Resulta que ayer por la noche, antes de irme a dormir, encontré por internet el nuevo trailer (y póster) de una de las películas de miedo más esperadas del momento: Annabelle. Esta producción del maestro contemporáneo del terror (James Wan; director de, entre otras, Insidious) no es más que una especie de precuela a su reciente Expediente Warren por el simple hecho de que nos introduce en la historia de la terrorífica Annabelle: esa feísima - y enorme - muñeca que atormentaba a algunos de los clientes del matrimonio Warren. Sin embargo, y a pesar de los excelentes antecedentes que tiene este nuevo filme, no me apetece nada de nada verlo.
Puede que la diabólica muñeca contase con una presencia bastante aterradora e inquietante en el último gran éxito de Wan (porque sí: me niego rotundamente a decir que Insidious: Capítulo 2 fue un éxito), pero no creo que Annabelle vaya a alcanzar el podio al que las dos joyas de terror de Wan (sin contar con la perfectísima primera entrega de la saga Saw) llegaron. El hecho de que la insidiosa conducta del director para hacer caja le llevase a estropear la historia de una de mis películas de miedo favoritas con una secuela que era, cuanto menos, aburrida, junto al estúpido detalle de que el director de este nuevo largometraje no me inspira nada de confianza (sólo ha ejercido como director en un filme de Mortal Kombat y en El Efecto Mariposa 2), hacen que esta apresuradísima película cuente con cero expectativas por mi parte.
Ojo, eso no quiere decir que no la vaya a ver. Uno nunca sabe nada.
Jon Snow.
Jerry