero cada vez que pienso en lo poco que sé o en lo mucho que he demostrado conocer como incierto, me parece como si hubiera hecho un gran recorrido.
Acabo de empezar mi último año de licenciatura en otoño y no sé hacia donde me dirijo. "Certeza" significa control y claridad, y siempre he conseguido salir a flote desde el centro de la tormenta cuando ocurre. Paso por períodos de miseria aplastante y mucha tristeza, pero finalmente, siempre y de alguna manera logro nadar lejos y fuera de la corriente.
Siempre me siento como si el mundo pudiera tragarme de un momento a otro y creo que por primera vez que me estoy dando cuenta de que no hay ningún tipo de marco, y mucho menos una estrategia de rescate a la hora de trabajar.
Pensaba que sabía lo que quería y cómo mi emocional y racional ser trató, después de años, averiguar qué demonios significa realmente ser humano y por qué yo era parte de la Tierra, pero todo lo que ignoraba y conocía por mi cuenta dejó de tener sentido casi al final de diciembre. Pero a mediados de enero cuando me fui a casa otra vez para regresar a la escuela encontré una especie de equilibrio... otra vez. Llegado abril, me quebré nuevamente a un nivel que nunca había imaginado. Lo que pasa es que ahora, cuando pierdo todo sentido de entendimiento y comprensión del pensamiento racional, emoción y esencia misma del ser, me caigo a una medida tal que, una vez pensé era algo reservado para el arte dramático de un desesperado argumento en un programa de televisión o un libro.
Sujeta a un clavo ardiendo, jugando a la audiencia, rogando a los cielos con la esperanza de salvar cara. Siento como si hubiera aprendido muy poco, pero lo poco que realmente sé es que puedo descubrir las pocas verdades honestas que siempre logro encontrar entre los escombros después de que cada cosa se derrumbó.
Sé que mi familia es la única más grande bendición en mi vida, y que no importa el tiempo, lugar, universo, cualquiera que sea, puedo conceptualizar y entender el amor a través de ellos.
Sé que no todo el mundo tiene una familia en el sentido tradicional de la palabra, o incluso si la tiene, puede ser la cosa más alejada a lo convencional, pero sé que al final todos nos encontramos por lo menos a una persona que nos hace sentir como en casa. No necesariamente alguien en particular o un amante de algún tipo, sino simplemente un alma que no tiene que pensárselo dos veces antes de creer en ti. Sé que la bondad, la consideración y empatía me hace humana, y que sólo a través de y con ellos mi presencia en esta Tierra tiene sentido.
He aprendido que las suposiciones arruinan y erosionan nuestra naturaleza; el beneficio de la duda es la acción humana más simple y más amable que se puede dar a cualquier ser humano. Solo tienes que enseñarte a ver la humanidad que yace en el otro.
Sé que la riqueza, diversidad y variedad de la vida en este planeta no son por accidente, lo necesitamos. Yo no puedo existir sin ti o tus experiencias.
Sé que independientemente de lo que trato de aparentar perdono a casi todo el mundo y a todos los que me ha ofendido, y aunque sé que no es saludable para mí todavía lo hago, y tal vez esté realmente bien. Finalmente sé que eres honesto, amable y cariñoso. Y rezo, porque de alguna manera, encuentre eso dentro de mí.
Lo mejor y con cariño, Myra.
Myra Ali
Islamabad - Pakistán