Aún no entiendo cómo no he hablado todavía en mi #madridparaprincipiantes del Rastro, porque sin duda no hay plan más castizo que pasar una mañana de domingo trasteando por sus puestos. Creo que la razón principal de no haber escrito aún es porque cada vez que voy lo descubro un poco más y siempre estoy esperando a tener toda la información para poder contaros los mejores sitios con todo lujo de detalles. A estas alturas y tres años después, tengo claro que ese momento no va a llegar, es demasiado grande, cambia constantemente y hay muchísimos locales que merecen la pena. Así que afrontando el hecho de que nunca seré una experta, hoy os cuento lo que para mí son mis rutas imprescindibles.
Punto número uno, si queréis aprovechar el día al Rastro hay que ir temprano, así que la primera parada es un buen desayuno. Después de probar muchas opciones, nosotros nos quedamos con Martina Cocina, en plena plaza el Cascorro, porque el local es ideal y los precios no son desorbitados (dejamos de ir a Naranjas de la China que también está muy bien porque el domingo no hacen precio de menú de desayuno y eso en Madrid es un crimen... el local es maravillosos, pero nunca máis...). Lo mejor de Martina es que la bollería no es industrial, el pan de las tostadas está de muerte, y si tenéis mucha hambre, no dudéis en pedir uno de sus sandwiches, buenísimos. Y aunque es cierto que no es fácil encontrar sitio, si os da pereza compartir su mesa común, en la parte de abajo, que es como una pequeña cueva, suele haber siempre alguna mesa libre.
Con el estómago lleno ya hay fuerzas para empezar a caminar. Y para que os hagáis una idea clara, ya que esto no deja de ser una guía para principiantes, hay que aclarar que el Rastro se divide en dos, el mercadillo que se monta cada domingo y las tiendas que siguen funcionando a lo largo de la semana. A mí del mercadillo sólo me interesan los puestos de antigüedades que empiezan en la plaza General Vara del Rey, el resto no dejan de ser puestos de ropa como cualquier otro mercado callejero.
Pero en estos puestecillos de calle hemos encontrado maravillas como nuestro globo terráqueo de los años cincuenta o algún flexo que después de limpiar concienzudamente resultó todo un hallazgo. Hay de todo, desde sillas Thonet, cámaras antigüas, balanzas, monedas, cajas de lata... Si estás muy atento, encontrarás algo seguro y a precios increíbles. No dejéis de pasar también por la tiendecilla de maletas que está en una de las esquinas de la plaza y donde encontraréis maravillas (soy muy fan de sus sombrereros, con un poco de papel y chalk paint tienen que quedar como nuevos!!)
Después de esta visita obligatoria ya podemos alejarnos un poco de los gritos de "bragas a un euro" y pasear por la calle Santa Ana, mucho más tranquila y donde hay una serie de tiendas con muebles vintage suficientes para llenar varias wish list :-). Mis imprescindibles son Non Vacui, Igloo Vintage (creo que no hay nada en esta tienda que no me llevaría a casa...), La Brocanterie, donde tienen unas lámparas Jieldé que llevan mi nombre :-) (algún día serán mías.).
Para no volver a encontrarnos con la muchedumbre, es mejor bajar por la calle de Bastero y curiosear por las tiendecillas más antiguas, y no dejar de entrar en Colindante, donde además de muebles vintage puedes encontrar creaciones de artistazos como Abe the Ape y sus platos que ya son todo un icono.
Después solemos dirigirnos a la esquina de la calle Carnero, para entrar a curiosear en Lou & Hernández, bajar por la calle Arganzuela, parar en Galaxisaurio (donde puedes pasear por tu infancia, comprar algún juguetes antiguo y de paso vender todos aquellos que ya no quepan en tu casa). Volver curiosenado los puestos de la calle Mellizo hasta llegar a Old School Rastro.
Y para finalizar dar un paseo por las "Nuevas Galerías" de la calle Curtidores, una especie de corrala llena de tiendas con muebles maravillosos, eso sí, ya no aptas para todos los bolsillos... y prácticamente en frente encontraréis Barataria, justo en la entrada de las galerías Piquer (también merece la pena dar una vuelta por aquí).
Por supuesto, el Rastro es un mercado que tiene de todo, así que dependerá mucho de vuestras aficciones que encontréis vuestras tiendas preferidas, hay tiendas sólo de ropa de montaña, otras de accesorios para mascotas, hay tiendas incluso especializadas en sifones y una librería maravillosa de libro viejo. Nosotros por ejemplo, siempre pasamos por Fotocasión, la tienda de fotografía de la calle Curtidore, es visita obligada, sí o sí.
Y después de tanto caminar, no se puede finalizar una visita sin pasar por El Capricho Extremeño, ese rincón chiquitillo de la calle Carlos Arniches, donde una familia de lo más castizo reina (con mucho arte) detrás de una barra con las mejores tostas de pulpo de Madrid (las demás tampoco están mal, pero la de pulpo está de muerte). No hay visita al rastro sin pasar por este local, a pesar de lo lleno que esté, no suele ser difícil hacerse un hueco hasta la barra y bien merece la pena intentarlo :-).