Podemos pasar días sin comer, beber o dormir, pero no sin respirar. Si dejásemos de hacerlo aproximadamente cinco minutos, moriríamos. Respirar es mucho más que llevar oxígeno a los pulmones y eliminar dióxido de carbono, es imprescindible para el drenaje linfático y la desintoxicación del organismo.
Respirar
La respiración es nuestra primera fuente de energía: ayuda a controlar el estrés y aclara la mente en momentos difíciles, alivia el dolor y libera la tensión muscular, mejora la concentración y actúa como un vínculo con el espíritu, es la sincronización del cuerpo y de la mente. Solo el cerebro necesita tres veces más de oxígeno que el resto del cuerpo.
Esta práctica automática de inspirar, retener y expirar resulta vital para vivir. ¿Sabías que inspiramos y expiramos entre cinco y seis litros de aire por minuto? Una cifra que oscila entre los 7.200 y 8.600 litros cada 24 horas. Para que te hagas una idea, realizamos unas 21.000 respiraciones al día.
Proceso de respiración
Curiosamente, una gran mayoría usa tan solo el 30% de su capacidad respiratoria. En lugar de expandir y llenar los pulmones de aire, lo hace de manera superficial. Esto provoca dolores de cabeza, ansiedad, estrés y un funcionamiento pobre de todo el organismo.
Cuando estamos resfriados y no podemos respirar por la nariz aparecen síntomas de sequedad, picor o malestar en la función respiratoria. De ahí la importancia de respirar por la nariz, ya que actúa como filtro del aire.
No te olvides de respirar conscientemente, al menos, un minuto al día. Con una respiración consciente mejoras tu estado físico y emocional.
Respirar conscientemente aporta múltiples beneficios