No hay duda de que Picadilly Circus es la plaza más célebre de Londres, aunque no sea mucho más que una encrucijada desprovista de un verdadero plan de conjunto. Un lugar en el que, tanto si se va en coche como a pie, uno se siente atrapado por el barullo sin tener siquiera oportunidad de observar los edificios de alrededor. Aunque sean invisibles, pues desaparecen bajo los gigantescos rótulos luminosos que hacen de la plaza un punto central del Londres nocturno, pero que por el día la desfiguran completamente.
Menos mal que recientemente se han retirado algunos de estos enormes rótulos de neón para poder restaurar las fachadas. Aunque paradójicamente, estas bellezas del siglo XIX, estaban bien protegidas por los enormes cartelones.
En cuanto a la fuente, punto de encuentro de paseantes y excéntricos, ha sido también sometida a una cura de rejuvenecimiento. Hay que decir que el pobre ángel se encontraba en un lastimoso estado, ya que la contaminación había causado estragos en su delicada estructura.
El personajillo en cuestión es conocido como Eros, el dios del amor, pero en realidad es el Ángel de la Caridad Cristriana y recuerda al filántropo conde de Shaftsbury.
¿Pero bueno, quién soy yo para quitar las ilusiones a los que se besan bajo sus alas esperando su bendición de amor?
Camden Town
Es el rastro, así con mayúsculas, con toda la acepción de la palabra; el único sitio donde puedes comprar, comer y un momento después pasear por sus canales.
Contrastes tan sonoros y visuales como la tienda Cyberdog, que ofrece ropa "fluo" de inspiración funky-techno, decenas de galerías de arte y diseño, libros, muebles y antigüedades, comida española, mejicana, vietnamita o cubana, un calendario de eventos que parece interminable e incluye conciertos, teatro o exposiciones callejeras,todo esto y más es Camden.
El área que hoy en día comprende Camden Town fue, hasta el momento que el Regents Canal se construyó para enlazarlo con el Támesis, una vigorosa y fértil zona de cultivos agrícolas. Su pasado como mercado no tiene unas raíces nada profundas, ya que sólo fue en 1972 cuando realmente se empezaron a alquilar los locales que estaban en los bajos de los edificios a algunos artesanos interesados. Con ellos llegaron los demás, anticuarios, vendedores de ropa y zapatos, algún avispado tiracervezas, hasta formar lo que hoy todo el mundo visita y conoce por la considerable calidad de su mercancía.
A ello se sumó la apertura diaria del mercado ( en lugar del domingo como en un principio), la creación de una cercana boca de metro, y una política actual de continua renovación y mejora de todo el espacio que comprende.
Realmente es un mercado para disfrutar, ya que no es el típico que ofrece baratijas traídas de oriente, sino que todo lo que se ve tiene ese aspecto de calidad ( incluido los abrigos de cordero de segunda mano como el que me compré por 12 libras). Es diferente, es único, es Camden.
The Monument, el fuego que todo lo devora
¡Pues vaya!, por fin lo encontramos, después de recorrernos el laberinto de calles de la City, escondido en su pequeña placita y rodeado de los nuevos y brillantes edificios que parecen amenazarlo, pero que en el fondo lo respetan, que para eso es el mas viejo del lugar.
Muchos pasan por su lado y dicen: ¡Bah, sólo es una columna más!. Qué grave error.
Esa "columna" es el monumento que erigió Wren, el arquitecto de San Pablo para recordar el Gran Fuego de 1666 y de ninguna manera carece de importancia. Para aquellos que como yo, adoren las curiosidades, voy a contarles algunas en lo que subimos los 311 peldaños que nos conducirán a la plataforma de observación.
Resulta ser, que la altura de la columna (62 metros) es la misma que la que hay entre su base y el sitio exacto donde se encontraba la panadería donde comenzó el fuego, fuego totalmente accidental, por otra parte, pero que se achacó a la minoría católica ( ésto si que no era accidental ), y exactamente la misma distancia a la que cayó una bomba de gran envergadura durante la Segunda Guerra Mundial sin causarle daño.
Se cuenta que al poco tiempo de inaugurada, un día de mucho viento, un marino que había subido a contemplar las vistas salió volando y aterrizó en una taberna cercana, sin sufrir daño.
No tuvieron tanta suerte, aunque no era su intención tenerla, las otras seis persona que se suicidaron antes de que la plataforma tuviera que ser enrrejada para evitar mas "accidentes" fortuitos.
Y ya estamos en la plataforma superior.
Primeramente se utilizó para realizar experimentos de la Royal Society, pero las vibraciones del tráfico acabaron con ellos y con los nervios de los científicos.
Si miramos arriba, vemos que sobre el tambor de granito hay una bola o una urna, depende de cómo la miremos desde la que brotan unas llamas, todo en dorado, simbolizando el Gran Fuego. Las llamas no se cobraron muchas vidas, pero si que destruyeron miles de viviendas, iglesias e incluso las puertas de la ciudad.
Ahora, la plataforma nos regala una panorámica espectacular no sólo de la City, sino también del Támesis, de la Torre y del barrio de los docks ( muelles).
Así que no es una "columna más".
Tétrica o adorable?
La Torre de Londres es ese famoso edificio simbólico que esconde gran cantidad de historias y leyendas, además de ser un lugar donde han sucedido algunos de los acontecimientos más importantes de la historia de Inglaterra. Situada justo al borde de nuestro querido río Támesis, fue construida en el siglo XI por orden de Guillermo el Conquistador, uno de los reyes más fieros de Inglaterra.
La función de la Torre ha sido muy amplia, ya que ha servido de castillo, de fortaleza, lugar de ejecución y zoológico. Y ya que hablamos de animales, hay que fijarse en los cuervos de la torre, encerrados en su jaula en mitad del patio, Cuenta la leyenda que el día que los cuervos dejen la Torre, Londres sucumbirá ante sus enemigos, así que si vemos un cuervo escaparse corramos a atraparlo. ¡Igual la reina nos hace Par del Reino!
Es inevitable pensar quién ha estado preso o quién ha sido ejecutado entre los gruesos muros del recinto. La lista es casi infinita, pero Ana Bolena es sin duda la más conocida y recordada. Esposa de Enrique VIII y sentenciada a muerte por tener romances con un músico, dos de los mejores verdugos franceses fueron convocados para separar su cabeza del cuerpo. Ahora, su fantasma se deja ver por las almenas de la torre con esa misma cabeza bajo el brazo como si no diera suficiente miedo ya la torre por sí misma.
Actualmente las únicas prisioneras de la fortaleza son las joyas de la corona, pero debemos controlar nuestros impulsos de ladrón de novelas de Agatha Christie, para no codiciar las coronas, espadas, cetros y multitud de objetos de infinito valor para el Imperio Británico que están expuestos al púbico. Entre ellos el Koh-i-Noor, el diamante más famoso del mundo que en 1937 se engarzó en la corona que se hizo para Isabel II. Según parece este diamante está maldito para cualquier hombre que lo posea. Por eso, la todopoderosa Victoria, decretó que ningún hombre de la Casa Real podría poseerlo.
Más fantasmas pueblan estas paredes que joyas guarda la torre; varios se han aparecido a los guardianes de las gemas, incluso uno en forma de oso endemoniado.
No pude ver a ningún Beefeater, los guardianes que nunca podían comer ternera, según el dicho popular, pero el recinto es un compendio de la historia de Londres desde su construcción hasta el presente e incluso con una mirada al futuro, ya que la interactividad de la información de los paneles y guías está a la absoluta vanguardia.