Hace ya bastantes años, una excompañera de trabajo me habló del Cabo de Gata. Ella había pasado allí sus vacaciones y me estuvo contando lo mucho que le había entusiasmado. Recuerdo que tras esa conversación delante de la máquina del café, me dije a mí misma que tarde o temprano tenía que ir conocer esa región. Aunque ha sido más tarde que temprano, al fin me decidí este año y me compré unos billetes a Almería.
Fue mi pareja la que me sugirió este destino, y la verdad, no pudo dar más en el clavo. Primero porque tenía mar y yendo a finales de septiembre, aún podríamos bañarnos en la playa aprovechando las buenas temperaturas. En segundo lugar, porque en esta época del año la marabunta de turistas ya ha desaparecido y todo está más tranquilo. Y por supuesto, y no por ello lo menos importante, el Cabo de Gata tiene paisajes de postal y una gastronomía de primerísimo nivel. Tengo que decir, que a pesar de las buenas referencias, el viaje ha superado con creces mis expectativas.
Nos alojamos en una casa particular en El Pozo de los Frailes, una pequeña población a tocar de San José, la localidad más grande y mejor ubicada para visitar el Parque Natural. Una vez instalados, establecimos una rutina para podernos organizar mejor con Gala. Por la mañana, íbamos un par de horas a la playa, luego comíamos en algún restaurante, volvíamos a casa a dormir la siesta o a descansar, y por la tarde hacíamos alguna visita, veíamos la puesta de sol y cenábamos algo improvisado. El Cabo de Gata nos ha parecido un destino ideal para irse de vacaciones con un bebé, porque a pesar de que en la mayoría de restaurantes no tenían ni trona ni cambiador, te acabas apañando y en el fondo te das cuenta de que tampoco son artilugios imprescindibles.
Respecto a las playas en las que nos bañamos, una de las que más nos gustó fue el Playazo de Rodalquilar, muy accesible para ir con niños y en un entorno natural maravilloso. También estuvimos en Mónsul, aunque ese día nos hizo mucho viento y no estuvimos del todo a gusto; en la playa de Genoveses, en la Cala del Plomo, y en la playa de San José, menos bonita pero es muy cómoda para el baño. También visitamos la playa de las Negras, la de Agua Amarga, la de la Almadraba de Monteleva y la de la Isleta del Moro. Nos quedamos con las ganas de ir a la Playa de los Muertos y a Cala Enmedio, pero había que caminar un buen trozo para acceder a ellas y al ir con Gala preferimos ser más prácticos.
Imágenes: Toc Toc Vintage
Una de las actividades que más hemos disfrutado con la pequeñaja es ir a ver la puesta de sol. Una de las más espectaculares la pudimos contemplar en el Arrecife de las Sirenas. Bajamos por un sendero hasta la orilla del arrecife donde hay un pequeño embarcadero y también es posible bañarse. Otro punto imprescindible para ver atardecer con unas vistas impresionantes es el Mirador de las Amatistas. Tuvimos la suerte de estar solos, convirtiéndose en uno de los momentos más especiales del viaje. También nos gustó mucho el paisaje de Los Escullos, donde hay una antigua fortificación, y que con la luz rojiza de última hora de la tarde, adquiere unos preciosos tonos dorados. Y un enclave espectacular, de esos que no aparecen en la guías pero que nos chivó el propietario de la casa que alquilamos, es la terraza del bar El Refugio, en Cala Higuera, muy cerca de San José, y de muy fácil acceso.
Respecto a los pueblos, los que más nos gustaron fueron Rodalquilar, Agua Amarga, Níjar, y ya fuera del Parque, Mójacar, a una hora en coche desde San José. Mención especial para la Isleta del Moro, donde además comimos el mejor pescado de la zona en el restaurante de El Hogar del Pensionista, que como su nombre indica es un local para jubilados pero que los fines de semana se pone hasta arriba de gente para comer.
Otro de los motivos por los que hemos vuelto encantados con el Cabo de Gata ha sido nuestro alojamiento, al que he decidido dedicarle un post a parte. Pero eso será el próximo viernes.
P.D. Si os interesan más recomendaciones sobre la zona, el blog La Bici Azul publicó recientemente una guía muy interesante.