Monumentos románicos, sirenas de doble cola, bodegas y una frondosa arboleda en el recorrido por las orillas del este río
Texto y fotografías: JAVIER PRIETO GALLEGO
Mal que le pese a Góngora, el río Esgueva es mucho más que una cloaca de aguas estancadas. Puede que esa fuera exactamente la imagen del río en el momento en el que Góngora pasó por Valladolid, ciudad fétida donde las hubiera como consecuencia de una población acostumbrada a verter todo tipo de detritus al Esgueva y la costumbre del río de crecer repentinamente inundando el casco urbano de Valladolid extendiendo a su vez por doquier la porquería que anteriormente había sido vertida en él.
Tanto que sus riberas ven engordar, según los tramos, el cuerpo de las choperas que velan sus orillas hasta conformar pequeños bosquetes de frondosas inimaginables en el tramo final del río. Y lo mismo pasa con su cauce, tan alegre y revoltoso al paso de algunas poblaciones burgalesas que hasta se le asoman sirenas de doble cola, tan abiertas de piernas escamosas que lo que escama en realidad es que la autoridad eclesiástica competente no viera en ellas a la madre de todas las tentaciones carnales. O puede que esa fuera la razón de su existencia.
Por suerte, para evitar pérdidas de rumbo irreparables, el paseante de hoy cuenta con la señalización del sendero de pequeño recorrido PRC-BU 76, que en apenas 7 kilómetros propicia una paseata tan encantadora que no echara en falta otras tentaciones mundanas.
Quinientos metros después de pasar junto a la valla de una propiedad con perro el camino desemboca en otro más ancho que hay que tomar a la izquierda justo hasta el puente sobre el Esgueva. Aquí, sin cruzarlo, basta tomar el que corre pegado a la orilla izquierda del río hasta la misma localidad de Santibáñez. Dado que la señalización del sendero se salta uno de los puntos de mayor interés, la ermita románica y su portada, una opción es tomar el primero de los puentes que encontremos al llegar a Santibáñez y atajar hasta ella.
El regreso a Cabañes se hace por lo alto del páramo, localizando en Satibáñez la calle de las Eras. Seiscientos metros después de abandonar el pueblo por el camino rural asfaltado que nace de ella toca desviarse por el camino más marcado de los dos que nacen a la izquierda en una marcada curva. Cuatrocientos metros después el camino correcto es el que discurre por el fondo de un vallejo recién nacido y que, conduce, ya sin pérdida, hasta el punto de partida.
En marcha. Hasta Cabañes de Esgueva puede llegarse desde Valladolid o Palencia tomando poco después de Tórtoles de Esgueva la BU-113. Desde Burgos se llega por la A-1 hacia Madrid tomando el correspondiente desvío.
El paseo. El PRC-BU 76 es un itinerario circular señalizado con marcas amarillas y blancas que recorre uno de los tramos mejor conservados de la ribera del Esgueva, entre las localidades de Cabañes de Esgueva y Santibáñez de Esgueva. El recorrido, de unos 7 km, puede realizarse en 1,5 horas. No presenta ninguna dificultad. Es prácticamente llano, excepto la subida a Santibáñez. Puede hacerse con niños, en cualquier época del año. También en bicicleta.
Puedes descargar AQUÍ el track para GPS.
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