Para intentar contrarrestar el daño hecho a sus superhéroes en películas como Batman vs Superman y Liga de la justicia, Warner llega ahora con Aquaman, una cinta que nos demuestra que el DCEU puede llevarse por buen rumbo, siempre y cuando los superhéroes de DC sean abordados en solitario y con paciencia, y se deje a los directores actuar sin la rodilla de los productores en el cuello.
Arthur Curry (Jason Momoa) es hijo de un hombre y de Atlanna (Nicole Kidman), reina de la Atlántida. Su naturaleza de semidios le da habilidades especiales, como fuerza sobrehumana, nadar a velocidades supersónicas y comunicarse con la fauna marina. Aunque por derecho puede reclamar el trono de la Atlántida, él rechaza hacerlo para no tener contacto con un pueblo que le dio la espalda por tener sangre humana.
Pero pronto se verá involucrado en la lucha que libran los reinos de los siete mares —quienes pelean por invadir o no la superficie—, pues es el único capaz de recuperar el tridente de Atlan y, con este, restaurar la paz y el orden en el fondo del océano.
La designación de un talento como James Wan en la silla de director en una cinta de superhéroes, es el gran acierto de Warner para hacer de Aquaman una película de grandes ambiciones y ejecuciones puntuales, a pesar del caos que constantemente satura la pantalla.
Su experiencia al frente de películas de horror y acción lo hacen el director ideal para una cinta que requiere secuencias bombásticas y visuales de impacto, producto de una trama que a ratos parece enmarañada (cuando en realidad no lo es).
Aunado a eso, Wan sabe que Aquaman es un personaje que se vería afectado si se abordara bajo un tono serio, y por ello lleva la trama, las secuencias y los visuales al absurdo. Esta es una película basada en un cómic de un individuo que habla con peces, y el cineasta está decidido a explotar tal calidad sin ajustarse a límite alguno.
También se allega del carisma que irradia Momoa y de varias dosis de humor, y el resultado es una película orgullosa de su absurdo, una en la que es notorio que el elenco se divierte interpretando a seres que montan tiburones y camarones gigantes.
El único problema con Aquaman es que hay que dejar que llegue cierta secuencia en el desierto para que el ritmo comience a fluir y la atención del espectador permanezca secuestrada con entretenimiento sin pretensiones y visuales impresionantes.
Aquaman es una épica de fantasía y una cinta de aventuras, una película de acción e incluso una de horror (ojo con la escena que se inspira en el imaginario de H. P. Lovecraft); es el resultado de mezclar El señor de los anillos , Indiana Jones y el Rey Arturo y Excalibur, y de sumergir el batido en el océano. Es un triste recordatorio de que así debía trabajarse desde el principio el DCEU. Aquaman se estrena en México este jueves 13 de diciembre en salas comerciales.