La entrada al Pan de Azúcar se encuentra junto a la Playa Vermelha. El primer bondinho sube al Cerro de Urca.
El Cerro de Urca, primera parada
Hablando de minutos, no tardé más de 25 desde que me dejó el taxi, grabé un par de planos e hice la entradilla para el vídeo (mejor dicho, las entradillas, no vayáis a pensar que me salió a la primera), compré la entrada, hice las colas pertinentes (al menos tres) y me subí al primer bondinho, o sea, el teleférico. La primera parada se hace en el Cerro de Urca (abajo está el barrio de Urca, una joya). Allí tendrás una vista 360 de la ciudad desde 220 metros de altura, además de un restaurante y la opción de dar un paseo en helicóptero por la ciudad. Tras un par de vueltas de reconocimiento y más entradillas, afronté la subida definitiva.
En el Pan de Azúcar, la vista es más espectacular. De un vistazo verás Copacabana y la ciudad esparcida entre los morros.
La niebla acecha en el Pan de Azúcar
Esperé otra cola y, en un visto y no visto, alcancé los 396 metros del Pan de Azúcar, donde la perspectiva de la ciudad es aún más espectacular y menos detallista que la del Cerro de Urca. Cuestión de altura. Ganas perspectiva y también cercanía a las nubes. De hecho, cuando apenas llevaba media hora arriba, nos cubrió por completo una masa gris y todo se oscureció a nuestro alrededor. La niebla nos impedía ver a más de medio metro, así que aproveché la coyuntura para preguntar a un aficionado colombiano si veía así de negro ganar el Mundial (otra cosa no, pero sagaz soy un rato), hice las últimas entradillas y me fui para abajo. En total, 2 horas y 45′ de disfrute máximo en las alturas. ¡Qué gran ciudad es Rio!
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