Third and last part of my Italy trip, when we visited Cinque Terre, Portofino and Venice. You maybe have been to Venice, but Cinque Terre and Portofino are a must see.
Realmente, aunque tenía muchas ganas de conocer Roma, Florencia y Venecia, debo decir que la razón principal por la que quería hacer este viaje era para conocer la zona de Cinque Terre. La había visto en varios blogs de viajes y pintaba tan bien que me moría por conocerla. Así que la tercera etapa de las vacaciones pasamos por aquí. Y no me defraudó en absoluto.
Pero vayamos por partes. El día que salimos desde Florencia hacia Cinque Terre paramos antes en Pisa porque pillaba más o menos de camino y no podíamos perdernos su famosa torre inclinada. Lo curioso es que no tienes que entrar en el centro de la ciudad para verlo, pues la zona en la que están la torre, la catedral, el cementerio, el baptisterio (precioso, por cierto) y el museo es la plaza de los Milagros, a las afueras. Me mataréis si os digo que pasamos alli apenas media hora, pero es que las colas de turistas eran increíbles y sólo vimos todo por fuera e hicimos las fotos de rigor (ni una haciendo como que sujetamos la torre, por cierto, aunque era muy gracioso ver a todo el mundo posando para hacerlo).
Desde Pisa fuimos hasta la zona de Cinque Terre, a 93 km. Cinque Terre debe su nombre a que son cinco pueblos costeros y de pescadores. Todos son muy pintorescos (no hay más que ver la foto que ilustra este post), con casas de colores, cuestas empinadas, pequeños puertos y mucha vida. Como decía, no me defraudaron ni una pizca. Sólo un poco el hotel que cogimos, pero es que fue lo mejor que encontramos que tuviera aparcamiento gratuito y estuviera bien comunicado con transporte público. Y es que, salvo en Monterosso, no puedes entrar a ninguno de esos pueblos en coche. Debes aparcarlo a las afueras, si es que encuentras sitio, y moverte andando. Y entre los pueblos (Riomaggiore, Vernazza, Manarola, Corniglia y Monterosso al Mare) lo ideal es moverte en tren. Hay un bono diario que cuesta 16€ con el que puedes subir y bajar del tren y los autobuses para moverte entre los pueblos. También hay senderos para ir caminando, pero son más bien para gente acostumbrada al senderimos. Pero vamos, que por poder ir andando... se puede. Os cuento un poco de cada uno de los pueblos:
Riomaggiore es el primero que te encuetras llegando desde La Spezia. Muy de pescadores, no es el más bonito (que lo es) pero tiene bastante animación. De allí me quedo con los cartuchos de pescado frito que venden en algunos puestos para comerlos en la calle con una buena cerveza italiana. Las mejores fotos de Riomaggiore se sacan desde abajo del todo, en el puerto.
Después de Riomaggiore el siguiente pueblo que se encuentra es Manarola. Para mí, el más bonito. Tiene un pequeño paseo que va bordeando la costa por el que llegas a varios puntos desde los que hacer fotos tan bonitas como esta:
El tercer pueblo, Corniglia, es el único que no está tocando el mar, sino en el interior. Por eso, después de llegar a la estación de tren, hay que coger un autobús que te lleve al pueblo. Es más de montaña -me recuerda un poco a Patones, en Madrid, aunque más colorido-.
Después está Vernazza, del que es de mi Instagram, con un pequeño puerto desde el que salen muchos barcos de recreo. Allí cenamos una noche en un restaurante súper cuco una bruschetta, unos mejillones y una pizza deliciosos.
Y por último está Monterosso al Mare, el más grande y accesible de los cinco pueblos. Si volviese a ir a Cinque Terre me alojaría allí sin dudarlo, aunque me temo que también debe ser el más caro de todos. Allí sí que hay una playa para bañarse (en los otros no), un paseo marítimo, puestos de fruta en la calle y tiendas de alimentación con productos de la zona. Para nuestra segunda y última noche en Cinque Terre, compramos en una de ellas queso pecorino, mortadela de aceitunas, pan, tomate, melocotones y vino, y cenamos en el hotel como reyes. Lo que más me llamó la atención de Monterosso fue la increíble estatua de un gigante que había en plena playa:
En fin, Cinque Terre, y es la tercera vez que lo digo, merece muchísimo la pena. Eso sí, creo que con dos días allí es suficiente porque los trayectos en tren entre los pueblos son de 5-7 minutos, así que da tiempo de sobra a ver todos dos y tres veces.
Nuestra siguiente parada fue la zona de Portofino, a 100 km. En lugar de alojarnos en ese pueblo, lo que es prácticamente imposible por disponibilidad y por presupuesto, nuestro hotel estaba en Rapallo, a pocos kms en coche. De hecho, está Rapallo, luego Santa Margherita Ligure y después Portofino.
[Mono: Primark. Alpargatas: La Tienda de Valentina] Los tres pueblos son costeros pero más de vacaciones que los de Cinque Terre, con el consiguiente nivel más alto de comercios, restaurantes, hoteles, comunicaciones... Muy bonitos los tres, se puede comprar un billete diario por 11€ para un barco que va parando en cada uno de ellos (y en San Fruttuoso, que sólo tiene una pequeñísima playa, un bar y una iglesia, y no exagero, pero es muy bonito), y te subes y bajas cuando quieras, y merece mucho la pena porque aparcar es un suplicio (de hecho, una noche íbamos a cenar a Portofino y tenían el acceso cortado porque ya no cabían más coches).
[Vestido: Primark. Camiseta: Zara. Bolso: Day a Day] Mi resumen de esa zona es que en Rapallo comimos muy bien y hay unos muelles para bañarse súper pintorescos y bonitos, Santa Margherita es la que ofrece más posibilidades de tiendas y restaurantes, y Portofino es precioso pero muy pequeño (eso sí, con tiendas de Dior, Prada, Louis Vuitton...). Creo que hay que visitarlos una vez en la vida.
Por último, nuestra etapa final fue Venecia. Desde Rapallo salimos bien temprano para recorrer los 395 km que nos separaban del aeropuerto Marco Polo, donde debíamos devolver el coche de alquiler, y desde allí cogimos un bus a la ciudad de los canales. No os voy a contar todo lo que hay que ver en ella, que es mucho, pero sí que os doy mis principales recomendaciones:
-Ropa y calzado siempre cómodos. Venecia es una ciudad relativamente pequeña pero se camina mucho y se dan muchos rodeos (cuando quieres cruzar un canal pero no hay puente, no te queda más remedio que caminar hasta que puedas hacerlo, y subir y bajar de los vaporettos también es mejor hacerlo con zapatos planos).
[Shorts: Primark. Camiseta: Stradivarius. Chaqueta de encaje: Primark. Alpargatas: La Tienda de Valentina. Bolso: Altea]
-Hay que dejarse llevar, callejear y descubrir rincones secretos y preciosos, que hay muchos:
[Puertas preciosamente talladas]
[O la calle más estrecha de toda la ciudad]
-Hay que ir a Burano, un pueblecito en una isla donde se trabaja el cristal soplado de una manera increíble, y además disfrutar de todas sus casitas de colores, perfectas para unas fotos:
[Camiseta: Primark. Pantalones: Sfera. Alpargatas: La Tienda de Valentina. Bolso: Altea]
-Hay que moverse en vaporetto (junto a la estación de trenes venden bonos para 24 y 48 horas) y ver atardeceres tan espectaculares como este:
-Y, por último, hay que hacer por una vez una turistada y tomarse un café en la Plaza de San Marcos. Aunque nos cobren 10€ (yo me tomé una copa de helado de chocolate que costaba 14€ y me los gasté con mucho gusto). El ambiente, el entorno, los músicos, las vistas... Todo, todo, merece la pena el gasto, aunque sea una vez en la vida.
En fin, aquí termina mi resumen de un viaje maravilloso que llevaba mucho tiempo queriendo hacer. Espero que os sea de ayuda si algún día tenéis pensado ir a Italia, y no dudéis en pedirme más datos si los necesitáis, que os los doy encantada.
Una última cosa que sí quiero recalcar del viaje es que, en muchas ciudades, hay que pagar una tasa turística por persona y día en el hotel que va aparte de lo que cuesta la estancia. En Roma son 6€ por persona y día, en Cinque Terre son 2€, en Florencia y Rapallo no tuvimos que pagar nada... Pero es algo a tener en cuenta en nuestros presupuestos.
¿Qué os ha parecido mi viaje? ¿Soy una pesada con un post tan largo? ¿Alguna recomendación para mi próxima escapada, un lugar del mundo que no pueda perderme?